¿Cómo detener a un jefe de Estado autocrático que impone sus intereses brutalmente, sin reparar en pérdida de prestigio? La respuesta no es fácil. Vladímir Putin es un hombre del pasado, porque aún piensa en categorías de la Guerra Fría. Con su intervención en Crimea, Putin demuestra que quiere seguir ejerciendo su influencia en los territorios del antiguo imperio soviético.

Putin es un exoficial del KGB, el servicio secreto soviético, un político del poder y no un demócrata. Eso puede lamentarse, pero Putin es el hombre fuerte de Rusia, quiérase o no. Por ello hay que negociar con él. Occidente puede estar tentado de demostrar poderío. Pero la razón nos dice que lo mejor es apaciguar e integrar a Rusia. Eso es lo que intentan los ministros de RR. EE. de la Unión Europea: reflexionan sobre sanciones, pero llaman a Rusia a quitarle tensión a la situación. ¿Alcanzará? ¿Qué pasará si Vladímir Putin permanece fiel a su propia lógica?

Estrechar filas con EE. UU.

Lo importante es que la Unión Europea se mantenga ahora unida. Si Rusia logra colocar una cuña entre los europeos, la UE perderá. La UE necesita además estrechar filas con los Estados Unidos, pues solo el poder impresiona a Putin. La Unión Europea y Estados Unidos deben buscar el lado débil del presidente ruso. Expulsar a Rusia del G8 no le haría mucha mella a Putin, pero sí sanciones económicas.

Una restricción del comercio y de las relaciones financieras dañaría también a Occidente e implica el riesgo de una escalada. Putin podría reducir el envío de gas y petróleo a la UE. Hallar otros abastecedores a corto plazo no sería fácil para la UE. Putin, por su parte, tampoco podría prolongar por mucho tiempo una medida de ese tipo, ya que necesita urgentemente las divisas para financiar el Estado ruso.

Rápida ayuda financiera

Los ministros de RR. EE. de la Unión Europea comenzaron a aplicar medidas a la escala más baja. Mucho más no pueden hacer por ahora, si quieren evitar que Putin caiga nuevamente en los esquemas de la Guerra Fría. La UE, los EE. UU. y el Fondo Monetario Internacional (FMI) deben, no obstante, ayudar lo antes posible financieramente a Ucrania, para estabilizar su economía, que se halla en estado crítico. La UE debe convencer también al Gobierno de transición ucraniano de poner en vigor nuevamente las leyes que protegen a la minoría y el idioma rusos, para no darle a Putin argumento alguno para sus acciones.

La UE no tiene tiempo que perder, en vista de la velocidad con la que se desarrollan los acontecimientos en Ucrania. El jueves (06.03.2014) se reunirán los jefes de Estado y de Gobierno de la UE en el marco de una cumbre especial, para decidir si se puede dialogar con Putin o si deben imponerse sanciones. Lo mejor sería que también participara Barack Obama, el presidente de EE. UU., para poner de manifiesto la unidad de Occidente.

Bernd Riegert/PK