Hacia una ganadería sostenible con la ingeniería genética
Tim Schauenberg
22 de febrero de 2022
Ovejas y salmones que comen menos y crecen más rápido: con la ayuda de la ingeniería genética, científicos trabajan para crear animales para la ganadería del futuro.
Herman sufría de artritis a los 13 años y tuvo que ser sacrificado.Imagen: ANP/dpa/picture alliance
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Todo comenzó en 1990 con el toro Herman, que fue el primer mamífero transgénico del mundo al que se le implantarongenes de otra especie, sobrevivió al procedimiento y tuvo descendencia. A Herman se le implantó un gen de una proteína especial que se encuentra en la leche materna humana.
La idea era que las vacas engendradas por Herman dieran leche que también contenga esta proteína. Los científicos querían utilizarlo, por ejemplo, para desarrollar medicamentos contra el SIDA. Ese proyecto fracasó, pero el sueño de los animales de granja hechos a medida no había hecho más que empezar. Desde entonces, los científicos trabajan arduamente en la optimización de los animales, también para una mayor sostenibilidad.
El cerdo ecológico y las ovejas climáticas
A Herman le siguió el cerdo orgánico Enviropig, que fue desarrollado en Canadá. Los científicos modificaron la digestión del animal y sus excreciones contenían hasta un 66 por ciento menos de fosfato que las de los cerdos normales. El objetivo era reducir la contaminación de las aguas subterráneas y los ríos por la sobrefertilización con estiércol animal. Sin embargo, el proyecto se interrumpió en 2012 por falta de financiamiento.
El "cerdo orgánico" modificado genéticamente produjo un estiércol más ecológico.Imagen: ZUMA Press/imago images
La ganadería genera el 14,5 por ciento de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero, según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO). La producción de leche y carne con el ganado vacuno por sí sola causa más del nueve por ciento del total de las emisiones producidas por el hombre. En el foco está especialmente el gas metano, que se produce durante la digestión de los alimentos de origen vegetal.
Alrededor del 20 por ciento de las emisiones de metano de las vacas están controladas genéticamente. En cuanto se identifiquen los genes respectivos, pronto será "fácil" optimizar las emisiones de metano con la ayuda de la ingeniería genética, según la Fundación de Tecnologías de la Información e Innovación de Estados Unidos. Pero aún no se ha logrado ese avance.
Una raza de ovejas criada recientemente en Nueva Zelanda ya emite un 13 por ciento menos de metano que la media de las ovejas actuales. Los criadores han calculado que si las 25 millones de ovejas de Nueva Zelanda se sustituyeran por esta raza, se podrían reducir las emisiones de metano de la industria ovina hasta en un uno por ciento.
Las flatulencias de las ovejas tienen un efecto duradero en el clima.Imagen: Chun Ju Wu/Zoonar/picture alliance
El "súperpez” vs. el bienestar animal
Actualmente, solo hay dos especies animales modificadas genéticamente aprobadas para el consumo: el cerdo "GalSafe" y el salmón "AquAdvantage", ambos en Estados Unidos. La carne de cerdo no contiene azúcares alfa, que provocan reacciones alérgicas en algunas personas. Sin embargo, hasta ahora, la carne de cerdo "GalSafe” no está disponible en el mercado. La empresa quiere utilizar los animales principalmente para la producción de medicamentos y para la producción de órganos libres de azúcares alfa para su trasplante en humanos.
En cambio, el salmón "Aqua Advantage" ya se puede comprar en Norteamérica. Al "Aqua Advantage" se le han insertado genes de otros peces marinos. En lugar de crecer solo en primavera y verano, ahora crece todo el año y alcanza su peso de sacrificio dos veces más rápido que el salmón común. Para ello, el salmón genético necesita una quinta parte menos de alimento. En la actualidad, alrededor del 70 por ciento del pescado capturado en todo el mundo se procesa en alimento para peces. Los investigadores esperan que esta proporción pueda reducirse gracias a la ingeniería genética.
