Enjambres de turistas se desplazan por las angostas calles del casco viejo y acometen jadeantes la subida al castillo. Se escucha una mezcolanza de idiomas: inglés, japonés y francés entre otros. Cámaras de video guardan cada segundo junto de castillo para la posteridad, fotógrafos aficionados encuadran en sus visores la ruina más fotografiada de Alemania. Cada año, millones de turistas peregrinan hasta Heidelberg.

Espárragos y vinos

Heidelberg: la viva imagen de una ciudad romántica alemana. Las ruinas del castillo reinan majestuosas sobre una urbe rodeada de bosques. El río Néckar fluye apacible, atravesado un sinuoso puente medieval. El intacto y pintoresco casco antiguo se enmarca en las estribaciones del bosque "Odenwald". Un cuadro idílico que disfruta de un clima casi mediterráneo que permite el cultivo de vides y espárragos. Heidelberg une naturaleza e historia, pero también pensamiento y alegría de vivir.

Fuente de inspiración

Muchos personajes conocidos han recalado aquí y el escenario hiperromántico ha inspirado a más de un poeta. Johann Wolfgang von Goethe, Clemens von Brentano y Josef von Eichendorff , entre otros, recorrieron uno de los más hermosos paseos de Europa: el "Philosophenweg", la ruta de los filósofos. Tras una empinada subida se disfruta de una magnífica vista sobre el casco antiguo y el castillo. Si el tiempo ayuda incluso se ven las estribaciones de la Selva Negra.

Imán para estudiantes

La específica atmósfera que posee Heidelberg atrae desde hace siglos no sólo a los turistas. Cada año, innumerables estudiantes acuden aquí a cursar sus estudios. Hoy en día, cada quinto habitante de la ciudad es estudiante, y la carrera más reclamada es la de medicina.