Gueto de Varsovia: "¿Quién contará nuestra historia?"
Sven Töniges
25 de enero de 2019
El impresionante drama documental de la directora Roberta Grossman es un monumento al archivo secreto judío del gueto de Varsovia. El trabajo se estrena el 27 de enero, Día Internacional de Conmemoración del Holocausto.
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¿Quién contará nuestra historia? Ese el título del libro que el historiador Samuel Kassov publicó en 2007 sobre la figura de Emanuel Ringelblum y el archivo secreto del gueto de Varsovia. El nuevo documental de la directora estadounidense Roberta Grossman se basa en ese libro. El film relata las vivencias del historiador polaco Emanuel Ringelblum, que en 1940, junto con decenas de miles de compañeros de infortunio judíos (al final fueron medio millón), fueron aislados por las fuerzas de ocupación alemanas en un barrio de Varsovia. Solo durante el primer año de su encierro, murieron allí 70.000 personas debido a las enfermedades y la desnutrición. El investigador del Holocausto Wolfgang Benz describe la función de los guetos como "paso previo a la exterminación”. Emanuel Ringelblum pareció haberlo intuido, a la vista del horror cotidiano vivido en aquel lugar. Y decidió archivarlo todo para la posteridad.
En recipientes de leche y cajas de hojalata
"Alegría del Shabat” es el nombre en clave del archivo secreto de Ringelblum y otras sesenta personas. La colección da testimonio del horror del Holocausto, pero también de la vida y la cultura judías antes de la guerra. Incluye fotos, carteles, artículos de periódicos, cartillas de racionamiento, diarios, poemas, fragmentos escritos de los alemanes y objetos cotidianos aparentemente poco importantes. Todo ello fue escondido en cajas de metal y en recipientes de leche. Emanuel Ringelblum fue asesinado a tiros por los alemanes en 1944. Pero tres de los colaboradores de su archivo sobrevivieron al Holocausto y diez cajas de hojalata que contenían 1.700 objetos de la colección fueron rescatadas en el otoño de 1946 de entre las ruinas del gueto. Un par de años después, fueron descubiertos dos grandes recipientes de leche y fragmentos de un diario.
Dignidad en el relato de la propia historia
"¿Escribirán los alemanes nuestra historia o lo haremos nosotros?", inquiere al inicio de la película la voz de Rachel Auerbach, periodista y crítica literaria que manejaba una cocina en el gueto y participó de forma temprana en el secreto proyecto de archivo de su conocido Emanuel Ringelblum. La voz de Auerbach, fallecida en 1976, sirve como hilo conductor a lo largo del film. Su presencia acompaña el trabajo de archivo y la lucha diaria contra el hambre.
Una y otra vez, el documental refleja el hambre sufrida en el gueto, debido a la escasez alimentaria sistemática a la que los sometían los alemanes. En una parte del film, se dice que la estrategia para vencer el hambre era "escribir, como demostración última de que uno se escucha a sí mismo”. Tanto Auerbach como Ringelblum escribieron. A ambos les importaba conservar la dignidad en el relato de su propia historia. Lo que resulta prácticamente increíble de todo esto es la tardía victoria del archivo. Al final, solo tres personas conocían el escondite y solo dos de los cuatro escondites quedaron sin descubrir. Uno de ellos se supone que permanece todavía hoy incólume en el suelo de Varsovia. Los objetos conservados del archivo "Alegría del Sabat” fueron declarados por la Unesco en 1999 Patrimonio Cultural de la Humanidad. Hoy siguen siendo una fuente central de conocimiento sobre el Holocausto.
Al igual que hace más de 25 años la película de Steven Spielberg "La lista de Schindler” y su representación del gueto de Varsovia dejó en los espectadores una honda impresión, el drama documental de Roberta Grossman conmueve y hace reflexionar con la recreación de escenas cotidianas en el gueto, acompañadas y subrayadas por citas y objetos históricos.
El film "Who Will Write Our History" sobre el archivo secreto del gueto de Varsovia se estrena a nivel mundial el próximo 27 de enero, Día Internacional de Conmemoración de las Víctimas del Holocausto. Hay previstos eventos en Francia, Brasil y Sudáfrica, entre otros lugares del mundo. El canal de televisión Arte emite la película el viernes, 25 de enero de 2019, y permanecerá disponible en su mediateca hasta el 14 de abril de 2019.
