Guerra contra la pornografía infantil
27 de septiembre de 2003Hace no mucho parecía virtualmente imposible poner coto a las sucias actividades de los pedófilos en internet. El éxito del reciente operativo policial, que apuntó contra sospechosos en 166 países, demuestra que quienes se mueven en ese submundo no están fuera del alcance del brazo de la ley. A fin de cuentas, se logró romper el escudo del anonimato e identificar a más de 25 mil usuarios a nivel mundial. Sin embargo, por impresionante que resulten las cifras, son sólo una gota en la ciénaga de la pornografía infantil.
Cifras escalofriantes
De acuerdo con estimaciones de los expertos, existen aproximadamente 182 mil páginas de internet con contenidos pedófilos y, por lo tanto, de corte delictivo. Demasiadas como para que los proveedores puedan controlarlas y borrar el material antes de que quede a disposición de los internautas. Seguir la pista de los mensajes que surcan la red es difícil y la policía no cuenta con suficientes recursos para dar la batalla en forma. Cuando logra decomisar material, con frecuencia tarda semanas o meses en analizarlo.
La pornografía infantil supone un reto de marca mayor para las autoridades y la sociedad. Cada vez se abusa de niños de menor edad y las escenas son más violentas. UNICEF estima que la explotación sexual de menores y el comercio ligado a ella mueve en Alemania unos 750 millones de euros anuales. El sicólogo policial Adolf Gallwitz, docente de una academia de policía, lamenta por otra parte que las fuerzas de seguridad no dispongan de todos los elementos necesarios para moverse rápidamente por la red. Igualmente explica que no cuentan con atribuciones suficientes para investigar por demasiado tiempo en forma encubierta en internet, sin revelar su identidad.
Precauciones básicas
En consecuencia, pese a los esfuerzos oficiales, es la familia la llamada en primera línea a velar por la seguridad de los niños. Por ejemplo, resulta fundamental que los padres conversen con sus hijos acerca de los "amigos virtuales" que puedan haber conocido "chateando". Los niños muchas veces pecan de ingenuidad y dan crédito a lo que se les cuenta en el chat. Pero "si alguien escribe que tiene 12 años y va a determinado colegio, puede ser que tras él se esconda alguien de 45 años", advierte Gallwitz.
Los pedófilos pueden intentar tomar contacto con niños por esta vía, invitándolos a encontrarse, para luego abusar sexualmente de ellos. El peligro existe y, por eso, los entendidos recomiendan ocuparse de que los menores mantengan un par de precauciones básicas: no entregar números de teléfonos o direcciones, y no acudir solos a encuentros con personas que hayan conocido a través de la red.