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Opinión: ni ver, ni oír, ni participar

Barbara Wesel (RMR/DZC)25 de agosto de 2015

Una política común en materia de asilo es ahora la meta política más importante en Europa; la participación de los británicos, como con otras crisis, brilla por su ausencia, opina Barbara Wesel.

Imagen: picture alliance/PA Wire/Laura Lean/

Es realmente especial la aportación británica para solucionar la crisis migratoria: condenar en el futuro a trabajadores ilegales y a sus empleadores; estos son verdaderos negreros que se han ganado la cárcel. Pero los trabajadores ilegales, que sobreviven en bares, talleres y en la agricultura, ¿se les debería tratar también así? El hecho es que esta medida pone en peligro la red clandestina puesta en marcha hace mucho tiempo por sirios, afganos e iraquíes en Gran Bretaña y que atrae a sus compatriotas. Por lo que esta política tiene una lógica interna: al primer ministro británico le parece bien todo lo que pueda espantar a los refugiados. También es parte del mismo concepto que haya más policía y más vallas en Calais, como se acordó la semana pasada.

Gran Bretaña se aísla

El Canal de la Mancha mide solo 34 kilómetros de ancho, pero la mentalidad actual reinante en la isla parece ser de un país alejado a miles de kilómetros en el Atlántico. Y en la crisis de los refugiados se refleja claramente: Londres no aporta nada constructivo. En 2014 solo acogió a una séptima parte de los refugiados de la que recibió Alemania.

El objetivo de Cameron es reducir la cifra de refugiados. Cuando se trata de solidaridad de repartición en Europa, Gran Bretaña brilla por su ausencia. Si Italia y Grecia piden ayuda, Gran Bretaña tampoco reacciona. Si la Comisión de la UE propone medidas comunes, mira para otro lado. Esta es la política de los malos vecinos, y esperemos que algún día se les venga el problema encima. En Europa son muy cautelosos con la postura de constante rechazo y de peticiones particulares de los británicos. El ministro de Finanzas finlandés, Alexander Stubb, dijo recientemente que no podría imaginarse una Europa sin Gran Bretaña. ¡No es que (Gran Bretaña) no mire para otro lado, es que no está ahí cuando hay que estar!

Adiós, Europa

Sobre la crisis griega, Londres se permitió todo tipo de comentarios, por ejemplo, Alemania debería pagar. Desde hace años, la colaboración británica con otras crisis europeas y temas de política exterior es nula: en Ucrania, en la reconstrucción de los Balcanes, en la liberación de Libia, en Irak, en la guerra civil en Siria o con las nuevas relaciones con Irán. Cameron solo se involucra si solo es por el interés de su país. Y su Gobierno piensa que nada es de interés si no sirve a la economía británica. Derechos humanos, compasión y responsabilidad son palabras que parecen haberse tachado de la política británica.

Cameron comenzó con su gira otoñal en la que promociona sus propuestas y reformas para Europa. El único objetivo de su agenda parece ser el referéndum sobre la salida de su país de la UE. Él preferiría reconvertir la UE en una unión de aduanas, en la que cada país actúe como quiera. Y aquí podríamos aprender de los británicos y responder a sus exigencias con un no. ¡No vamos a dar un paso atrás en la Unión Europea!

Barbara Wesel, corresponsal de DW en Bruselas.
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