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Guatemala: ¿la “divina comedia” de Jimmy Morales?

José Gayarre
28 de agosto de 2017

Llegó a la presidencia por su compromiso contra la corrupción, pero ahora las acusaciones minan la imagen del presidente guatemalteco que defendía el eslogan “Ni corrupto, ni ladrón”.

Guatemala Jimmy Morales
Imagen: Getty Images/AFP/M. Recinos

Los escándalos que causaron la renuncia de Otto Pérez a la presidencia de Guatemala llevaron a Jimmy Morales a presentarse como candidato con el partido de derecha Frente de Convergencia Nacional - Nación. Este exhumorista llegó aupado a la élite como alternativa a la política tradicional. De corte conservador, Morales se presentó antes de los comicios como un hombre de familia que defendía valores tradicionales. "Ni corrupto, ni ladrón", decía su eslogan de campaña. Un compromiso con el que el humorista quiso dar una imagen de pureza ante el país, después de años de gobierno marcados por los escándalos.

Entre otras cosas, su programa de gobierno estaba dirigido a mejorar el sistema de salud, la educación y una base sólida para que las empresas que generan empleo se estableciesen en Guatemala. Con su experiencia en el mundo del espectáculo supo presentarse ante el votante y ante la prensa. Y la jugada le salió a la perfección. El 14 de enero de 2016 subiría al escenario para jurar su cargo como presidente de Guatemala.

De salvador al banquillo

Una vez asumida la presidencia, el gran reto de Morales fue saber luchar contra la corrupción que había derrocado al gobierno anterior. Así lo declaró en su discurso de toma de posesión, cuando habló de un "renacer" de la política de su país: "La Guatemala que ve el mundo ahora es una Guatemala en la que florece el espíritu de unidad", gracias al "arduo" trabajo de muchos actores, dijo.

Pero las promesas de la carrera electoral no caen tan fácilmente en el olvido de un país hastiado del mandato anterior y la sociedad guatemalteca avisó pronto al presidente de que estaría "fiscalizando" su mandato.

Al poco de entrar en el cargo, Morales tuvo que lidiar con los primeros casos de corrupción que terminaron con el arresto del Director General de Educación Física, Enrique José Escobar Solórzano, por abuso de autoridad y contratos irregulares. Otras acusaciones implicaron también a su hijo, José Manuel Morales, y a Samuel 'Sammy' Everardo Morales, hermano del mandatario, a quienes se prohibió salir del país por su relación con escándalos en el Registro de la Propiedad. La Fiscalía contra el Lavado de Dinero llegó a entrar incluso en la Casa Presidencial para investigar casos de corrupción.

La calle contra Morales

Con aquella imagen de salvador mancillada, Morales se enfrenta actualmente al  juicio popular más duro desde que tomó posesión del cargo. Coincidiendo casualmente con el segundo aniversario del paro nacional de 2015, que terminó con el mandato de su antecesor, la protesta volvió a la calle cuando el mandatario quiso expulsar a Iván Velásquez, director de la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (CICIG).

Dicha comisión se creó en 2007 para combatir las acciones de los cuerpos ilegales y de seguridad, y se convirtió en una institución clave en la lucha contra la corrupción en Guatemala. Con el nombramiento de Iván Velásquez como director por la ONU en 2013, la CICIG promovió un giro en su actividad y las denuncias de la corrupción culminaron con las protestas ante el Palacio Nacional que provocaron la dimisión del expresidente Otto Pérez.

Paradójicamente, ahora la víctima de esa organización que le allanó el camino a la presidencia es el propio Jimmy Morales. Después de que la CICIG detectase irregularidades en la financiación de su campaña electoral con el FDN-Nación en 2015, el Gobierno ordenó la expulsión del país de Iván Velásquez declarándole Persona Non Grata. Y aunque esta expulsión fuese suspendida por resolución de la Corte Constitucional, la decisión provocó la dimisión de altos cargos en el gabinete de Morales, que acusaron al presidente de "favorecer la impunidad" en su carta de dimisión. Una postura que, en función de la presión de la calle, podría terminar con la inmunidad de Morales y someterlo a los tribunales al igual que sucedió con su predecesor.

Autor: José Gayarre (VT/JCG)

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