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Guatemala: tortuoso camino hacia la paz

Gonzalo Cáceres (15.11.2004)17 de noviembre de 2004

El ministro alemán de Exteriores, Joschka Fischer, inicia hoy una gira por América Latina en Guatemala, país que aún lucha por restañar las heridas de la violencia.

Una ceremonia en memoria de las víctimas de la violencia.Imagen: AP

Guatemala es uno de los países más atractivos de América Central, con imponentes bellezas naturales y una importante cultura indígena, pero con un pasado sangriento, marcado por los crímenes de la brutal dictadura militar de Ríos Montt, entre marzo de 1982 y agosto de 1983.

Ese fue uno de los más sangrientos períodos de casi cuarenta años de hostilidades, que dejaron cerca de 200.000 víctimas, sobre todo entre la población indígena y campesina, principal víctima de la represión. Según datos comprobados, durante la dictadura se destruyeron más de 440 aldeas, masacrando a sus habitantes.

Ayuda internacional

Tras el retorno a un sistema civil de administración, con la participación de partidos políticos, la comunidad internacional ha intentado ayudar a los guatemaltecos a reorganizar el retorno a la normalidad, y a establecer bases para una convivencia pacífica. Para ello se firmaron acuerdos de paz, que, además de promover la desmilitarización y el establecimiento de los derechos humanos fundamentales, impulsan la lucha contra la impunidad, pujando a favor de la eliminación de pobreza y la desigualdad social.

Así se creó la Misión de Naciones Unidas para Guatemala, MINUGUA, que vigiló el cumplimiento de los acuerdos, dirigida por el alemán Tom Königs. La misión ha llegado a su fin y, según el último informe, los guatemaltecos continúan sufriendo sus problemas estructurales, acentuados por la dictadura.

“El país todavía tiene ante sí grandes desafíos. Terminar con la corrupción, la desigualdad, la criminalidad y el débil estado de derecho, que son males generalizados. Las reformas profundas de los acuerdos de paz se han quedado rezagadas, y no están a la par de otros avances”, afirma Königs.

El compromiso alemán

El jefe de la misión es un amigo personal del ministro germano de Exteriores, y juntos recorrieron gran parte de su camino en la política, por lo tanto, la designación de Königs como jefe de la misión fue una decisión personal del ministro Joschka Fischer.

Con ello se demostró también el compromiso de Alemania con el proceso de paz, que no ha dado los resultados esperados, ya que el racismo y las grandes desigualdades sociales persisten y son preocupantes, ya que la pobreza se mantiene en el mismo nivel, alcanzando al 60% de la población, ya desde antes que se concluyera el conflicto en 1996, afectando grandes extensiones de zonas rurales en donde predominan los grupos indígenas, resume Königs.

Los problemas de hoy

Es cierto que no se aprecian razones para retornar al conflicto armado, pero la pobreza y la falta de oportunidades para la juventud puede llevar a un serio conflicto social en Guatemala, donde, según numerosos estudios, la corrupción y el crimen organizado están socavando la democracia.

Guatemala es hoy uno de los países más violentos de la región y tienen una de las sociedades con peor nivel de distribución de la riqueza. El 2% de la población controla alrededor del 58% de los bienes del país y un 90% de la gente vive bajo la línea de pobreza.

Los índices de analfabetismo, mortalidad infantil y malnutrición se encuentran entre los más altos de la región. La expectativa de vida es una de las más bajas en América Latina.

La clase política guatemalteca no ha sido capaz de enfrentar esos lastres, y los tres gobiernos de la posguerra tampoco han resuelto los problemas de la mayoría indígena guatemalteca, entre los que se cuentan la falta de acceso a la propiedad de la tierra y la necesidad de una educación bilingüe.

Puntos pendientes

Con la ayuda de Alemania y otros países de la Unión Europea (UE) sí se ha conseguido una transferencia pacífica del poder y la reducción del tamaño del poderoso y temido ejército, pero la misión de la ONU en Guatemala se queja de la falta de voluntad del gobierno para cumplir con todo lo pactado en el acuerdo de paz de 1996. Por ejemplo, no se ha desmantelado el Estado Mayor Presidencial (EMP), un cuerpo de elite militar vinculado a violaciones contra los derechos humanos, y la reciente promulgación de una ley para su disolución, es vista como un juego político.

Esto porque más del 50% de los miembros de la Secretaría de Asuntos Administrativos y de Seguridad, (SAAS) de carácter civil, son antiguos integrantes del EMP. Estos tienen también la responsabilidad de la seguridad del presidente y su esposa, la primera dama del país. Los militares y personajes ultraderechistas vinculados al ejército han mantenido, a lo largo de los años, un gran control y un poder en el aparato de estado. Los tribunales han realizado actos simbólicos, pero muchos procesos abiertos relacionados con los derechos humanos volvieron a cerrarse inmediatamente.

Muchas de las masacres en contra de la población indígena fueron desconocidas durante años, porque sucedieron en regiones remotas donde la información demoró en salir. Y nadie llegó a visitar esos lugares porque estaban totalmente militarizados.

La labor continúa

La presidenta del Partido “Los Verdes” y, hasta hace poco, responsable para asuntos de los DDHH en el ministerio de Exteriores, que encabeza el ministro Joschka Fischer, viajó en esa condición a Guatemala para firmar un convenio de 400 mil quetzales con la Procuraduría de los Derechos Humanos de Guatemala, para fortalecer a esta institución con la perspectiva de hacer más efectivos los acuerdos de paz. Al regresar a Berlín, destacó que estaba “preocupada por la situación de los activistas de derechos humanos, periodistas, organizaciones no gubernamentales y víctimas de las violaciones de dichos derechos".

El Secretario General de la ONU, Kofi Annan, al concluir la misión de MINUGUA dijo que en los últimos ocho años, Guatemala ha puesto fin a decenios de conflicto sangriento y violaciones de derechos humanos apoyadas por el Estado. No obstante, el problema afronta todavía desafíos de gran envergadura, agregó Annan.

Por lo mismo y aunque el mandato de MINUGUA concluye, el proceso de paz continuará, subrayó Annan y aseguró que la ONU seguirá desempeñando un papel a través de sus organismos para la consolidación de una paz duradera en el país.

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