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“Hay que tratar a Trump como un político normal"

Michael Knigge
14 de junio de 2017

Para recuperar a los votantes de Trump, los demócratas tendrán que corregir sus errores en lugar de atacar al presidente, explica académico estadounidense.

USA Donald Trump (picture alliance/AP Photo/E. Vucci)
Imagen: picture alliance/AP Photo

 

DW: Sr Newfield, usted dice que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, no es tan especial como se suele pensar. Puede sonar extraño para todos los que se dedican  analizar su comportamiento. ¿Por qué piensa eso?

Christopher Newfield: Muchas de sus posiciones políticas son similares a las del ala derecha del Partido Republicano. Sus actitudes sobre  género, su antagonismo hacia el aborto, su interés por privatizar usando dinero público para conceder a contratistas privados las reformas necesarias de las infraestructuras o el haber nombrando a un banquero de Wall Street como secretario del Tesoro. Sus opiniones coinciden con la tendencia general entre los republicanos.

Creo que lo sorprendente para la gente es su forma de expresar esas opiniones. Su estilo de publicidad es bastante impactante, es un personaje de reality y no un político estándar. Personaliza y consigue que su forma de dirigir sea agresiva, algo inusual dentro del Partido Republicano, que se ve más como parte del establishment. Pero lo realmente importante para la gente es que se dan cuenta de que sus contenidos no están tan lejos de los republicanos.

Un análisis reciente de las elecciones muestra que no sólo fueron los blancos, los obreros, los que lo apoyaron, sino también los de las clases medias y acaudaladas. ¿Cómo interpretaría eso?

Para mi significa que es un republicano dominante y que va a reducir los impuestos de los ricos y a quitar prestaciones a la clase media y a los que tienen bajos ingresos. Por eso deroga el Obamacare. Algunos llaman a su programa de atención médica como "Atención de Ricos”, porque sacará 800.000 millones de dólares del sistema de salud en los próximos 10 años y se los devolverá a los ricos en forma de exenciones fiscales.

Partidarios de Trump ante la Casa Blanca en 2016.Imagen: Reuters/J. Roberts

Si  el apoyo a Trump en las elecciones fue mayor que el grupo de votantes blancos mencionado, de los desperados dispuestos a votar a alguien que sacuda el sistema... ¿qué imagen nos da esto de él y sus votantes?

En Estados Unidos, las cuestiones económicas y raciales son inseparables, son cuestiones de clase. Hay mucha tensión en torno a los cambios democráticos del país. En mi estado, California, los blancos son básicamente una minoría. Y los que antes eran grupos minoritarios, ahora son en realidad mayoría. Esto está ocurriendo en todas partes y hay una especie de incomodidad sobre el cambio demográfico.

A lo mejor hay un 15% de blancos del país que defienden las teorías de la supremacía blanca. Pero nadie se convierte en presidente solo con esos votantes. También hay otros que no son necesariamente racistas, que yo denominaría como "inquietos raciales”, que se sienten incómodos con los cambios y consideran que la migración de América Latina, y en cierta manera de Asia, es una amenaza económica.

También existe un vínculo económico con las opiniones anti migración de los votantes de Trump. Una de las cosas que más diferenciaba a los votantes de Trump y de Clinton era la hostilidad hacia la migración, especialmente de América latina. Eso también tiene una dimensión económica.

Entre la clase baja o media baja, hace 30 ó 40 años todavía era posible mantener una familia siendo un obrero. Ahora ya no se puede y los salarios de ese tipo no bastan para la familia. Muchos blancos culpan a la inmigración por eso. Culpan a los inmigrantes en lugar de culpar a empresarios o al sistema, al capitalismo como tal, que es la estructura que creó esa clase en términos salariales.

Esto significa que, como contratista, usted no podrá competir con otros a menos que pague solo 8 dólares la hora en la construcción, algo que solo se podrá permitir si emplea a gente indocumentada que no tienen otra opción que aceptar esas condiciones. Si establece la relación entre estos asuntos económicos y los raciales, verá como el voto a Trump tiene algo más de sentido.

Otro de los factores es que los demócratas estuvieron en la Casa Blanca durante ocho años y la economía se recuperó para bancos, para emprendedores y para médicos e ingenieros.  Pero no para los que trabajan en la agricultura o la construcción. Los pequeños empresarios fuera de las grandes ciudades nunca se recuperaron. Muchos de ellos nunca recuperaron sus casas y sus hijos están desempleados, viviendo en casa o trabajando 30 horas semanales a 8 o 10 dólaresla hora. Miraban a Obama diciendo que se necesitaban más acuerdos comerciales y que había sido una gran recuperación y terminaban diciendo: "este tipo está completamente ajeno a la realidad”.

Trabajadores en las perforadoras en EE. UU.Imagen: picture-alliance/dpa/Deutsche Rohstoff AG

Cuando Hillary se cobijó bajo el paraguas de Obama usando frases vagas como "voy a invertir en ti”, para la gente era solamente otro demócrata dispuesto a favorecer a los bien educados, a los de la ciudad o a la gente de color, frente a otros que no son tan atractivos, ni tan educados, ni entran dentro de esa mezcla universal de demócratas. No quiero decir que Trump fuese inteligente, pero los demócratas fueron tontos.  Hillary no supo transmitir que Trump no iba a crear trabajo, sino a beneficiar a sus amigos ricos, explicando además como quería ella crear los puestos de trabajo.  

¿Qué tendrían que hacer ahora los demócratas para recuperar a los que  votaron por Trump?

Creo que tienen que hacer dos cosas. Primero, diferenciarse claramente de los republicanos sobre política exterior e intervencionismo. Una  de las posturas más populares de Trump fue decir que no iba a intervenir en todo el mundo.  Y una de las primeras cosas que hizo fue disparar misiles a Siria. No es que vaya a hacer lo que dice, pero a la gente le gustó pensar que iba a cuidar de los suyos y a construir sus propios puentes en lugar de construirlos en Irak. Algo egoísta, pero funcionó.

Los demócratas deberían conseguir una versión grande de eso, con ambiciosos programas de infraestructura y empleo.

¿No cree que los demócratas ya están trabajando para hacer eso?

No

¿Por qué no?

Porque la fracción favorable a Clinton todavía controla el partido a nivel nacional. El hecho de que hayan perdido 1.000 escaños en diferentes estados, mientras Obama estaba en el cargo, les preocupa menos que mantener el control del partido a nivel nacional. Se podría decir que estoy algo más del lado de Bernie Sanders. Tiene que haber una discusión y una reconciliación. Sin embargo, en lugar de eso se dedican a lanzar dardos a Trump porque es más divertido y más fácil.  El verdadero desastre sería que los dos próximos años, previos a las elecciones al Congreso de 2018, continúen haciendo lo mismo que hicieron en campaña: decir que Trump no es apto para el cargo. Hay que tratar a Trump como un político normal que está equivocado en todo, pero no como un enfermo patológico que necesita a sus asistentes médicos para cualquier cosa .

Christopher Newfield es profesor de Estudios Americanos y Literatura en la Universidad de California, en Santa Barbara.

 

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