Adolf Hitler y Josef Stalin se veían a sí mismos como enemigos ideológicos. Sin embargo, en 1939, los dos dictadores acordaron un pacto de no agresión y se dividieron la Europa del Este entre sí.
Publicidad
Fue un cálculo cínico. Y al principio funcionó para ambas partes. Para su plan de atacar a Polonia, Hitler se aseguró la neutralidad de la Unión Soviética. Sabiendo que un ataque a Polonia provocaría una reacción por parte de sus potencias garantes Gran Bretaña y Francia, Hitler evitó una guerra en dos frentes. Con un acuerdo comercial adicional, ambos dictadores deciden intercambiar materias primas soviéticas por máquinas alemanas.
Hitler quería impedir un posible bloqueo naval británico, que había llevado a la derrota alemana en la Primera Guerra Mundial. Stalin, por otro lado, creía que el Reich alemán se desgastaría en una larga guerra con las potencias occidentales. A más largo plazo, sin embargo, consideraba inevitable una guerra contra el Reich y quería utilizar el tiempo para ampliar sus arsenales.
Lo más importante, sin embargo, no estaba en el tratado oficial, sino en el protocolo adicional secreto: dividía a los países entre el Reich alemán y la Unión Soviética en áreas de influencia en caso de "transformaciones territoriales-políticas". Por ejemplo, Estonia, Letonia, la parte oriental de Polonia y la Besarabia rumana caerían en manos de la Unión Soviética como "esferas de interés", y la parte occidental de Polonia en manos del Reich alemán.
Sufrimiento infinito
El 1 de septiembre de 1939, la Wehrmacht alemana atacó Polonia. Dos semanas más tarde, el Ejército Rojo invadió Polonia desde el Este y luego ocupó gradualmente las otras áreas asignadas a la influencia soviética. La división de toda la Europa del Este se llevó a cabo en las dos primeras semanas del comienzo de la Segunda Guerra Mundial. Los oficiales militares, de inteligencia y administrativos alemanes y soviéticos trabajaron en estrecha colaboración.
El pacto entre Hitler y Stalin se mantuvo durante casi dos años. En junio de 1941, cuando Hitler había ocupado la mitad de Europa Occidental, se sintió lo suficientemente fuerte y atacó a su aliado. Fue una sobreestimación decisiva de sus propias capacidades. Ya en el invierno siguiente, la situación militar comenzó a cambiar. Pero para los pueblos de las "esferas de interés" significó miseria, expulsiones y millones de muertos a lo largo de varios años de guerra.
Stalin rehabilitado en Rusia
El pacto tuvo consecuencias mucho más allá del final de la guerra: como la URSS fue una de las potencias victoriosas, las potencias occidentales no pudieron impedir que "los territorios que habían sido asignados a la Unión Soviética en el curso del pacto Hitler-Stalin permanecieran con la Unión Soviética al final de la Segunda Guerra Mundial", según el historiador Jörg Ganzenmüller. No fue hasta principios de los años noventa que los Estados bálticos, por ejemplo, recuperaron su independencia.
Pero las heridas siguen abiertas. Hace diez años, en el 70 aniversario, el presidente ruso Vladimir Putin calificó el pacto de inmoral. Pero Putin ya cambió de opinión. Pocos meses después de la anexión rusa de Crimea, Putin defendió el tratado, argumentando de que desde el punto de vista histórico era necesario. Josef Stalin también ha sido rehabilitado en gran medida en la Rusia actual. En una encuesta realizada este año, el 70% de los rusos encuestados consideraban que Stalin jugó un papel positivo para el país.
Nuevos y viejos temores
Así pues, en Polonia y en los países bálticos vuelve a crecer el temor de que se pueda volver a ser víctima de una política en la que Alemania y Rusia se pongan de acuerdo sobre sus cabezas. La construcción del gasoducto Nord Stream 2 desde Rusia a través del Mar Báltico hasta Alemania, se ha convertido en un símbolo de este temor.
"No se pueden establecer analogías históricas", dice el científico Ganzenmüller. El miedo es exagerado: "Polonia y los países bálticos están mucho más cerca de Alemania que de Rusia. Eso ya lo indica la adhesión a la UE y la OTAN. "Sin embargo, la política exterior alemana a veces persigue los intereses de la política exterior de forma demasiado inflexible, no tiene en cuenta estos temores y, por lo tanto, causa irritación. Por ello, el historiador aconseja al gobierno alemán que responda con mayor sensibilidad a estos viejos temores.
(gg/jov)
Deutsche Welle es la emisora internacional de Alemania y produce periodismo independiente en 30 idiomas. Síganos en Facebook | Twitter | YouTube |
La II Guerra Mundial en Europa
El 1º de septiembre de 1939, las fuerzas de la Wehrmacht de Hitler invadieron Polonia. Los pueblos europeos lucharon unos contra otros hasta el 8 de mayo de 1945, día de la liberación de Europa del régimen nazi.
Imagen: AP
Invasión de Polonia
El 1º de septiembre de 1939, las fuerzas de la Wehrmacht de la Alemania nazi atacaron Polonia, según Hitler, para responder a los ataques de ese país, lo cual fue una mentira para justificar la invasión. Francia y Gran Bretaña, aliados de Polonia, también le declararon la guerra a Alemania, pero no se inmiscuyeron en los combates. También Italia, aliado de Alemania, se mantuvo en espera.