(ms/cp)
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Monumentos conmemorativos judíos en Berlín
Han pasado más de ocho décadas, pero el Holocausto no se olvida. En Berlín, monumentos de pequeña y gran escala traen a la memoria los crímenes del nacionalsocialismo contra la población judía de Alemania.
Imagen: DW/M. Gwozdz
Recordando el Holocausto
En el corazón de la capital alemana, un opresivo bosque de piedras grises concebido por el arquitecto neoyorquino Peter Eisenmann le recuerda a los visitantes que seis millones de judíos fueron asesinados sistemáticamente en Europa por los nacionalsocialistas alemanes y sus aliados. El monumento está compuesto por casi tres mil bloques de diferentes tamaños.
Imagen: picture-alliance/Schoening
Stolpersteine
“Stolpersteine” es la obra más conocida de Gunter Demnig y el monumento conmemorativo descentralizado más grande del mundo. Desde 1996, el colonés fabrica bloques de bronce de un tamaño similar al de los adoquines con que están cubiertas muchas calles alemanas. Luego los empotra en las aceras, frente a los edificios donde solían vivir judíos deportados hacia los campos de concentración.
Imagen: DW/T.Walker
La sede de la Conferencia de Wannsee
El 20 de enero de 1942, quince funcionarios de alto rango del Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán (NSDAP) se reunieron en esta mansión para organizar el asesinato sistemático de los judíos europeos. El proyecto fue denominado “La solución final de la cuestión judía”. Hoy, el edificio sirve para recordar las dimensiones inimaginables del genocidio allí orquestado.
Imagen: picture-alliance/dpa
El andén 17
En la estación de trenes de Grunewald es usual encontrar rosas blancas en el borde del andén 17 que le rinden tributo a los más de 50.000 judíos berlineses que fueron enviados desde allí a los campos de concentración. Sus datos más importantes fueron grabados en 186 placas de acero. El primer tren partió en octubre de 1941 hacia el gueto de Lodz y el último, en enero de 1945 hacia Sachsenhausen.
Imagen: imago/IPON
El taller para ciegos de Otto Weidt
Die Hackeschen Höfe tienen alto valor turístico por su belleza arquitectónica y por su historia. En ese laberinto de edificios y patios solían vivir y trabajar muchos judíos. En su fábrica de cepillos, el empresario alemán Otto Weidt contrató a numerosos judíos ciegos y sordos, salvándolos así de ser deportados por los nazis hacia campos de concentración. Esa fábrica es hoy un museo.
Imagen: picture-alliance/Arco Images
Hausvogteiplatz
Aquí latía el corazón de la industria de la moda berlinesa. Un momumento conformado por espejos muy altos trae a la memoria el destino de los diseñadores y estilistas judíos que concebían prendas de vestir desde la Hausvogteiplatz para toda Europa. Los nacionalsocialistas los expropiaron y pusieron sus firmas en manos de “arios”. Los edificios fueron destruidos completamente durante la guerra.
Imagen: picture-alliance/dpa/J. Kalaene
“La habitación abandonada” en Koppenplatz
Unos 173.000 judíos vivían en Berlín antes del Hoocausto. Después de la guerra sólo quedaron 9.000. El monumento “La habitación abandonada” fue erigido en el vecindario de Koppenplatz para rendirle tributo a los judíos que, sin advertencia previa, fueron sacados de sus casas para nunca regresar.
Imagen: DW
El Museo Judío
El arquitecto Daniel Libeskind dotó al Museo Judío con una estructura dramática: visto desde el cielo, el edificio tiene el aspecto de una estrella de David destrozada. Esta institución –que se esmera en celebrar la cultura hebrea y trascender sus horas bajas durante la hegemonía nazi– pasa revista a la historia de Alemania y su relación con su población judía.
Imagen: AP
El cementerio judío de Weißensee
En Berlín hay ocho cementerios judíos relativamente bien conservados. El más grande de ellos está en el distrito de Weißensee. De hecho, con sus 115.000 lápidas, se trata del cementerio judío más grande de Europa. Muchos judíos se salvaron de la persecución escondiéndose allí. En 1945, tres días después de la liberación de Berlín, tuvo lugar en este cementerio la primera misa judía de postguerra.
Imagen: Renate Pelzl
La nueva sinagoga
La “nueva sinagoga” fue inaugurada por primera vez en la Oranienburger Straße en 1866. Ella era percibida como la más grande y ostentosa de Alemania. El edificio ardió durante la Segunda Guerra Mundial. En 1995, tras su restauración, fue inaugurada por segunda vez. Desde entonces, la cúpula dorada adorna la silueta de Berlín.