Hamburgo siempre fue una ciudad especial, y lo sigue siendo en la actualidad. No en vano lleva la palabra "libre” en su denominación oficial: Ciudad Libre y Hanseática de Hamburgo. Es un signo de independencia, de libertad y también de libre comercio. Eso es lo que le dio grandeza y riqueza. Hasta el día de hoy existe la "Asociación de Comerciantes Honorables de Hamburgo”, que se remonta a 517. Con una tradición de 500 años y más de mil miembros, pone énfasis en la ética en el ámbito económico. Sus integrantes son hombres de negocios para quienes la palabra todavía vale.

El puerto

Hamburgo es en primer lugar un puerto, que se suele caracterizar como "la puerta” de Alemania hacia el mundo. Ya sea que uno llegue en auto o en tren desde el sur, siempre impresionan el ballet de grúas y las edificaciones portuarias. Aún cuando el puerto ya no esté en la cúspide a nivel mundial, da trabajo a decenas de miles de personas. Y siempre genera controversias, porque continuamente se planea aumentar su profundidad para permitir la entrada de gigantescos buques de contenedores, cosa que los ambientalistas rechazan. Es el clásico conflicto entre economía y ecología, que aquí se vuelve concreto y palpable.

Los nuevos vecinos

Ni Berlín ni Múnich, sino Hamburgo fue la ciudad escogida por Google y Facebook para establecer sus centrales en Alemania. Dentro de poco se les sumará Snap (matriz de Snapchat). Haciendo un cálculo per cápita, en Hamburgo se fundan más empresas nuevas que en Berlín, que gusta de presentarse como capital alemana de las startups. Solo que los hamburgueses no hacen tanto alarde de ello.

El jefe de gobierno

El socialdemócrata Olaf Scholz es desde hace seis años alcalde-gobernador de Hamburgo. Cuando en febrero de 2016 sonó su teléfono y, desde el otro lado de la línea, la canciller Angela Merkel le preguntó si Hamburgo querría organizar la cumbre del G20, respondió afirmativamente sin titubear. Incluso ahora que la ciudad se estremece ante el gigantesco despliegue requerido para este acontecimiento internacional, Scholz comenta sin alterarse: "habrá gente que el 9 de julio se sorprenderá de que ya haya terminado la cumbre”.

Las protestas

No todos están de acuerdo con la celebración de esta cumbre, que trae aparejada una serie de inconvenientes, como el cierre de negocios y calles, con las correspondientes alteraciones del tránsito. Hay manifestaciones pacíficas de quienes expresan sus legítimas protestas y hay grupos que quieren provocar batallas callejeras contra la policía. Todo esto puede desbordar la paciencia de algunos hamburgueses. Pero, por otra parte, Hamburgo estará estos días en el foco de la atención de la prensa de todo el mundo, que no solo difundirá imágenes de las protestas, sino también de los atractivos de la ciudad, que a largo plazo se verá beneficiada.

La Filarmónica del Elba

Uno de estos atractivos es la nueva Filarmónica del Elba, que nos remite nuevamente a la "Asociación de Comerciantes Honorables de Hamburgo”. Ellos fueron los que construyeron hace 300 años una ópera en el Gänsemarkt. Y de ellos provino también la iniciativa de construir esta moderna sala de conciertos junto al Elba. Aportaron 70 millones de euros como capital inicial. La obra terminó costando 10 veces más de lo previsto. Pero qué se le va a hacer. La Filarmónica ya ha conquistado el corazón de los hamburgueses y ahora servirá de telón de fondo para una "foto de familia” de los participantes en la cumbre del G20, a quienes Merkel invitará luego a escuchar la Novena Sinfonía de Beethoven.