Pero los críticos temen los riesgos. La activista alimentaria de la organización ecologista Amigos de la Tierra Europa, Mute Schimpf, cree que la ingeniería genética de animales es irresponsable: "Existe un alto riesgo de que el salmón salvaje se mezcle con el salmón manipulado. Y dentro de 20 años se descubrirá que el salmón puede tener problemas de salud, pero para entonces toda la población puede estar contaminada con los genes".
El salmón genéticamente modificado fue desarrollado en 1989 pero recién aprobado en 2015.Imagen: DW
Si se utiliza la manipulación genética, no debería ser para aumentar la producción, sino "para mejorar el bienestar de los animales con los que tratamos", afirma John Dupré, filósofo de la ciencia y presidente del Consejo de Bioética de Nuffield. Los investigadores ya han conseguido que los cerdos sean inmunes a una enfermedad respiratoria extremadamente peligrosa (PRRS). En este caso, la ingeniería genética podría estar justificada, según Dupré.
Riesgos y efectos secundarios
Sin embargo, las posibles ventajas de la ingeniería genética también tienen su precio. Por ejemplo, en los intentos realizados en China para desarrollar cerdos especialmente musculosos: muchos animales murieron inmediatamente después de nacer debido a su alta susceptibilidad al estrés o por hernias umbilicales. Y como el gen muscular afecta a todo el cuerpo, algunos animales tenían la lengua extremadamente agrandada, y otras vértebras adicionales.
Para la activista Schimpf, la ingeniería genética para la sostenibilidad es un enfoque equivocado. Para reducir los recursos en la producción de carne, "no necesitamos una ganadería más intensiva. Necesitamos exactamente lo contrario", comenta Schimpf.
En Europa, los animales modificados genéticamente no están autorizados para el consumo. Pero John Dupré supone que esto podría ocurrir en Gran Bretaña dentro de unos años. Al mismo tiempo, advierte que el aumento de la producción de animales modificados genéticamente también podría conducir a un mayor consumo de carne. Los científicos llevan mucho tiempo señalando que, en particular, las personas en los países industrializados deberían comer menos carne en general por razones de salud y de sostenibilidad.
(ct/ms)
Así de inteligentes son los animales
Pintan, calculan, distinguen idiomas y se reconocen en el espejo: muchos animales poseen una inteligencia asombrosa. Eso sí, las palomas son probablemente más inteligentes y los delfines menos de lo que se piensa.
Imagen: Augusto Leandro Stanzani/Ardea/imago images
¿Paloma tonta? ¡Ni de lejos!
La paloma tiene fama de no ser muy lista. Pero el ave, a la que conocemos como “rata del aire”, puede aprender ortografía y reconocer palabras mal escritas. Puede distinguir entre cuadros de Monet y de Picasso y es más rápida que nosotros en actividades multitarea. Y es que su cerebro es mucho más pequeño que el nuestro, pero tiene seis veces más células nerviosas por milímetro cúbico.
Imagen: Rahmat Gul/AP/picture alliance
¿Qué significa realmente ser “inteligente”?
Científicamente, la inteligencia es la capacidad de resolver problemas y reconocer conexiones. Los animales que no resuelven problemas, pero transfieren experiencias anteriores a una nueva situación y descubren soluciones nuevas y creativas, se consideran inteligentes. Ser capaz de evaluar y planificar con antelación también se considera inteligente. Aunque los perros no puedan leer el periódico.
Esto es cierto al menos cuando tienen que encontrar comida escondida. Los cuervos saben contar y construir herramientas. Se ponen en el lugar de sus congéneres y actúan de forma estratégica. Si se sienten observados cuando preparan un escondite para la comida, la volverán a esconder más tarde. Se reconocen incluso en el espejo, lo que podría indicar cierta conciencia.
Imagen: Remy de la Mauviniere/AP Photo/picture alliance
Peces limpiadores y la prueba del espejo
A raíz de un experimento con peces limpiadores, surgió la duda sobre si el reconocimiento de la propia imagen en un espejo indica realmente la conciencia del yo. Los pequeños peces reconocieron una marca aplicada sobre su cuerpo en el espejo y trataron de quitarla. Posiblemente, los peces simplemente entendieron la función del espejo y observaron partes de su cuerpo que desconocían.
