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¿Hay una guerra de trincheras en Ucrania y qué significa?

3 de noviembre de 2023

El jefe militar de Kiev advierte de una larga guerra de trincheras en Ucrania. La historia muestra lo que esto podría significar.

Efectivos rusos del Distrito Militar Central disparan un cañón-mortero automático 2B9 Vasilek Cornflower de 82 mm hacia posiciones ucranianas.
Efectivos rusos del Distrito Militar Central disparan un cañón-mortero hacia posiciones ucranianas.Imagen: Stanislav Krasilnikov/SNA/IMAGO

La contraofensiva ucraniana parece debilitarse: el jefe militar de Kiev  advierte de una guerra de trincheras de años en Ucrania. Una mirada a la historia muestra lo devastadora que puede ser una guerra de este tipo.

Bajmut, Avdiivka, Robotyne: desde hace meses, siempre se mencionan los mismos lugares cuando se habla de los combates en el frente entre Ucrania y los territorios ocupados por Rusia. Siempre se habla de intensos combates y de grandes pérdidas. Sin embargo, apenas hay noticias de éxitos o incluso de importantes avances territoriales, en ninguno de los dos bandos. La contraofensiva ucraniana, lanzada en junio con grandes expectativas, está prácticamente estancada. En su punto más exitoso, cerca de Robotyne, sólo ha avanzado 17 kilómetros. En un artículo para la revista The Economist, el general Valery Zaluzhny, comandante en jefe del ejército ucraniano, advertía de una "guerra de desgaste" que podría "prolongarse durante años".

¿Cuándo se habla de guerra de desgaste?

El frente actual entre las dos partes enfrentadas tiene unos 1.000 kilómetros de longitud. En los últimos meses, los ataques y los intentos de avance sólo se han producido en determinadas secciones del frente, lo que ha dado a las tropas de las demás zonas la oportunidad de atrincherarse y ampliar sistemáticamente sus propias posiciones defensivas. Las profundas trincheras, las extensas alfombras de minas y las carreteras y puentes destruidos, así como el apoyo de sus propias defensas por la artillería estacionada más al interior, hacen casi imposible superar las líneas defensivas del enemigo; cualquier intento de hacerlo se traduce casi automáticamente en grandes pérdidas para el bando atacante.

Esta "congelación" del frente de batalla es típica de la llamada guerra de trincheras o de posiciones. A diferencia de la "guerra de movimiento", que se caracteriza por el rápido avance de una de las partes beligerantes, el principal objetivo de la guerra posicional es que ambas partes defiendan su propio territorio. En su última actualización sobre Ucrania publicada en la Plataforma X, el Ministerio de Defensa británico también señala que esto es exactamente lo que está ocurriendo actualmente en Ucrania.

La derivación de conflictos armados en prolongadas guerras de trincheras se desarrolló a lo largo del siglo XIX. Hasta entonces, apenas había sido posible que ejércitos relativamente pequeños mantuvieran áreas más extensas a largo plazo, razón por la cual las batallas a menudo sólo tenían lugar en determinados puntos. Sin embargo, cada vez más países empezaron a crear ejércitos de reclutas significativamente mayores. A esto se sumó el desarrollo de nuevos tipos de armamento que proporcionaban a un ejército defensor ventajas significativas. En particular, la invención de la ametralladora, que permitía rechazar a las tropas atacantes desde una posición estacionaria a larga distancia y con una alta cadencia de fuego.

Las guerras de trincheras han cambiado poco

Hoy en día, los modernos sistemas de defensa antiaérea y antimisiles, en particular, proporcionan protección adicional a las líneas del frente en Ucrania. Sin embargo, el carácter fundamental de la llamada guerra posicional apenas ha cambiado.

Una característica especialmente cínica ya se hizo evidente en Verdún. Los comandantes en jefe de ambos bandos no estaban preocupados principalmente por minimizar sus propias pérdidas. Se trataba más bien de poner de rodillas al enemigo utilizando el mayor número posible de recursos militares: al fin y al cabo, sólo se podía ganar una guerra de este tipo si el otro bando se quedaba primero sin suministros y se veía obligado a capitular. Siguiendo esta lógica, durante la batalla de Verdún se dispararon alrededor de 26 millones de proyectiles explosivos y al menos 100.000 proyectiles de gas venenoso. Hoy, casi 110 años después, todavía quedan unos cinco kilos de metralla en cada metro cuadrado del campo de batalla.

Probablemente sean este tipo de consecuencias las que han llevado al jefe militar ucraniano a advertir de una guerra de trincheras en su país que podría durar años. Según Valery Zaluzhny, cuanto más dure esa guerra de trincheras, más riesgos albergará para las fuerzas armadas ucranianas y para todo el Estado ucraniano. Sin más apoyo militar de Occidente, una guerra así sería casi imposible de mantener.

(jov/ers) 

 

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