Entre las empresas más grandes de la navegación comercial, la sudcoreana Hanjin es la primera en sucumbir bajo los efectos de la crisis internacional de ese sector. Su quiebra golpeará a varias firmas alemanas.
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Según un estudio de Euler Hermes, la aseguradora de créditos más importante del mundo, el número de empresas navieras que anunciaron su insolvencia entre enero y mayo de 2016 es diez por ciento mayor que el de aquellas que lo hicieron en el mismo período un año antes. Y esta tendencia al alza amenaza con prolongarse indefinidamente. Entre las diez compañías más grandes de la navegación comercial, la sudcoreana Hanjin es la primera en sucumbir bajo los efectos de la crisis internacional de ese sector.
Hanjin venía reportando un saldo rojo en los últimos cinco años. En agosto hizo público que había quebrado. Hasta ahora, sus deudas ascienden a 4.500 millones de euros. “Aproximadamente tres cuartos de las navieras se encuentran en una situación difícil”, sostiene Thomas Rehder, miembro de la junta directiva de la Federación de Navieros Alemanes, aludiendo tanto a los barcos contenedores como a los buques que transportan petróleo, gas y mercancías. Una de las causas es la crisis financiera de hace ocho años.
Exceso de capacidad
Otro factor que afecta negativamente a las navieras es la cantidad de barcos que hoy circulan por los mares. A escala global, las transacciones comerciales se redujeron considerablemente hace siete años, pero los inmensos transportes de contenedores, encargados en tiempos mejores, siguen levando anclas sin parar. De cara a ese exceso de capacidad, las compañías navieras intentan llenar sus barcos bajando las tarifas de los fletes. El problema es que, de esa manera, difícilmente puede cubrirse el costo verdadero del transporte.
A pesar de las alianzas, las fusiones y otros esfuerzos emprendidos para mantener los costos bajos, algunas empresas navieras siguen registrando grandes pérdidas. Rolf Langhammer, del Instituto para la Economía Mundial (IFW), con sede en Kiel, no cree que la quiebra de Hanjin afecte tanto al comercio global de contenedores –del cual sólo un tres por ciento era efectuado por la empresa sudcoreana– como al comercio en el océano Pacífico: Hanjin cubría el ocho por ciento en ese ámbito.
Esperando un milagro
Además, a juicio de Langhammer, el vacío dejado por Hanjin se verá compensado por el exceso de capacidad mencionado anteriormente. No obstante, la quiebra de Hanjin sí puede causar traumas entre las compañías que le alquilaban buques: la empresa asiática tenía 132 barcos a su disposición, pero sólo era propietaria de 59; los otros 73 regresarán a manos de sus arrendadores. Entre ellos hay varias navieras alemanas. Los más golpeados por la bancarrota de Hanjin serán los arrendadores más pequeños. El exceso de capacidad que prevalece en la navegación comercial les hará difícil alquilarle sus barcos a otros.
De ahí que muchos estén cruzando los dedos para que Hanjin se recupere como por obra de un milagro. La semana pasada, un tribunal de Seúl le dio el visto bueno a la gerencia de insolvencia solicitada por la compañía. Ahora, los directores de Hanjin tienen hasta el 25 de noviembre para presentar un plan de rescate.
Cuauhtémoc, embajador de los mares
En 2016, el Año Dual México-Alemania, el buque escuela Cuauhtémoc visita los puertos de Hamburgo y Bremerhaven con miras a estrechar aún más los lazos binacionales. Su meta: hacerlos tan fuertes como un nudo marinero.
Imagen: DW/E. Romero
Emisario mexicano
El ARM Cuauhtémoc BE-01, el buque escuela de la Escuela Naval Militar de México, llegó este viernes (17.6.2016) a la ciudad hanseática de Hamburgo. El velero permanecerá anclado en su puerto hasta el 22 de junio para luego partir hacia Bremerhaven. Esta visita tiene lugar en el marco del programa de actividades y ceremonias concebido para celebrar el Año Dual México-Alemania.
Imagen: SEMAR
Espíritu marinero
“El barco zarpó de Acapulco, nuestra base en México, el pasado 12 de marzo”, cuenta el capitán Pedro Mata Cervantes, comandante del Cuauhtémoc. “Este tipo de viajes nos permite fortalecer no solamente el espíritu marinero de nuestros cadetes, sino también el de nuestros invitados. Justo ahora nos acompañan oficiales de la marina británica y de las armadas de varios países sudamericanos”, agrega.
