Haití reporta heridos en ataques cerca del Palacio Nacional
2 de abril de 2024
La seguridad del Palacio Nacional apoyó a la Policía para repeler el ataque armado de las pandillas en Champs de Mars.
Publicidad
Las bandas armadas fracasaron en su intento de asaltar este lunes (01.04.2024) el Palacio Nacional de Haití, aunque al menos cinco policías resultaron heridos, uno de ellos de gravedad.
La Policía Nacional Haitiana (PNH) contuvo el lunes el ataque contra el símbolo del poder político en el país, una acción de la que fue testigo la agencia EFE, perpetrada por la coalición de bandas armadas Vivre Ensemble (Vivir Juntos), que lidera el expolicía Jimmy Cherizier, alias Barbacue.
Las unidades encargadas de la seguridad del Palacio Nacional apoyaron a la Policía para repeler el ataque, que se produjo en medio de una tensión vivida en la principal plaza pública de la capital haitiana, Champs de Mars -donde se encuentra el edificio- con personas corriendo en todas direcciones para escapar de los disparos, según EFE. Los atacantes también incendiaron un vehículo blindado policial que se había averiado en los alrededores del Palacio Nacional.
En este contexto, las autoridades extendieron el toque de queda hasta el 3 de abril en el Departamento del Oeste, donde se encuentra Puerto Príncipe. Esa demarcación fue declarada en estado de emergencia el pasado 6 de marzo, ante la violencia de las bandas armadas, que controlan casi por completo el área capitalina.
Por otra parte, el Gobierno del primer ministro de Haití, Ariel Henry -que prometió renunciar tan pronto se formalice el Consejo Presidencial de Transición- se comprometió este lunes a trabajar para que se produzca un traspaso pacífico de responsabilidades hacia ese nuevo órgano. Así lo afirmó el Consejo de Ministros en un comunicado en el que aseguró que solicitará a la Comunidad del Caribe (CARICOM) el envío del acuerdo que establece la creación del Consejo.
ama (efe, ap, reuters)
Haití, entre el caos y los intentos de resurgir
Tras el devastador terremoto de Haití en enero de 2010, las donaciones fluyeron en miles de millones. Diez años después, la pobreza y la corrupción dominan los titulares del Estado caribeño. Pero hay esperanza de cambio.
12 de enero de 2010, poco antes de las 5 de la tarde: La tierra tiembla en el pequeño país que comparte la isla con República Dominicana. Intesidad de 7.0 en la escala de Richter. En algunos lugares se derrumbó el 90% de los edificios. Al menos 200.000 personas mueren y más de un millón se quedan sin hogar. Con 6.600 millones de dólares, los daños superan el producto interno bruto del país.
Imagen: AP
Catástrofe en el país de las crisis
Enero de 2011: Cruces en una fosa común cerca de la capital Puerto Príncipe. El terremoto golpeó a un país ya de por sí en crisis: en 2010, Haití era -y sigue siendo- el país más pobre del hemisferio occidental, sufriendo de sobrepoblación y corrupción. Los desastres naturales no son raros. Una epidemia de cólera que siguió al terremoto mató a miles de personas más.
Imagen: A.Shelley/Getty Images
Solidaridad global
Un momento de diversión en un campamento para víctimas del terremoto, construido en 2010 con la ayuda de la ONU, ONGs y particulares: el dinero fluyó desde todo el mundo para la reconstrucción. A nivel local, muchas organizaciones de ayuda han hecho un trabajo eficaz, construyendo casas, por ejemplo, dice a DW Bert Hoffmann, politólogo del Instituto Leibniz de Estudios Globales (GIGA).
Imagen: AP
Ayuda que destruye
Las donaciones de alimentos de Estados Unidos ayudaron a los afectados a corto plazo, explica Hoffmann. "Pero a largo plazo, el arroz gratis de EE.UU. ha llevado a los productores de arroz de Haití a una masiva bancarrota. Este tipo de ayuda no ha creado estructuras sostenibles para el país y ha aumentado la dependencia".
Imagen: AP
La crisis después de la crisis
Esperando trabajo: diez años después del terremoto, la calidad de vida de la mayoría de los haitianos ha empeorado. Más de la mitad de la población vive por debajo del umbral de pobreza de 2 dólares estadounidenses al día. Según la ONG alemana “Welthungerhilfe”, el 35% depende de las donaciones de alimentos. La ONG Médicos sin Fronteras demanda una atención médica básica adecuada.
Imagen: picture-alliance/AP Photo/R. Blackwell
Protestas mortales
El desempleo masivo, la inflación, el crimen y el nepotismo han llevado a los haitianos a las calles durante el último año y medio, como aquí en noviembre de 2019, donde los enfrentamientos entre la policía y los manifestantes cobraron muchas vidas. "El peligro de una guerra civil está creciendo en Haití", advierte Pirmin Spiegel, director general de Misereor, una organización alemana.
Imagen: imago images/Agencia EFE/J. M. Herve
El presidente Moïse no quiere irse
Jovenel Moïse (centro), ocupa el cargo desde febrero de 2017. Entre otras cosas, se le acusa de haber malversado miles de millones de un fondo de solidaridad venezolano. Pero él se niega a renunciar. Cuando el parlamento se reúna de nuevo este 13 de enero, el mandato de la mayoría de los miembros habrá expirado, y Moïse podría teóricamente gobernar por decreto.
La oposición está fragmentada, pero los activistas quieren seguir luchando por el cambio. "Necesitamos un gobierno que responda a nuestras necesidades", dice Rese Domini (foto), de 31 años, de la organización MONEGAF. La activista Velina Charlier, de 39 años, le dijo a DW en diciembre que pidió "la renuncia de Moïse, un proceso anticorrupción y un cambio radical del sistema".
Imagen: Reuters/V. Baeriswyl
"Europa calla "
Mientras tanto, las organizaciones de ayuda humanitaria hacen un llamamiento a la comunidad internacional para que actúe. La ayuda alimentaria debe dar prioridad a los productos locales "para impulsar la economía nacional", declaró Welthungerhilfe en noviembre. Alemania y la Unión Europea también deben trabajar por un cambio político en Haití, exigió el director de Misereor.
Diciembre 2019, Puerto Príncipe: Dos amigos en la playa. La crisis actual no debe ocultar el hecho de que hay "muchas estructuras familiares y locales en Haití que funcionan", dice el politólogo Hoffmann. El Estado caribeño no es "un infierno en la tierra". Es un país muy pobre, pero generalmente pacífico y con una gran cultura. (jov/eal)