El jefe militar de Kiev advierte de una larga guerra de trincheras en Ucrania. La historia muestra lo que esto podría significar.
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La contraofensiva ucraniana parece debilitarse: el jefe militar de Kiev advierte de una guerra de trincheras de años en Ucrania. Una mirada a la historia muestra lo devastadora que puede ser una guerra de este tipo.
Bajmut, Avdiivka, Robotyne: desde hace meses, siempre se mencionan los mismos lugares cuando se habla de los combates en el frente entre Ucrania y los territorios ocupados por Rusia. Siempre se habla de intensos combates y de grandes pérdidas. Sin embargo, apenas hay noticias de éxitos o incluso de importantes avances territoriales, en ninguno de los dos bandos. La contraofensiva ucraniana, lanzada en junio con grandes expectativas, está prácticamente estancada. En su punto más exitoso, cerca de Robotyne, sólo ha avanzado 17 kilómetros. En un artículo para la revista The Economist, el general Valery Zaluzhny, comandante en jefe del ejército ucraniano, advertía de una "guerra de desgaste" que podría "prolongarse durante años".
¿Cuándo se habla de guerra de desgaste?
El frente actual entre las dos partes enfrentadas tiene unos 1.000 kilómetros de longitud. En los últimos meses, los ataques y los intentos de avance sólo se han producido en determinadas secciones del frente, lo que ha dado a las tropas de las demás zonas la oportunidad de atrincherarse y ampliar sistemáticamente sus propias posiciones defensivas. Las profundas trincheras, las extensas alfombras de minas y las carreteras y puentes destruidos, así como el apoyo de sus propias defensas por la artillería estacionada más al interior, hacen casi imposible superar las líneas defensivas del enemigo; cualquier intento de hacerlo se traduce casi automáticamente en grandes pérdidas para el bando atacante.
Esta "congelación" del frente de batalla es típica de la llamada guerra de trincheras o de posiciones. A diferencia de la "guerra de movimiento", que se caracteriza por el rápido avance de una de las partes beligerantes, el principal objetivo de la guerra posicional es que ambas partes defiendan su propio territorio. En su última actualización sobre Ucrania publicada en la Plataforma X, el Ministerio de Defensa británico también señala que esto es exactamente lo que está ocurriendo actualmente en Ucrania.
La derivación de conflictos armados en prolongadas guerras de trincheras se desarrolló a lo largo del siglo XIX. Hasta entonces, apenas había sido posible que ejércitos relativamente pequeños mantuvieran áreas más extensas a largo plazo, razón por la cual las batallas a menudo sólo tenían lugar en determinados puntos. Sin embargo, cada vez más países empezaron a crear ejércitos de reclutas significativamente mayores. A esto se sumó el desarrollo de nuevos tipos de armamento que proporcionaban a un ejército defensor ventajas significativas. En particular, la invención de la ametralladora, que permitía rechazar a las tropas atacantes desde una posición estacionaria a larga distancia y con una alta cadencia de fuego.
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Las guerras de trincheras han cambiado poco
Hoy en día, los modernos sistemas de defensa antiaérea y antimisiles, en particular, proporcionan protección adicional a las líneas del frente en Ucrania. Sin embargo, el carácter fundamental de la llamada guerra posicional apenas ha cambiado.
Una característica especialmente cínica ya se hizo evidente en Verdún. Los comandantes en jefe de ambos bandos no estaban preocupados principalmente por minimizar sus propias pérdidas. Se trataba más bien de poner de rodillas al enemigo utilizando el mayor número posible de recursos militares: al fin y al cabo, sólo se podía ganar una guerra de este tipo si el otro bando se quedaba primero sin suministros y se veía obligado a capitular. Siguiendo esta lógica, durante la batalla de Verdún se dispararon alrededor de 26 millones de proyectiles explosivos y al menos 100.000 proyectiles de gas venenoso. Hoy, casi 110 años después, todavía quedan unos cinco kilos de metralla en cada metro cuadrado del campo de batalla.
Bajmut: la "ciudad fortaleza" en el frente ucraniano
Antes de la invasión rusa, más de 70.000 personas vivían en Bajmut. Ahora, una feroz batalla se libra por la ciudad del Donbás. Una imagen de la vida en esa localidad desde el comienzo de la guerra.
Imagen: LIBKOS/AP Photo/picture alliance
Antes de la guerra
Esta foto, tomada en la primavera de 2022, muestra murales en Bajmut sobre la familia y los niños. En mayo, el frente había avanzado hasta las afueras de la ciudad y comenzaron los ataques aéreos y de artillería. Muchos edificios residenciales resultaron gravemente dañados.
Imagen: JORGE SILVA/REUTERS
"Nos sentimos sin hogar"
Los bloques de apartamentos del este de Bajmut fueron los primeros en sufrir los ataques rusos en la primavera de 2022. Hoy, estos barrios se parecen mucho a la ruinosa ciudad portuaria de Mariúpol. Halyna, una evacuada de Bajmut cuya casa fue destruida, dijo a los periodistas: "Nos sentimos sin hogar. Lo hemos perdido todo. No tenemos adónde volver".
Imagen: Aris Messinis/AFP/Getty Images
Las ruinas de una escuela
Dos profesoras se abrazan ante las ruinas de su escuela en Bajmut. Fue bombardeada por el ejército ruso y sufrió graves daños el 24 de julio de 2022. Afortunadamente, nadie murió ni resultó herido en este ataque en particular.
Imagen: Diego Herrera Carcedo/AA/picture alliance
Monumentos destruidos
Muchos edificios de importancia histórica en Bajmut han sido dañados y destruidos desde el comienzo de la guerra. Entre ellos se encuentran el Palacio de la Cultura, la antigua casa del empresario Polyakov, del siglo XIX, y el antiguo instituto femenino. También se han destruido edificios más modernos, que eran considerados postales icónicas de la urbe.
Imagen: Dimitar Dilkoff/AFP/Getty Images
Preparando la evacuación
Oleksandr Havrys hace los últimos preparativos para evacuar a su mujer y sus dos hijos de Bajmut a Kiev. El 7 de marzo de 2023 quedaban menos de 4.000 personas en la ciudad. Antes de la guerra, tenía una población de 73.000 habitantes.
Imagen: Metin Aktas/AA/picture alliance
Los que se quedan
Más del 90 por ciento de los habitantes han abandonado Bajmut y sus alrededores. Los que quedan están en su mayoría enfermos o viven solos. Durante meses, sólo abrieron algunas tiendas y una farmacia, si había una pausa en los disparos. La ayuda humanitaria llegaba a través de organizaciones benéficas y voluntarios.
Imagen: ANATOLII STEPANOV/AFP/Getty Images
Permanecer a pesar de todo
Olha, embarazada, fuera de un búnker antiaéreo en Bajmut con su marido Vlad, el 28 de enero de 2023. Son de los pocos civiles que han permanecido en la ciudad a pesar de los encarnizados combates. Hoy en día, se necesita un pase especial para acceder a Bajmut.
Imagen: Raphael Lafargue/abaca/picture alliance
Vivir con miedo
Valentyna Bondarenko, pensionista de 79 años, mira por la ventana de su apartamento en Bajmut, en agosto de 2022. Muchos residentes de la ciudad han soportado meses en sótanos y refugios de emergencia debido a los interminables bombardeos y al peligro constante.
Imagen: Daniel Carde/Zumapress/picture alliance
La vida cotidiana en el sótano
"Estamos acostumbrados a todo tipo de silbidos y explosiones", dice a DW Nina, de Bajmut (en la foto, a la derecha). Dice que sus hijas se han ido "a Europa", pero ella y su marido quieren quedarse mientras el ejército ucraniano esté en la ciudad. Sin embargo, se irían si la situación empeora: "para no estorbar a los militares cuando el enemigo se esconde detrás de las casas".
