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Groenlandia y Dinamarca: escándalos que tensan la relación

29 de enero de 2025

Experimentos con niños y anticoncepción forzada para mujeres groenlandesas muestran el cuestionable trato que Dinamarca dio a Groenlandia. Trump quiere aprovechar la tensa relación.

Una foto de la groenlandesa Henriette Berthelsen, quien se vio forzada a utilizar un DIU para evitar embarazos cuando sólo tenía 13 años.
La groenlandesa Henriette Berthelsen se vio forzada a utilizar un DIU para evitar embarazos cuando sólo tenía 13 años.Imagen: Gunnar Köhne/DW

Hace casi tres años, un capítulo oscuro de la historia groenlandesa-danesa salió a la luz a través de un podcast de la radio danesa: el llamado escándalo de las espirales. Se supo que miles de mujeres groenlandesas, muchas de ellas menores de edad, fueron obligadas a utilizar un dispositivo intrauterino (DIU) para prevenir embarazos en las décadas de 1960 y 1970, a instancias de Dinamarca.

Groenlandia, habitada en gran parte por indígenas inuit, ya no es oficialmente una colonia danesa desde 1953. Pero no se independizó, sino que se convirtió en una provincia danesa. Groenlandia no recibió su propio Parlamento y Gobierno hasta 1979. Y aunque desde entonces ha tenido cierto grado de autonomía y se le concedió el derecho de autogobierno en 2009, Groenlandia sigue siendo parte de Dinamarca hasta el día de hoy.

"Nunca antes habíamos tenido nada con chicos"

El objetivo de Dinamarca con la anticoncepción forzada era en ese momento reducir la alta proporción percibida de niños nacidos fuera del matrimonio en Groenlandia y limitar el crecimiento demográfico en general. En entrevista con DW, la groenlandesa Henriette Berthelsen recuerda cómo sus compañeros de clase y ella fueron enviados al médico sin que sus padres lo supieran: "Algunas chicas ya estaban llorando en la sala de espera. Éramos muy jóvenes todavía y nunca antes habíamos tenido nada con niños. Los DIU que nos insertaron eran grandes y en realidad estaban destinados a mujeres adultas. Recuerdo los dolores terribles".

Henriette Berthelsen y otras víctimas demandaron al Estado danés el año pasado exigiendo una compensación y una disculpa oficial. Para muchas mujeres, la anticoncepción forzada provocó problemas de salud y traumas. "No recibimos ningún apoyo psicológico del Estado; si recibimos ayuda, parte de ella la pagamos nosotros mismos", se queja Berthelsen.

El escándalo de las espirales, que se produjo hace muchas décadas, aún no termina de solucionarse, y representa una carga adicional en la ya tensa relación entre Groenlandia y Dinamarca.

Dinamarca: el escándalo de los anticonceptivos

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Experimento con niños groenlandeses

Otro escándalo que se conoció a finales de los años 90 es un experimento con 22 niños groenlandeses, realizado en 1951. Los niños de entre seis y ocho años de edad y de entornos familiares difíciles fueron llevados a familias de acogida en Dinamarca, para que aprendieran allí la lengua y la cultura danesas, así como, más tarde, para promover la "modernización" en Groenlandia.

El experimento social fracasó. Posteriormente, los niños no regresaron con sus padres, sino que fueron a parar a orfanatos en Groenlandia; seis permanecieron en Dinamarca y fueron adoptados allí. Muchos desarrollaron trastornos mentales y la mitad de ellos murió ya en plena juventud.

"Visión arrogante de la cultura groenlandesa"

Tanto los llamados "niños del experimento" como el escándalo de las espirales ilustran el cuestionable trato dado por Dinamarca al pueblo de Groenlandia y, según Ebbe Volquardsen, historiador cultural de la Universidad de Groenlandia, encajan en el panorama de la política de Dinamarca en ese momento, "que tenía como objetivo proteger a los inuit para que se asimilaran lo más posible al estilo de vida danés".

El hecho de que Groenlandia y Dinamarca tienen lazos históricos y culturales, y que Dinamarca quería mejorar las condiciones de vida de los groenlandeses fueron los argumentos centrales de Copenhague para justificar ante las Naciones Unidas la incorporación de Groenlandia al Reino de Dinamarca.

"En el lado danés, la gente se dijo durante mucho tiempo que tenían las mejores intenciones: que tenían que ayudar a los groenlandeses. Esta visión arrogante de la cultura groenlandesa está presente en la historia", explica Volquardsen.

Hasta el día de hoy, muchos groenlandeses perciben las acciones de Dinamarca y la fuerte dependencia económica del pequeño país europeo como una continuación de las estructuras coloniales, y gran cantidad de los cerca de 57.000 groenlandeses exigen una verdadera independencia estatal.

Donald Trump Jr., hijo del presidente de Estados Unidos, realizó una visita demostrativa a Groenlandia antes de que Trump asumiera el cargo.Imagen: Emil Stach/REUTERS

¿Son los deseos de Estados Unidos una oportunidad para Groenlandia?

Trump trata de sacar provecho de las tensiones. El recién investido presidente de los EE. UU. lleva meses reivindicando la posesión de la isla más grande del mundo, rica en materias primas y con una ubicación geopolíticamente clave en el Ártico. Aparentemente por la seguridad de Estados Unidos y del mundo entero, Trump propuso por primera vez comprar la isla a Dinamarca en 2019, durante su primera presidencia.

¿Preferirían los groenlandeses y las groenlandesas ser parte de Estados Unidos, en lugar de Dinamarca? No exactamente. Trump cree que Groenlandia podría unirse voluntariamente a Estados Unidos, pero eso fue negado por el primer ministro groenlandés, Múte B. Egede. Están dispuestos a profundizar la cooperación, dijo, pero: "No queremos ser daneses. Tampoco queremos ser estadounidenses. Queremos ser groenlandeses".

Sin embargo, según Volquardsen, experto en Groenlandia, los deseos de EE. UU. benefician a Groenlandia, ya que Dinamarca se ve cada vez más obligada a repensar cómo trata a los aproximadamente 57.000 groenlandeses. No es cierto que Dinamarca esté recién ahora empezando a revisar su relación poscolonial con Groenlandia. Los debates al respecto se han intensificado en los últimos años, y en ello ha jugado un papel importante la revisión de acontecimientos como el experimento infantil y el escándalo de los DIU.

Sin embargo, Volquardsen cree que la "situación ambivalente y bastante preocupante" en la que se han encontrado recientemente los groenlandeses, y que ha llevado incluso a Dinamarca a aumentar su presencia militar en la región, "también podría abrir una ventana en la que Groenlandia pueda finalmente implementar los cambios largamente demandados".

Con el apoyo de Gunnar Köhne

(cp/rml)

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