Ejército soviético ocupa Polonia
Polonia apenas contaba con medios militares para contraatacar a la Alemania nazi, que venció a las tropas polacas en cinco semanas. El 17/9/1939, el Ejército soviético ocupó el este de Polonia como resultado de un acuerdo secreto al que el Imperio Alemán y la URSS llegaron una semana antes del ataque alemán a Polonia.
Imagen: AP
Ocupación de Dinamarca
La Wehrmacht invadió Dinamarca en abril de 1940, usando ese país como trampolín hacia Noruega. Desde allí llegaban materias primas necesarias para la Alemania nazi en guerra. Gran Bretaña intentó interrumpir el abastecimiento enviando soldados a Noruega, pero allí los aliados también capitularon en junio. La campaña nazi hacia Occidente ya había comenzado.
Ocupación nazi de Holanda, Bélgica y Luxemburgo
El 10 de mayo de 1940, la Wehrmacht atacó a Holanda, Luxemburgo y Bélgica, países neutrales. Los ocupó en un lapso de pocos días sorteando la fortificación militar francesa.
Imagen: picture alliance/akg-images
Los nazis ocupan París
Los alemanes atacaron por la espalda a las tropas francesas y se dirigieron a París, que fue ocupada a mitades de junio. El 22 de junio de 1940, Francia capituló y fue divida en un territorio ocupado por la Alemania nazi y en la Francia de Vichy, gobernada por un gobierno títere del régimen bajo el mando del general Pétain.
Imagen: ullstein bild/SZ Photo
Ataque nazi a Gran Bretaña
Hitler bombardeó Gran Bretaña en el verano de 1940, dejando a ciudades como Coventry convertidas en cenizas y escombros. Al mismo tiempo, aviones nazis y británicos luchaban en el espacio aéreo del Canal de La Mancha, entre el norte de Francia y el sur de Inglaterra. La Royal Air Force venció a la Fuerza Aérea Alemana, y en 1941, los ataques nazis cesaron considerablemente.
Imagen: Getty Images
Invasión del sur y este de Europa
Luego de las derrotas contra Gran Bretaña, Hitler se dirigió hacia el sur, y luego hacia el este de Europa, llegando incluso hasta el norte de África, los Balcanes y la Unión Soviética.
Invasión de Yugoslavia
El 6 de abril de 1941, fuerzas alemanas, italianas, húngaras y búlgaras invadieron Yugoslavia, acabando con la rendición del ejército yugoslavo el 17 de abril y con la creación de un estado títere en Croacia y Serbia. También el 6 de abril, Alemania invadió Grecia desde Bulgaria.
Imagen: picture-alliance/akg-images
"Operación Barbarroja"
La "Operación Barbarroja", emprendida el 22 de junio de 1941, fue el nombre en clave dado por Adolf Hitler al plan de invasión de la Unión Soviética por parte de las Fuerzas del Eje durante la Segunda Guerra Mundial. Esta operación abrió el Frente Oriental, que se convirtió en el teatro de operaciones más grande de la guerra.
Imagen: Getty Images
1942, punto de inflexión
Al principio, el Ejército Rojo de la URSS opuso apenas resistencia al ataque nazi, pero luego la Wehrmacht sufrió graves pérdidas, y se vio debilitada. Hitler dominaba casi toda Europa, parte de África del Norte y de la Unión Soviética, pero en 1942, el desarrollo de la guerra dio un giro decisivo.
Retirada de África
Italia, aliado de Alemania, entró en guerra en junio de 1940, y atacó a las tropas británicas en el norte de África. Hitler envió refuerzos en 1941. Luego de la batalla de El Alamain, en otoño de 1942, los alemanes emprendieron la retirada de África y capitularon el 13 de mayo de 1943.
Imagen: Getty Images
Campos de exterminio nazis
En el este de Europa, el régimen de Adolf Hitler erigió campos de exterminio como los de Auschwitz-Birkenau. Más de seis millones de personas fueron asesinadas por los nazis en estos campos de la manera más inhumana. En esos crímenes también participaron miles de soldados alemanes y oficiales de las SS.
Imagen: Yad Vashem Photo Archives
Los Aliados llegan a Italia
En el cuarto año de la guerra, la guerra cambió su derrotero: en el este, el Ejército Rojo se dispuso a contraatacar a los nazis, y las fuerzas occidentales aliadas llegaban a Italia, con lo cual los nazis se dieron a la retirada.
Batalla de Stalingrado
El 6 de enero de 1942, Stalin, confiado después de su victoria en Moscú, ordenó una contraofensiva general. El símbolo del giro que dio la guerra fue la capitulación de Stalingrado. Los alemanes vieron que la lucha no tenía sentido.
Imagen: picture-alliance/dpa
Invasión de Italia
Los aliados desembarcaron en Italia en septiembre de 1943, a lo que Hitler respondió invadiendo ese país.
En el este de Europa, el Ejército Rojo hacía retirarse a los nazis cada vez más. Asimismo, los aliados occidentales reforzaron su ofensiva y desembarcaron en Normandía, Francia, en la primavera de 1944.
Entrada de los Aliados
En el invierno boreal de 1944/1945 los Aliados logran romper la resistencia nazi en el oeste de Europa y se movilizan para atacar al régimen nazi.
Imagen: imago/United Archives
Capitulación del régimen nazi
El 8 de mayo de 1945, la Alemania nazi capituló sin condiciones. Hitler se había suicidado el 30 de abril de 1945. Europa se enfrentaba a los despojos y al horror que dejó la II Guerra Mundial, en la que murieron casi 50 millones de personas en Europa.