Para nadie es un secreto. La Gran Coalición que gobierna en Alemania no es sino un matrimonio por conveniencia entre dos opciones políticas de ideario contrastante –la democracia cristiana y la socialdemocracia- que en circunstancias normales difícilmente pensarían en asociarse.

Es por ello que hace poco más de un año, cuando se formalizó la cohabitación gubernamental entre la Unión Cristianodemócrata (CDU) y el Partido Socialdemócrata Alemán (SPD), no faltó quien augurara corta vida al gobierno surgido luego de que Gerhard Schröder perdiera el voto de confianza en el Bundestag, y con ello la viabilidad de su gobierno.

Días contados

Es un hecho que, con este primer año, la Gran Coalición ha durado más de lo que muchos creían. Sin embargo, este fin de semana surgieron indicios de lo que podría ser el principio del fin para este gobierno. Por una parte, la CDU se prepara para realizar este lunes una asamblea nacional en la que, previsiblemente, se nombrará al futuro vicepresidente de ese partido. El hecho será visto como nombramiento anticipado de quien dirigirá a los cristianodemócratas cuando llegue a su fin el liderazgo partidista de Angela Merkel.

Al mismo tiempo, los socialdemócratas parecen desmarcarse de su actual socio de gobierno. Según anunció el presidente del SPD, Kurt Beck, ese partido emprenderá una profunda reflexión que desembocará en nuevas líneas programáticas. Se adelanta que el SPD pretende recuperar una agenda social más acorde con su condición socialdemócrata. Esto ya se puede ver en las declaraciones del propio Beck –posible candidato a la cancillería-, quien pronunció este sábado dos palabras poco escuchadas a lo largo del último año: Estado Social.

Beck advirtió que las estructuras sociales del Estado no deben desaparecer. Permitirlo, dijo el político, equivaldría a perder nuestro espíritu socialdemócrata. Con esta declaración, el SPD parece poner límites precisos a su relación con la CDU. Aunado a ello, el jefe de la socialdemocracia alemana lanzó una propuesta para que los empleados tengan una mayor participación en las ganancias que generan las empresas en las que trabajan.

El factor verde

Por si todo esto fuera poco, la coordinadora de la fracción de Los Verdes en el Bundestag, Renate Künast, abrió la posibilidad de que ese partido establezca una alianza con la CDU. "La cristianodemocracia ha evolucionado, y ha dejado de ser un fantasma que nos provoque rechazo". La actual vicepresidenta de la CDU, Annette Schavan, dijo a su vez que su partido debe intensificar el intercambio de ideas con Los Verdes.

Está clara, pues, la dirección tanto de los elogios como de los distanciamientos. Los cambios políticos, si es que se producen, responderían también a los resultados de las encuestas más recientes. Pese a los excedentes fiscales anunciados para éste y el próximo año, el sentimiento general de la población hacia la Gran Coalición es el desencanto.

El titular del pasado viernes en el diario Kölner Stadt Anzeiger lo decía claramente: "El auge económico pasa por alto al pueblo." De acuerdo con las encuestas más recientes, la mayoría de los alemanes piensa así, y está insatisfecha con los resultados de este gobierno. Por ello, las declaraciones y posicionamientos de este fin de semana podrían constituir el inicio del fin para la Gran Coalición.