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Grecia: batalla contra el tiempo

Jannis Papadimitriou (JOV/ER)17 de abril de 2015

Por lo pronto, no se avizora un acuerdo entre el Gobierno griego y sus acreedores internacionales. Pocos en Grecia parecen entender la gravedad del caso.

Este graffiti expresa la atmósfera de depresión que se siente en algunos barrios de Atenas.
Este graffiti expresa la atmósfera de depresión que se siente en algunos barrios de Atenas.Imagen: Louisa Gouliamaki/AFP/Getty Images

El ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schäuble, apareció de nuevo en todas las portadas de los diarios griegos. Su franca advertencia pública: Atenas debe presentar una solución al conflicto con los prestamistas, hasta finales de junio. Un anuncio que ha sido interpretado de varias formas.

Según el economista, y pesimista, Aggelos Tsakanikas, jefe del Instituto de Economía de Atenas IOBE, "urge un acuerdo con los prestamistas, ya que la incertidumbre actual es veneno para la economía". Su instituto advirtió la semana pasada de "consecuencias dramáticas" en caso de una salida de la zona euro. En julio y agosto próximos Grecia debe cumplir enormes obligaciones de pago que probablemente no podrá cumplir sola.

Según Panayotis Petrakis, optimista profesor de economía de la Universidad de Atenas, hay señales positivas: "Después de todo, el Banco Central Europeo ha incrementado los préstamos de emergencia para los bancos griegos. Además, de la advertencia del ministro alemán de Finanzas se desprende que hasta el 30 de junio aún es posible una solución”, dice Petrakis, y advierte que “es cierto que la liquidez del Estado griego es muy limitada. Y el que varias instituciones gubernamentales depositen su capital en el Banco de Grecia, alivia la situación pasajeramente, pero aumenta la deuda pública a mediano plazo”.

Nadie cuenta en Atenas con que se llegue a un acuerdo con el FMI antes de la próxima reunión del Eurogrupo el 24 de abril en Riga. Christine Lagarde, directora del FMI,rechaza cualquier pago anticipado a Atenas. Y esta tendencia podría continuar en abril.

Grecia, aún en la encrucijada

Mientras aún en febrero se temía una debacle en Grecia debido a la mínima recaudación de impuestos, el viceministro heleno de Finanzas, Dimitris Mardas, anunció en marzo que el Estado recaudó mil millones de euros más de lo esperado.

El que el número de turistas en los dos primeros meses del año haya crecido un 20%, gracias a la depreciación del euro, ha generado cierto entusiasmo en Grecia. “El 45% de las entradas por turismo provienen, entretanto, de países de fuera de la zona euro, para quienes las vacaciones en Grecia son ahora un 20% más baratas”, explica Angelos Tsakanikas a DW.

Pero para Tsakanikas esto no es motivo de consuelo. Justo al inicio de la temporada alta, los griegos tienen que asegurarse de no salir de la zona euro. "Para el negocio del turismo no es nada bueno que los turistas tengan que preguntarse si hay suficiente euros en efectivo en los cajeros automáticos", apunta el economista.

Casi en quiebra, pero comprando más armas

Tsakanikas se sorprende de que muchas personas en Grecia no reconozcan la gravedad de la situación: "Al parecer, la gente cree que si no hay nuevas medidas de austeridad, el peligro ha pasado, pero quienes tienen contactos o hacen negocios con el extranjero, y tienen que ver con proveedores, conocen la grave situación”, agrega Tsakanikas. Tan grave que, según medios griegos, algunos miembros de la oposición estarían formando un frente común pro-europeo, que busca prevenir una posible salida de Grecia. El líder de la oposición conservadora, Antonis Samaras, habría propuesto una reunión de todos los jefes de los partidos con el presidente, este fin de semana, informa la cadena de televisión griega Skai.

Por lo pronto, otro caso genera revuelo e indignación en Grecia. Por recomendación de Tsipras, el ministro de Defensa, Panos Kammenos, de la ultraderecha, estuvo de compras en Rusia para negociar la compra de nuevos misiles para el sistema de defensa aérea S-300. A eso se agrega que el primer ministro Alexis Tsipras ya había firmado un contrato con la compañía estadounidense Lockheed Martin sobre la modernización de cinco aviones a principios de abril, por un volumen de 500 millones de euros.

Un hecho que ha enfurecido hasta a diputados del gobernante Partido de Izquierda Syriza, como Rachel Makri, quien dijo que “no puede ser que Grecia compre más armas, mientras muchas personas están sufriendo hambre”.

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