Imagen: SEMAR
Periplo atlántico
Antes de echar el ancla a orillas del río Elba, el Cuauhtémoc hizo paradas en los puertos de Balboa, Panamá; Cartagena de Indias, Colombia; La Habana, Cuba; Baltimore, Estados Unidos; y Halifax, Canadá. Tras cruzar el Atlántico, la primera ciudad que visitó el buque escuela fue la capital británica, Londres. “Después de Alemania, pasaremos por otros cuatro países europeos”, adelanta su comandante.
Imagen: DW/E. Romero
Misión formativa
La actual gira formativa del buque escuela, bautizada “Ibero-Atlántico 2016”, durará un total de 205 días. No todo el mundo está hecho para pasar semanas en altamar, pero los 252 hombres y mujeres que tripulan el Cuauhtémoc exhibieron más entusiasmo que fatiga al atracar en el décimo muelle de Landungsbrücke, el más grande y emblemático de los desembarcaderos en el puerto de Hamburgo.
Imagen: DW/E. Romero
Misión diplomática
“El motivo principal para hacernos a la mar es el adiestramiento de los futuros oficiales de la Armada de México. Pero también vamos a aprovechar este viaje para reunirnos con las autoridades navales alemanas, con la dirigencia política en los ayuntamientos de Hamburgo y Bremerhaven, y con los representantes diplomáticos de México en Alemania”, dice el capitán Mata Cervantes.
Imagen: DW/E. Romero
Nave engalanada
La primera personalidad en subir a bordo del buque escuela fue la embajadora de México en Berlín, Patricia Espinosa. Esta imagen muestra a los cadetes del Cuauhtémoc engalanando la nave para recibir a la diplomática. En primer plano, el emblema de la embarcación, diseñado por algunos de sus antiguos tripulantes. Sobre él se posa protectora el águila del escudo nacional mexicano.
Imagen: DW/E. Romero
Bremerhaven, por primera vez
“Aunque esta es la sexta vez que visitamos puertos alemanes y la segunda que venimos a Hamburgo –la primera fue en 1985–, nunca antes hemos estado en Bremerhaven; esta será nuestra primera visita”, señala el comandante del Cuauhtémoc. Flensburgo, Rostock, Travemünde y Wilhelmshaven son localidades germanas que los tripulantes del buque conocieron al asistir a competencias de navegación a vela.
Imagen: DW/E. Romero
Hanseática bienvenida
Aunque el Cuauhtémoc atracó en Hamburgo en un día de semana, cuando la mayoría de sus habitantes trabajan, su arribo atrajo a numerosos curiosos y amantes de la navegación. En esta ciudad abundan los aficionados a la náutica. Y NDR, la televisora pública del norte de Alemania, lo sabe. De ahí que sus cámaras hayan subido a la cubierta del buque escuela para capturar impresiones a bordo.
Imagen: DW/E. Romero
33 vueltas al mundo
Los Astilleros y Talleres Celaya, asentados en la ciudad española de Bilbao, comenzaron a construir el ARM Cuauhtémoc BE-01 el 24 de julio de 1981 y se lo entregaron a la Armada de México justo un año después. En las últimas tres décadas, el buque ha dado 33 vueltas al mundo y sus instructores han formado a 31 promociones de oficiales de la Escuela Naval Militar.
Imagen: DW/E. Romero
De buque a buque
Algunos entusiastas de los veleros dicen que la construcción del Cuauhtémoc es muy similar a la del barco escuela alemán Gorch Fock. Pero, apartando esa coincidencia, no existe nexo alguno “de buque a buque”, aclara el capitán Mata Cervantes. “Los vínculos se desarrollan a nivel institucional y las visitas mutuas o los intercambios de tripulantes se dan durante las competiciones náuticas”, acota.
Imagen: DW/E. Romero
Fortaleciendo vínculos
“Al buque escuela Cuauhtémoc se le conoció desde el principio como ‘El embajador y caballero de los mares’ porque desde entonces se preveía que, donde quiera que estuviera de visita, tendría la misión de respaldar la labor de nuestros representantes diplomáticos y robustecer los vínculos de México con los países anfitriones, con sus Marinas y con sus habitantes”, explica el capitán Mata Cervantes.
Imagen: DW/E. Romero
Símbolo de la mexicanidad
El emperador Cuauhtémoc, mascarón de proa de este velero, es descrito por la Secretaría de Marina de México como “el crisol en que fueron vertidos valor, sacrificio, tenacidad y estoicismo para entregarse a su causa (…) en aquellos días aciagos en los que nuestra tierra se convirtió en el lugar del choque de dos culturas y dos continentes”. El buque regresa a su base en Acapulco el 3 de octubre.