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Grecia, a vueltas con la deuda

6 de febrero de 2012

La “Troika”, junto con representantes de la Unión Europea, del FMI y de la Banco Central Europeo, negocia con los griegos un recorte de su deuda. El problema reside en las contrapartidas que exigen los acreedores.

Lucas Papademos, presidente de Grecia, reunido con líderes de diversos partidos políticos
Lucas Papademos, presidente de Grecia, reunido con líderes de diversos partidos políticosImagen: Reuters

Los sacrificios para los griegos para pagar su deuda son altos. Entre otros, los trabajadores tendrían que renunciar a un cuarto de su sueldo. El salario mínimo quedaría reducido y se suprimirían 150.000 puestos de funcionarios públicos.

“El recorte de la deuda es inevitable”, dice Michael Haliassos, economista de la Universidad de Fráncfort. “El Estado deberá pagar menos, pero el pueblo tendrá menos dinero en el bolsillo. “Se ha hecho demasiado hincapié en ajustar salarios y subir impuestos", dice Haliassos en entrevista con DW, "pero hemos olvidado crear las condiciones adecuadas para conseguir crecimiento económico”.

Michael Haliassos, profesor de Macroeconomía de la Universidad de FráncfortImagen: Goethe Universität Frankfurt

La exportación griega no existe

Para Haliassos, el problema de Grecia es que no exporta. El país vive del turismo y no ha realizado inversiones necesarias. Los recortes de salarios y las subidas de impuestos no son la solución para reflotar la economía”, dice este economista de Fráncfort. “Se debe facilitar el camino a los inversores y fundar empresas exportadoras en Grecia”. Haliassos cree que esa es la clave para salir de la crisis, pero no ha visto ningún movimiento en ese sentido.

Si se echa un vistazo a la bolsa griega, la ausencia de exportaciones queda patente. Una firma embotelladora de bebidas y una casa de apuestas deportivas son las empresas que más cotizan. “Ni rastro de firmas de mercancías exportables”, dice este economista de origen griego. “Los hoteles no se pueden exportar”.

Sin impulso de la política

También resulta problemático el hecho de que el clima inversor es nefasto en estos momentos. “No solo resulta imposible conseguir inversores para el país, sino que además se saca dinero fuera”, explica Haliassos. “Es vital que los políticos creen las condiciones adecuadas para fabricar productos de calidad que se puedan exportar”.

Pero contar con los políticos en estos momentos es imposible. “A la mayoría de ellos solo le interesa ganar las próximas elecciones, así que trata de no herir a su posible electorado”. Y las próximas elecciones son en el mes de abril.

Un aparato estatal ineficaz

Un obstáculo aún mayor son las altas cifras de empleados públicos: alrededor de 1,1 millones de trabajadores son funcionarios. La población total griega es de 10 millones. Se calcula que, aproximadamente, un cuarto de los empleados del país son pagados por el propio Estado, directa o indirectamente. Y en ello se emplea una gran parte de los impuestos recaudados. No se los puede despedir, porque la mayoría tienen contratos fijos.

La bancarrota amenaza a Grecia si se interrumpen las actuales negociaciones. Los acreedores privados van a tener que prescindir de un 70 por ciento de lo que se les debe. Y crece en Europa la crítica a los helenos.

Autor: Arne Lichtenberg/MS
Editor: Enrique López

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