Hechos de violencia aislados en las presidenciales de Mali
30 de julio de 2018
El actual presidente del país, Ibrahim Boubacar Keïta, de 73 años se postuló para su segundo mandato. Los primeros resultados se aguardan hacia fines de semana. Podría haber segunda vuelta.
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Las elecciones presidenciales en Malí, a las que se presentaron 24 candidatos, se celebraron este domingo (29.07.2018) bajo estrictas medidas de seguridad. En la capital, Bamako, y el sur del país, el clima fue tranquilo, pero hubo incidentes y actos de violencia registrados en el norte y centro del país.
Se espera una baja participación electoral. De acuerdo con analistas, estuvo tuvo que ver también con el temor de los votantes a los atentados de grupos terroristas islamistas en los locales electorales.
El actual presidente del país, Ibrahim Boubacar Keïta, de 73 años que encabeza el partido Agrupación por Mali (RPM) se postuló para su segundo mandato. Su contrincante más importante, el líder de la oposición Soumaïla Cissé, de 68 años, líder de la oposición que dirige la Unión por la República y la Democracia (URD) podría obtener los suficientes votos para hacer necesaria una segunda vuelta, que tendría lugar en dos semanas.
En las anteriores presidenciales de 2013, Keita obtuvo una mayoría abrumadora con el 70 % de los votos, seguido por Cissé y no hubo entonces necesidad de una segunda vuelta.
Si ninguno de los 24 candidatos que concurren a estos comicios supera el 50 % de los votos, el ballotage se celebrará el 12 de agosto.
Los primeros resultados se aguardan hacia fines de semana. La policía y la misión de paz de Naciones Unidas en Mali, MINUSMA, fueron vistos patrullando en la capital Bamako.
Más de 11.000 miembros de las fuerzas de seguridad vigilaron unos 23.000 centros de votación en todo el país.
La jefa de la misión de observadores de la UE, la italiana Cécile Kyenge, explicó que los monitores visitaron 44 locales electorales en los que no detectaron irregularidades de relevancia.
Sin embargo se registraron ataques aislados a locales electorales en el centro del país, en los que resultaron heridos funcionarios electorales, indicó Sangho. La organización se basa en una red de unos 2.000 observadores electorales.
El desértico norte de Malí es una zona en la que se refugian numerosas organizaciones terroristas islámicas relacionadas con Al Qaeda, que también están ganando cada vez más influencia en el centro del país, densamente poblado.
DG (efe, dpa)
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Los años sangrientos de Mali
Pese a la misión de la ONU y los acuerdos de paz, la violencia en Mali no cesa. Desde 2012, tuareg e islamistas luchan contra el Gobierno en Bamako. En varias ocasiones también extranjeros se han convertido en blanco.
Imagen: picture-alliance/AP Photo/H. Traore
Ataque en el corazón de la capital
Los grupos terroristas Al Qaeda del Magreb Islámico y Al Murabitun reivindicaron el atentado contra el hotel Radisson Blu en Bamako, en el que los islamistas tomaron como rehenes a 170 personas. Decenas de huéspedes y empleados del hotel lograron escapar. 18 personas podrían haber muerto. El hotel alberga a muchos diplomáticos y periodistas de todo el mundo.
Imagen: picture-alliance/AP Photo/H. Traore
Islamistas en el norte
En el país existen muchos grupos armados. Por ejemplo, las milicias islamistas Ansar Dine, que se autodenominan “Defensores de la Fe” y que están bajo el mando de Iyad Ag Ghaly. Desde 2012, luchan por un Estado islámico en el norte de Mali.
Imagen: Romaric Hien/AFP/GettyImages
Terror y destrucción del patrimonio cultural
En 2012, Ansar Dine se hizo en poco tiempo con el control de amplias regiones del norte de Mali. Allí las milicias establecieron un régimen de terror, por ejemplo, cortaban las manos a presuntos ladrones y lapidaban a presuntos adúlteros. Ansar Dine llamó la atención mundial por la destrucción sistemática del valioso patrimonio cultural del país, como esta mezquita del siglo XV en Tombuctú.
Imagen: Getty Images
Bombas sobre Trípoli, con réplicas en Mali
También la guerra en Libia atizó el conflicto en Mali. Como consecuencia del caos y de los enfrentamientos armados tras el derrocamiento del dictador Gadafi, a partir de 2011 grandes cantidades de armas y numerosos combatientes cruzaron la frontera de Mali.
Imagen: picture alliance / dpa
¿Azawad o Estado islámico?
Después de haber luchado conjuntamente durante cierto tiempo, las milicias islamistas desplazaron también a los rebeldes tuareg más moderados. Por ejemplo al Movimiento Nacional para la Liberación del Azawad (MNLA), que lucha por un territorio independiente de la tribu tuareg en el norte de Mali.
Imagen: picture-alliance/dpa/Bindra
Operación Serval
A principios de 2013, los islamistas amenazaban con entrar en la capital, Bamako, ante lo cual el presidente francés, François Hollande, ordenó una operación militar contra los rebeldes. Hasta el verano de ese año, los franceses lograron reconquistar, con el apoyo de tropas malíes y de África Occidental, las ciudades más importantes del norte de Mali, en el marco de la llamada Operación Serval.
Imagen: dapd
MINUSMA deberá garantizar estabilidad
Alrededor de 10.000 soldados de la ONU deberán preservar la frágil paz en Mali. También el Ejército alemán ha enviado a 200 soldados al sur del país. Además, en la capital de Bamako están estacionados otros 50 soldados germanos, en el marco de una misión europea de entrenamiento para el ejército local. En la imagen se puede ver a la ministra de Defensa alemana visitando a las tropas en Mali.
Imagen: Reuters
Un poco de paz
No obstante, rebeldes y delincuentes no dejan que el país recobre la tranquilidad. Las noticias sobre atentados y secuestros están a la orden del día. En años recientes, cientos de miles de malíes se han visto obligados a abandonar su país. Los niños en la imagen viven en un campamento de refugiados en el país vecino, Burkina Faso.