Guerra en Ucrania pone sobre la mesa el acuerdo UE-Mercosur
14 de marzo de 2022Tras más de dos décadas de negociaciones, el proceso para lograr un acuerdo de libre comercio entre la Unión Europea (UE) y la alianza sudamericana Mercosur se ha convertido en una especie de guerra religiosa. Hasta hace quince días, el acuerdo parecía políticamente inaplicable debido a las inquietudes europeas, especialmente por la deforestación de la selva amazónica. La resistencia de las oenegés fue tan grande que el proyecto quedó congelado.
Sin embargo, la creciente preocupación de los europeos por la seguridad de su abastecimiento energético, de materias primas y de alimentos ha provocado un cambio. Las interrupciones en las cadenas mundiales de suministros, así como los elevados costes logísticos derivados de la pandemia del coronavirus, y el cambio drástico en la situación geopolítica por la invasión rusa a Ucrania, hacen que el proyecto vuelva a ponerse sobre la mesa en Bruselas y en Berlín.
Alemania está "dispuesta a cooperar"
"Alemania apoya la realización de un ambicioso acuerdo UE-Mercosur por razones geoestratégicas, económicas, de política exterior y de sostenibilidad", confirmó a DW el Ministerio de Exteriores alemán.
Según su acuerdo de coalición, "el Gobierno alemán apoyará la ratificación del Acuerdo UE-Mercosur, si los países socios asumen compromisos jurídicamente vinculantes en materia de protección del medio ambiente, social y de derechos humanos que puedan aplicarse y verificarse", agrega el ministerio. Para ello, añaden, están en contacto con la correspondiente comisión de la UE, así como con los socios del Mercosur.
Para la Federación de Industrias Alemanas (BDI), "el Gobierno alemán, durante su presidencia del G7, debe enviar una fuerte señal a favor de la apertura de los mercados y el multilateralismo. Alemania debería impulsar la firma de acuerdos comerciales, por ejemplo, con los países del Mercosur o Australia, y la reforma de la Organización Mundial del Comercio (OMC)", declaró el director de la BDI, Joachim Lang, consultado por DW.
Elecciones vitales para el acuerdo
Las próximas decisiones políticas en países clave para lograr este acuerdo serán esenciales.
En Alemania, la nueva representante para la política climática y exdirectora de Greenpeace Internacional, Jennifer Morgan, tendrá que demostrar que puede combinar los ambiciosos objetivos climáticos del nuevo Gobierno alemán con los intereses de las empresas germanas en materia de comercio exterior.
En Francia, las elecciones presidenciales de abril decidirán el futuro rumbo político del país. Y, en Brasil, la llave la tendrá la votación del 2 de octubre: "Mientras Brasil esté representado por Jair Bolsonaro, será difícil que se firme el acuerdo", explicó a DW, desde Buenos Aires, Carl Moses, analista y consultor económico para América Latina.
Bolsonaro se ha convertido en el enemigo de las organizaciones medioambientales. Todos los sondeos actuales pronostican el regreso del expresidente Lula da Silva. El exmandatario brasileño, un político de izquierda que en su primer mandato (2003-2007) deforestó mucho más el Amazonas que Bolsonaro (2019- 2023), está al menos señalando una reorientación en su campaña electoral, que podría servir como punto de encuentro con la política medioambiental europea.
A finales de 2022, quedará claro hacia dónde se dirigen las políticas de los tres pesos pesados de la UE y el Mercosur.
Partidarios: ambas partes podrían verse beneficiadas
"La UE tendría unos costes de importación significativamente más bajos y obtendría una ventaja sobre China en las exportaciones. Los países del Mercosur se beneficiarían si aplican las reformas necesarias para que sus países estén preparados para la competencia en la industria y los servicios, durante el largo periodo de transición hacia la plena liberalización del comercio", afirma Moses, que se posiciona claramente a favor de un acuerdo comercial.
En particular, los aranceles de importación bajarían para los productos de la UE. Moses hace referencia a la reciente decisión de Argentina de formar parte de la Ruta de la Seda china. En cambio, América Latina podría esperar que la UE no solo exija verbalmente la aplicación de políticas de protección del clima y el medio ambiente, sino que también proporcione ayuda financiera concreta para este fin.
Críticos: el acuerdo sería devastador para el clima
Los ecologistas tienen sus dudas porque consideran el acuerdo de libre comercio como una expansión de un modelo económico basado en el consumo y la exploración: "Si el tratado se ratifica en su forma actual, el mensaje claro es: el lucro tiene prioridad por encima de todo", criticó Greenpeace en un comunicado a finales de 2021.
"El acuerdo previsto sería devastador para el clima y las personas", agregó la oenegé ambientalista. Sin embargo, los defensores del acuerdo sostienen que precisamente estos errores podrían evitarse con disposiciones medioambientales más estrictas.
Según la BDI, Mercosur es el socio comercial más importante de la UE en América Latina. Las empresas de la UE exportaron bienes por valor de unos 45.000 millones de euros a Mercosur (Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay) en 2021, mientras que las exportaciones de los Estados del Mercosur a la UE ascendieron a 42.600 millones de euros.
(ju/rml)