Todas las miradas estaban dirigidas a Atenas: el estricto plan de ahorro del gobierno de Georgios Papandreu se presentaba ante el Parlamento. Con una mayoría débil para el gobierno socialista, alta era la probabilidad de que se rechazara este plan, condición sine qua non para la liberación de nuevos fondos de rescate. El plan fue aprobado. 155 votos a favor, 138 en contra, 2 abstenciones.

Responsabilidad nacional y alivio

“Este fue un voto de responsabilidad nacional”, declaraban poco después Jose Manuel Durao Barroso, presidente de la Comisión Europea, y Herman Van Rompuy, presidente del Consejo Europeo. “Grecia ha dado un paso vital en la dirección contraria a la quiebra […] permite al país avanzar y restituir la esperanza del pueblo griego”, dice el comunicado.

O sea, de aprobarse este jueves también las medidas concretas que darán forma al estricto plan fiscal, Atenas puede contar con los nuevos tramos del paquete de rescate elaborado por la UE, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional (FMI).

El primer ministro Papandreu y su gabinete respiran. “No hay un plan B para Grecia, por lo menos no hay uno que sea positivo para el país. Si hoy decidimos que nuestro país entre en moratoria, la UE no nos ayudará e intentará salvarse a sí misma. Entonces el alguacil vendrá a tocar a nuestra puerta”, decía el líder heleno poco antes de la decisiva votación.

Ésta “es una noticia positiva”, declaró John Lipsky, todavía director encargado del FMI. El paquete "proporciona una oportunidad real de lograr algunas contribuciones muy importantes para mejorar tanto la gestión de la economía griega como las perspectivas de restaurar tanto el crecimiento como la estabilidad", afirmó.

La eurozona también respira aliviada. A la aprobación del plan de ajuste se suma la buena noticia del nombramiento de Christine Lagarde como jefa del FMI –algo que augura la continuación de la línea favorable a Grecia seguida hasta el momento. Pero la tensión no ha pasado y la palabra clave ahora es la participación “voluntaria” de los bancos. Francia, por su parte, está considerando refinanciar la parte de la deuda griega en sus manos hasta por 30 años.

¿Qué les espera a los griegos?

El plan propuesto por la UE prevé ingresos de 28.400 millones de euros en impuestos y 50.000 millones por privatizaciones de empresas estatales. Entonces, a los once millones de griegos los esperan aumentos del impuesto vehicular, un mayor impuesto a transacciones mercantiles y a todo ingreso superior a los 1000 euros se le descontará una tasa por la crisis. El aparato estatal prevé así mismo un régimen drástico de adelgazamiento. Y la protesta llena las calles: “no podemos más”, “no vamos a pagar”, se lee en las pancartas.

Autora: Mirra Banchón
Editora: Emilia Rojas