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Grecia: cuenta regresiva

Barbara Wesel (ER/JOV)15 de junio de 2015

Una vez más fracasaron el fin de semana las conversaciones entre presentantes de los acreedores y del gobierno de Grecia. La comprensión para con la táctica negociadora griega va en descenso.

Imagen: picture-alliance/dpa/U. Deck

El presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, indicó que su institución sigue considerando solventes a los bancos griegos y estima que las garantías son suficientes para entregarles más dinero. No obstante, advirtió que la situación evoluciona continuamente y que hay que observar la salud de la banca griega. Un indicio de que, en caso de que se produzca la bancarrota estatal a fines de mes, las cosas pueden cambiar con suma rapidez. “

El presidente francés, Francois Hollande, advirtió que hay que volver a negociar con premura, porque los plazos se acortan extremadamente, y algo similar se escuchó decir en Berlín. Solo Alexis Tsipras parece tener todo el tiempo del mundo y señaló a un periódico griego que esperará pacientemente hasta que las instituciones asuman una “postura realista”.

Aclaración de Bruselas

En Bruselas, en cambio, la Comisión Europea considera que la postura de los acreedores es muy realista. La portavoz Annika Breidthardt solo reportó un avance: el gobierno griego aceptó la exigencia de registrar un superávit primario (sin contar los intereses de la deuda) del 1 por ciento este año. Lo que no se sabe es cómo se propone lograr esa meta.

La portavoz de Bruselas indicó, por otra parte, que hay mucha información incorrecta acerca de lo que los acreedores piden realmente a Atenas. Afirmó que no es cierto que se exija imprescindiblemente recortes a los sueldos y pensiones. Lo que se demanda son reformas estructurales al sistema de pensiones, por ejemplo, acabando con las jubilaciones anticipadas.

El sábado por la noche hubo otro encuentro, en el que los griegos presentaron un escueto papel con su posición: Atenas se muestra dispuesta al acuerdo en cuanto al superávit presupuestario, pero sigue rechazando demandas de reformas y recortes. En lugar de ello, los griegos quieren otra quita de deuda y un paquete de inversiones para su economía. Sobre esa base, no se logró un acercamiento.

La apuesta griega

A estas alturas, parece técnicamente casi imposible elaborar un acuerdo hasta la reunión que sostendrán este jueves los ministros de Finanzas de la eurozona. Y, a juzgar por las señales de Atenas, el Gobierno griego tampoco lo quiere. Un indicio en ese sentido podría ser la entrevista que dio el ministro de Finanzas griego, Yanis Varoufakis, al diario popular alemán Bild. Allí pidió una especie de oferta extraordinaria de ayuda de Angela Merkel en persona. Al parecer, los griegos desean conseguir más concesiones a nivel de los jefes de Estado.

Tiempo ya casi no queda. Porque antes de fin de mes, los parlamentos de la eurozona tendrían que aprobar un acuerdo o una prolongación del programa de ayuda, que expira el 30 de junio. Entonces vencerán los 7.200 millones de euros, cuyo pago se discute tan enconadamente. Ese mismo día, Atenas tendrá que pagar 1.600 millones al FMI, Si no lo hace, se acercará a la quiebra.

El gobierno de Atenas parece seguir contando con que la eurozona quiere retener a Grecia a toda costa. Pero miembros como Finlandia, Holanda o Eslovaquia ya están perdiendo la paciencia con la táctica griega.

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