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Hamburgo mostrado por hamburgueses

Kathrin Erdmann13 de agosto de 2012

La idea prosperó en Nueva York primero, pero ha echado raíces en Hamburgo: en esta ciudad del norte de Alemania ya hay cincuenta guías turísticos que no piden nada a cambio de mostrarles sus vecindarios a los forasteros.

Imagen: Kathrin Erdmann

No es necesario haber nacido en Hamburgo para considerarse un hamburgués; muchas de las personas que se mudaron a la ciudad hanseática siendo adultos jóvenes han terminado por hacer de ella su segunda patria y la conocen como la palma de sus manos. Marie-Louise Wegen, por ejemplo, es una peluquera de 64 años que vive en esta urbe del norte alemán desde 1975; ella está tan familiarizada con los rincones de Uhlenhorst y le gusta tanto recorrer sus calles, que decidió convertirse en guía turística honoraria de ese vecindario.

Wegen, quien se jubiló recientemente, es una de los aproximadamente cincuenta hamburgueses que se han integrado hasta ahora al proyecto Hamburg Greeters; una iniciativa que prosperó en Nueva York primero y ha echado raíces en Hamburgo, permitiéndole a los forasteros conocer los distintos barrios de la ciudad de la mano de un lugareño y sin tener que pagar por ello. “Estos recorridos son una buena oportunidad para tener contacto con gente simpática y hacer nuevas amistades mientras les muestro mi barrio”, comenta Wegen, que ya ha dirigido unos veinte paseos.

El puente de Mundsburg (Mundsburger Brücke) en el vecindario hamburgués de Uhlenhorst.Imagen: Kathrin Erdmann

Un paseo fuera de lo común

Quienes visitan Hamburgo no siempre vienen de otros países; este lugar ha sido un imán turístico para los propios alemanes desde hace mucho tiempo. Como muestra, un botón o dos: Nicole Hoffmann de Kiel, Estado federado de Schleswig-Holstein, y Sven Wagenbach de Giessen, Estado federado de Hesse; un par de jóvenes interesados en conocer mejor la ciudad sin gastar mucho dinero. Ellos contactaron a Marie-Louise Wegen a través de la página web www.hamburg-greeter.de y dieron una vuelta por el centro.

La ronda comenzó en Uhlenhorst, un vecindario ubicado al este del Außenalster, el más grande de los dos lagos que se forman en el corazón de Hamburgo, antes de que el río Alster desemboque en el río Elba. Desde el puente de Mundsburg –el más ancho de la ciudad– caminaron hacia los lagos, haciendo una pausa en el célebre Alsterperle: “En esta acogedora casita lo que había hasta hace quince años era un baño público. A un empresario se le ocurrió convertirlo en un pintoresco café”, les contó Wegen.

La última parada de la gira: las casas flotantes en el Eilbekkanal.Imagen: Kathrin Erdmann

Nicole y Sven disfrutaron la caminata por la calle Schöne Aussicht, traducible como “Bella Vista”, que está flanqueada por imponentes mansiones y conduce a la mezquita Imán Ali de la comunidad iraní chiíta. Mientras tanto, Wegen los proveyó con datos históricos de la zona y anécdotas de las casas a la vista. La última parada de la gira: las casas-bote en el Eilbekkanal. “El paseo fue muy interesante”, dice Nicole. “Con Marie-Louise recibimos información que no habríamos obtenido de los guías turísticos tradicionales”, señala

Autores: Kathrin Erdmann / Evan Romero-Castillo

Editora: Emilia Rojas Sasse

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