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Greenpeace protesta con ballena muerta

19 de enero de 2006

Con una ballena muerta, un Rorcual común de veinte toneladas de peso, Greenpeace protestó contra la caza de ballena frente a la embajada de Japón en Berlín, país que insiste en cazar los cetáceos.

Con un complejo operativo, los ecologistas rescataron el cuerpo de la ballena muerta.Imagen: dpa - Bildfunk


Con un sorpresivo y espectacular operativo nocturno, los ecologistas de Greenpeace lograron llevar hasta el corazón de la capital alemana el cadáver de una ballena de aleta, llamada también Rorcual común. El coloso marino de 17 metros de largo y unas 20 toneladas de peso fue colocado frente a la embajada de Japón, lo que atrajo a cientos de curiosos a las inmediaciones del parque Tiergarten, el pulmón de la ciudad, en donde se encuentra la sede diplomática. El ejemplar fue transportado en un trailer y escoltado por la policía. En él se leían carteles que pedían un alto a la caza de ballenas.

Temporada de caza

La ballena muerta fue llevada a la Embajada de Japón en Berlín.Imagen: AP

El lugar y el momento fueron elegidos a propósito. Las flotas balleneras japonesas aprovechan que ha empezado ya la temporada de caza de ballena en el océano antártico cuyas aguas son ricas en fauna marina. Japón insiste en cazar a los mamíferos cetáceos, unos 1.000 ejemplares al año, argumentando supuestos objetivos científicos. Según los activistas los buques japoneses han matado por lo menos unas 123 ballenas desde que comenzó la temporada este año.

El coloso exhibido en Berlín murió tras quedar varado en las costas del Báltico. Su cadáver fue rescatado por la organización ecologista tras un complicado operativo y después de dos intentos. El cuerpo del cetáceo será exhibido en el Museo Marino de Stralsund, al norte de Alemania.

La ballena fue exhibida a bordo del trailer que la transportó, lo que atrajo la atención de decenas de curiosos.Imagen: AP

Especie en peligro de extinción

El Rorcual común, el mayor coloso marino después de la ballena azul, es una de las especies con mayor peligro de extinción. Su carne es codiciada por los buques balleneros y su población es ahora una fracción de lo que era hace años. Pese a que países como Argentina y Brasil proponen convertir en santuario regiones del atlántico sur, Japón se opone. Ecologistas sostienen que el argumento científico encubre una lucrativa industria, en donde la carne del cetáceo se vende a precios estratosféricos. La cuota de caza con fines científicos representa, según expertos, unas 2.500 toneladas de carne de ballena al año.

Las protestas de Greenpeace en Berlín tuvieron lugar como parte de una campaña internacional que tiene lugar estos días en 20 países. Aunque Japón abandonó la caza comercial en 1986, sigue haciéndolo bajo pretextos de investigaciones científicas.

Protesta internacional

Imagen de una ballena azul, la reina del mundo submarino.

Hace unos días 17 países exhortaron a Japón a abandonar la cacería con fines científicos. El documento fue suscrito por Argentina, México, Brasil, España, Portugal, Francia, Bélgica, Alemania, Austria, Reino Unido, Irlanda, Italia, Suecia, Finlandia, Luxemburgo, Australia y Nueva Zelanda.

A mediados del año pasado el Ministerio de Agricultura, Pesca y Bosques de Japón presentó un programa de investigación científico para los próximos seis años con la intención de doblar su cuota anual de captura de ballena Minke, hasta elevar los 400 ejemplares actuales a 850 animales.

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