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Herta Müller: "Las heridas de una dictadura quedan"

13 de diciembre de 2009

La escritora rumano-germana, Herta Müller, Premio Nobel de Literatura 2009, sufrió los vejámenes del régimen comunista de Ceausescu. Sus libros narran la tragedia de las víctimas en una dictadura y son clara advertencia.

Herta Müller recibe el Premio de manos del Rey Carl XVI Gustavo de Suecia.Imagen: AP

Los laureados del Nobel recibieron sus medallas y diplomas el jueves 10 de diciembre en una ceremonia de premiación que se realizó en la Sala de Conciertos de Estocolmo. La segunda cadena nacional de televisión alemana, ZDF, entrevistó a la escritora, Hertha Müller, en el marco de esta ceremonia.

ZDF: ¿Cómo vivió la celebración en Estocolmo?

Herta Müller: La realidad es que es una experiencia bonita, pero también avasalladora y ser arrollado tampoco es algo fácil. Ser puesto en el centro de la atención, con todas las obligaciones correspondientes, y las muchas personas que quieren algo de uno es difícil. