El humorista Jimmy Morales subió al escenario como candidato del partido Frente de Convergencia Nacional – Nación (FCN) en las elecciones de Guatemala de 2015, tras la renuncia del expresidente Otto Pérez acusado de corrupción.

Morales quiso llevar a la campaña electoral una nota de pureza, presentándose como el candidato contra la política tradicional y contra los casos de corrupción que se sucedían en Guatemala. “Ni corrupto, ni ladrón”, decía en su eslogan electoral.

Aunque para algunos sonara a chiste su carrera hacia la presidencia en 2015, las urnas dieron la victoria a este candidato sorpresa, que finalmente resultó elegido por una amplia mayoría.

El 14 de enero de 2016 tomo posesión de su cargo prometiendo un nuevo renacer en Guatemala. Su principal reto sería saber luchar contra la corrupción que había derrocado al régimen anterior.

Pero la positiva semblanza para renovar el país y luchar contra la corrupción cambiaría pronto para dar paso a una realidad mucho más estéril. Los primeros casos de corrupción comenzaron a empañar su mandato, llegando incluso a implicar a su hijo y a su hermano.

La carrera de la presidencia ya no era tan segura en Guatemala. Otro de los casos que minó la imagen de Morales ante la opinión pública fue el del incendio en el hogar para jóvenes Virgen de la Asunción, que se cobró decenas de víctimas mortales.

Supuestamente, la mañana del 8 de marzo, un grupo de chicas jóvenes protestaron por los abusos sexuales y físicos que sufrían en el Hogar Seguro Virgen de la Asunción. Como represalia, los guardias encerraron a más de 50 jovencitas. Al final se produjo un motín que terminó en incendio. Entonces se acusó a los responsables de no haber tomado las medidas necesarias para evitarlo.

Poco a poco, las protestas contra Morales se fueron sucediendo en Guatemala por casos de corrupción diversos, como los referentes a la constructora brasileña Obedrecht, que afectó a numerosos cargos públicos. Los campesinos pedían la dimisión del presidente por ser “incapaz de gobernar”.

Las protestas alcanzaron su punto álgido con el intento de expulsión de Iván Velásquez, director de la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (CICIG), después de que detectase irregularidades en la financiación de la campaña electoral de Morales con el FDN-Nación en 2015. La mecha prendió las calles que piden “tolerancia cero” contra la corrupción.