Guatemala entierra a la niña migrante muerta en EE. UU.
26 de diciembre de 2018
El pueblo de San Antonio Secortéz dio el último adiós a Jakelin Caal al tiempo que se conoció un segundo caso de un menor fallecido bajo custodia de la Patrulla Fronteriza. Las autoridades piden una investigación clara.
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Después de realizar un recorrido por la recóndita comunidad de San Antonio Secortéz, en el norte de Guatemala, primero frente a la casa de su abuelo, luego al hogar de su mamá y a la iglesia, el cuerpo de Jakelin Caal Maquín ingresó este martes (25.12.2018) al cementerio para su último adiós. En una despedida silenciosa, decenas de personas entregaron los restos de la menor, de 7 años y fallecida hace 17 días en Estados Unidos cuando era custodiada por la Patrulla Fronteriza, dentro de su féretro blanco en el nicho de bloque y cemento.
Apenas un mensaje con su nombre escrito a mano en el cemento fresco se lee en la lápida de quien fuera una de las alegrías de la familia Caal Maquín y que, según cuenta el abuelo -Domingo Caal-, decidiera acompañar a su padre, Nery Caal, en su odisea hacia territorio estadounidense.
Para ello, los Caal hipotecaron el terreno de su propiedad y pagaron una cuantiosa suma a coyotes para llegar hasta la frontera de México con Estados Unidos, donde la Patrulla Fronteriza detuvo el 6 de diciembre a unas 163 personas, separó al padre y a su hija y, 48 horas más tarde, admitió que había fallecido la menor guatemalteca de origen maya q'eqchi' por supuesta deshidratación.
Un nuevo niño migrante fallecido
Una historia que se repitió precisamente hoy, con la muerte de un niño de ocho años en Alamogordo, Nuevo México. Una muerte que se produce en medio de la controversia en Estados Unidos sobre la seguridad fronteriza y durante un cierre parcial del gobierno a raíz de la negativa del presidente Donald Trump de firmar unos presupuestos que no contemplen fondos para la construcción de un muro en la frontera con México.
El Servicio de Aduanas y la Protección Fronteriza de Estados Unidos sigue funcionando a pesar del cierre de gobierno. Xochitl Torres Small, demócrata que representará al distrito de Nuevo México a partir de enero, pidió una investigación exhaustiva y transparente sobre las muertes de niños y más recursos médicos a lo largo de la frontera. "Esto es inexcusable", dijo en un comunicado el martes. "En lugar de actuar de inmediato para mantener a los niños y a todos a salvo a lo largo de nuestra frontera, esta administración forzó el cierre de un gobierno sobre un muro.
Piden dar prioridad a los niños y una investigación clara
En términos similares se expresó el procurador de los Derechos Humanos de Guatemala, Jordán Rodas, que exhortó a autoridades de Estados Unidos a dar "prioridad" a la niñez migrante, para que reciban atención médica, tras conocer el nuevo caso. También solicitó a la Cancillería guatemalteca que, a través de la representación consular en Estados Unidos, "acompañe la investigación que realizarán las autoridades", para "verificar si el trato recibido y la atención proporcionada (al menor fallecido) fue la adecuada".
La Cancillería de Guatemala, por su parte, pidió una investigación "clara" y en "resguardo" del debido proceso acerca de la muerte del segundo menor en menos de un mes bajo la custodia de la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos. Felipe González, relator especial de las Naciones Unidas sobre los derechos humanos de los migrantes, dijo el lunes que la detención de niños por parte del gobierno de los Estados Unidos debido a su estatus migratorio violó el derecho internacional.
lgc (efe/ap)
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Migrantes de Centroamérica: parturientas y varadas en la frontera entre México y Estados Unidos
Alvin Jr. nació en México mientras sus padres huían de Honduras con la esperanza de encontrar refugio en Estados Unidos. A pie llegaron a la frontera con Estados Unidos y allí perseveran con el bebé en brazos.
Imagen: Reuters/C. Garcia Rawlins
Erly Marcial y su hijo, Alvin Jr.
La hondureña Erly Marcial, de 21 años, tuvo a su tercer hijo mientras huía de su país con su esposo con la esperanza de obtener autorización para entrar a Estados Unidos. El pequeño Alvin Jr. llegó con seis semanas de adelanto en un hospital de Puebla, México.
Imagen: Reuters/C. Garcia Rawlins
México, a pie
Marcial tenía ocho meses de embarazo cuando ella y su esposo, Alvin Reyes, decidieron escapar de la violencia que azota a su ciudad, Sabá, llevando en coche a sus otros dos hijos: María (6) y David (2). Eso hizo que el viaje fuera muy lento. Honduras no es sólo uno de los países más peligrosos del mundo, sino también uno de los más pobres en Centroamérica.
Imagen: Reuters/C. Garcia Rawlins
Descanso, a duras penas
La familia se vio forzada a dormir en la calle, con los niños a buen resguardo entre los padres. La breve pausa sobre el asfalto en la ciudad mexicana de Tapanatepec no fue descanso suficiente para Marcial. Pese a la abundancia de personas dispuestas a ayudar a los migrantes en su camino hacia el norte, los hondureños encontraron muy pocos lugares en México para abastecerse y relajarse realmente.
Imagen: Reuters/C. Garcia Rawlins
Un momento de solaz
Un riachuelo en el sur de México, cerca deTapanatepec, les ofreció a los viajeros una de las pocas oportunidades para bañarse tranquilos. Ellos tampoco tuvieron acceso regular a asistencia médica. La suya es una odisea en el estricto sentido de la palabra.
Imagen: Reuters/C. Garcia Rawlins
Hacinamiento e incertidumbre
La familia pudo cubrir un trecho de su viaje hacia el norte a bordo de un camión. El vehículo iba repleto de migrantes que, como ellos, sueñan con un futuro más auspicioso en un país más próspero que el suyo. El recorrido con el camión les permitió ahorrar energías, pero tuvo sus riesgos: Amnistía Internacional advierte que más de un vehículo cargado de migrantes se ha volteado por el camino.
Imagen: Reuters/C. Garcia Rawlins
Camino al hospital
Cuando Marcial llegó a Puebla con su familia comenzaron las dolorosas contracciones que avisaban la llegada de Alvin Jr. La Cruz Roja Mexicana se encargaron de llevarla al hospital. Una red de voluntarios numerosa se asegura de que los migrantes cenntroamericanos reciban la ayuda más urgente que necesitan a su paso por México. Los lugareños suelen ofrecer alojamiento y donar alimentos y ropa.
Imagen: Reuters/C. Garcia Rawlins
El día después
La alegría de la pequeña María fue grande cuando sus padres la dejaron tomar a su hermano recién nacido en sus brazos. Con la cooperación de la embajada hondureña en México, el hospital de Puebla le entregó a Marcial la partida de nacimiento de Alvin Jr. Eso era lo único que necesitaban para poder continuar su viaje hacia Tijuana, en la frontera mexicano-estadounidense.
Imagen: Reuters/C. Garcia Rawlins
Varados en Tijuana
Marcial, su esposo y sus hijos quedaron represados en Tijuana como miles de migrantes centroamericanos más. Ellos esperan que esta no sea la última parada de su viaje, pero la frontera mexicano-estadounidense no es fácil de cruzar para solicitar asilo. Desde luego, si no consiguen entrar a Estados Unidos, la familia procurará construir su futuro en México. De regreso a Honduras, ni en sueños.
Imagen: Reuters/C. Garcia Rawlins
Biografía movida desde el principio
Cuando sea grande, Alvin Jr. podrá contar las incidencias que rodearon su nacimiento como si de una aventura se tratara.