Imagen: Oleksandra Indukhova/DW
Haciendo fila para recibir ayuda
En otoño, la situación humanitaria en la ciudad se deterioró aún más. Las tropas rusas lanzaron una ofensiva el 1 de agosto, y la red eléctrica resultó dañada por bombardeos. Se hizo muy difícil obtener alimentos y la red de telefonía móvil colapsó. Los trabajadores humanitarios voluntarios también fueron atacados.
Imagen: Diego Herrera Carcedo/AA/picture alliance
Fuego de artillería pesada
Las batallas clave por Bajmut están siendo libradas por unidades de artillería. Los militares ucranianos estiman que casi toda la gama de artillería y morteros están en acción en la zona. Bajmut está siendo ferozmente atacada por unidades del ejército privado ruso conocido como Grupo Wagner. El ejército ucraniano sigue resistiendo todos los ataques.
Imagen: Bulent Kilic/AFP/Getty Images
Bandera ucraniana de Bajmut en el Congreso de EE.UU.
El 20 de diciembre, el presidente ucraniano Volodimir Zelenski visitó a los soldados ucranianos que defendían Bajmut. De allí trajo una bandera ucraniana, que presentó dos días después a Nancy Pelosi, presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, en una visita al Congreso de ese país. La bandera ha sido firmada por soldados que están en primera línea.
Imagen: Carolyn Kaster/AP Photo/picture alliance
Tratando a los heridos en Bajmut
Las principales tareas de los médicos militares en el frente incluyen estabilizar a los heridos, evitar muertes por shock y pérdida de sangre, y asegurar el transporte de casos graves a hospitales militares más seguros.
Una imagen de los últimos días de diciembre de 2022. Sale humo de las ruinas de casas particulares en las afueras de Bajmut. Según las autoridades locales, en marzo de 2023, más del 80 por ciento de las viviendas de la ciudad han sido destruidas por los combates.
Imagen: Libkos/AP/picture alliance
Imagen de satélite de la destrucción
Una imagen satelital del 4 de enero de 2023, publicada por la empresa de tecnología espacial Maxar, muestra el alcance de la destrucción cerca de Bajmut. "En los últimos meses, la ciudad ha estado en el centro de intensos combates entre las tropas rusas y ucranianas. Las imágenes muestran grandes daños en edificios e infraestructuras", comenta la compañía.
Imagen: Maxar Technologies/picture alliance/AP
Ciudad fantasma
Esta foto, tomada por un dron de la agencia de noticias Associated Press el 13 de febrero, también ilustra la destrucción en la ciudad. Filas enteras de casas y edificios de apartamentos han sido destruidos, y sólo quedan en pie los muros exteriores y las fachadas dañadas. Los tejados se han derrumbado, exponiendo el interior de las construcciones al paso de la nieve.
Imagen: AP Photo/picture alliance
"Fortaleza Bajmut"
Un soldado ucraniano pasa junto a una pared rayada en el centro de la ciudad que dice "Bajmut ama a Ucrania". Los líderes políticos y militares del país han decidido mantener la defensa de la ciudad. Sin embargo, la OTAN no descarta la posibilidad de que Bajmut caiga, aunque esto no cambiaría necesariamente el curso de la guerra. (mn/dz)
Imagen: Libkos/AP Photo/picture alliance
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Probablemente sean este tipo de consecuencias las que han llevado al jefe militar ucraniano a advertir de una guerra de trincheras en su país que podría durar años. Según Valery Zaluzhny, cuanto más dure esa guerra de trincheras, más riesgos albergará para las fuerzas armadas ucranianas y para todo el Estado ucraniano. Sin más apoyo militar de Occidente, una guerra así sería casi imposible de mantener.