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Gran Irán, pequeño Yemen

Kersten Knipp (JAG / RML)27 de marzo de 2015

Teherán y Riad se disputan su influencia en Yemen, en una carrera en la que Arabia Saudita podría terminar rodeada de aliados de Irán.

Bildergalerie Sanaa nach den saudischen Luftangriffen
Imagen: Fadhl M. Alamdivia

Mohammad Javad Zarif, ministro de Exteriores de Irán, lo dijo con toda claridad. Las acciones militares saudíes tienen que cesar, aclaró tras el ataque de la coalición liderada por Riad a las posiciones de los hutíes en Yemen, pues solo sirven para aumentar la tensión en la región.

En la noche del jueves, la coalición formada por estados suníes atacó posiciones de los hutíes en Saná y la provincia Amra al norte de Yemen. Por lo menos 39 personas murieron desde el comienzo de los ataques, acción que Arabia Saudita justificó como apoyo al presidente legítimo Abdo Rabu Mansur Hadi.

Sin embargo, para Irán la lectura es diferente. Según el presidente de la comisión parlamentaria de Exteriores y Seguridad Nacional, Mansour Haqiqatpou: “Arabia Saudí inició un `gran juego de azar´ que perderá con seguridad”. Las palabras se refieren a “El gran juego” (The great game), en referencia a la carrera de los estados coloniales europeos por la hegemonía en Asia y Oriente Medio en el siglo XIX. Y el añadido de Haqiqatpou, “de azar”, alude a que garantiza un final seguro a la carrera iniciada por Riad.

Perdida de influencia

Pese al apoyo de Washington, la política exterior saudí no fue muy hábil los últimos años. Entre el tira y afloja con Siria, Irak y el Líbano, Riad tuvo que ceder ante Teherán y ahora estos tres países están aliados con Irán, una situación alarmante para los sunitas de la zona, que temen perder su influencia.

“Irán sabe como jugar con las fobias árabes”, escribía el diario Foreign Policy sobre la eterna lucha entre sunitas y chiitas. Aunque Teherán niegue su actividad militar en Yemen, entre los árabes el escepticismo aumenta. “Un parlamentario iraní declaró el año pasado que tres capitales árabes estaban bajo control del Teherán. Es de temer que Saná sea la cuarta“, escribía Foregin Policy.

Para el politólogo Walid al Saqaf, de la universidad de Estocolmo, estos temores son fundados. Siria, Líbano e Irak realmente están bajo la órbita de Teherán. Y nada más llegar al poder, los hutíes establecieron una conexión aérea de 28 vuelos semanales entre Yemen e Irán. Antes, no existía ni uno.

Ahora, estados sunitas sospechan que el transporte aéreo también se usó para armas. Un hecho difícil de probar, al igual que las actividades militares de Irán que, oficialmente, solo participa en Siria y en Irak con tropas de élite frente al Estado Islámico.

Una posición incómoda

Si continúan sus operacione contra los hutíes, Arabia Saudita podría verse en una posición incómoda. Con los aliados de Irán tanto al norte como al sur del país, estaría rodeada de chiitas. Además, también debería preocuparse por posibles acciones militares de los hutíes. Con su poder en Yemen, podrían llegar a controlar parte del tráfico marítimo internacional en la llamada ”Puerta de las lágrimas”. Este estrecho de menos de 30 km sirve de entrada al Mar Rojo, que a su vez se conecta por el canal de Suez con el Mediterráneo. Una vía muy transitada por barcos petroleros que abastecen a Europa.

Aun así, el interés que pueda tener Irán en este conflicto es cuestionable. Ahora que las negociaciones atómicas entraron en la ronda decisiva, todos los participantes tienen interés en llegar a un acuerdo y tratar de aumentar su influencia en Yemen no sería favorable. Después de muchos años sufriendo el embargo, una actitud conflictiva de Irán podría prolongarlo y eso seguro que no le interesa a Teherán.

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