Imagen: Frank Schneider/imagebroker/imago images
Animales marinos: no tan inteligentes como los terrestres
Sigamos en el agua, donde precisamente no viven los animales más listos. Según un estudio de EE. UU., el entorno monótono del océano plantea pocas exigencias cognitivas a la mayoría de animales marinos. En tierra, el entorno suele ser más confuso, el comportamiento estereotipado no ayuda y se necesitan nuevas soluciones, lo que favorece el desarrollo de la inteligencia.
Imagen: Reinhard Dirscherl/OceanPhoto/imago
Pulpo: cerebro en ocho brazos
Pero también hay animales inteligentes en el agua, como los pulpos que viven en arrecifes. En este entorno complejo los cefalópodos utilizan herramientas, resuelven tareas complejas y aprenden nuevos comportamientos en el laboratorio observando a sus congéneres. Por cierto, dos tercios de las células nerviosas de los invertebrados se encuentran en sus tentáculos, el resto en el cerebro.
Durante mucho tiempo, se ha creído que los delfines eran muy inteligentes. Pero su corteza cerebral, que se considera el centro de la inteligencia en mamíferos, es bastante delgada. Desde que se sabe, se ha desatado un apasionado debate sobre su inteligencia. Una cosa es indiscutible: los delfines son extremadamente sociales, comunicativos, tienen buena memoria y se ponen nombre entre ellos.
Imagen: Augusto Leandro Stanzani/Ardea/imago images
Elefantes increíbles
Los elefantes se consideran muy inteligentes. Son capaces de dividir a los humanos en peligrosos e inofensivos. Huyen cuando ven a hombres másai porque algunos cazan elefantes. Pero cuando se acercan miembros de la comunidad agrícola Kamba, los animales permanecen tranquilos. Y cuando se desplazan entre zonas protegidas, pasan a toda prisa por delante de asentamientos humanos por precaución.
Imagen: Eugen Haag/Shotshop/imago images
El cerdo es muy inteligente
El cerdo es uno de los mamíferos más inteligentes. Aprende órdenes, atiende a nombres individuales y comprende cuestiones complejas de causa y efecto. Los investigadores enseñaron a los cerdos a manejar una palanca de mando y comprobaron que los animales entendían la relación abstracta entre el movimiento del dispositivo de control y el cursor en la pantalla.
Imagen: Lightpoet/Panthermedia/imago images
¿Es el perro más inteligente que el gato?
Dueños de perros y gatos llevan tiempo discutiendo: ¿qué especie es más inteligente? Los perros pueden incluso distinguir entre diferentes lenguas extranjeras y tienen casi el doble de neuronas (de 530 a 250 millones). Aunque también depende de la densidad y la interconexión de estas. Los gatos, por su parte, no están dispuestos a someterse a muchas pruebas, así que el debate está servido.
Imagen: Nano Calvo/VWPics/imago images
Caballos, cabras e inteligencia social
Al igual que los perros, los caballos han convivido estrechamente con los humanos durante miles de años. Así que no es de extrañar que sean verdaderos entendidos de las personas. Los caballos pueden leer nuestras expresiones faciales y reconocer si somos amables o estamos enfadados. Las cabras, por otra parte, son capaces de distinguir el estado emocional de otras cabras por su forma de balar.
Imagen: Julia Christe fStop Images/imago images
Inteligencia, una definición humana
El ejemplo de los caballos lo demuestra: los humanos tienden a explorar solo ciertos rasgos de los animales. El experto en comportamiento animal, Frans de Waal, señala: “Los humanos siempre hemos basado nuestra definición de inteligencia en la capacidad de contar, por ejemplo. Pero para muchos animales, saber contar no sirve de nada en su entorno. ¿Qué demuestra eso de su inteligencia?”
Imagen: Jochen Tack/imago
De monos y humanos
Menos del 1,5% nos distingue genéticamente de nuestros parientes más cercanos, los chimpancés. Pero los humanos tenemos tres veces más cerebro por kilo de peso corporal. Sin embargo, la diferencia realmente decisiva radica en la capacidad humana de transmitir activamente lo aprendido. A través de esta “evolución cultural”, las innovaciones no solo se transmiten, sino que se mejoran.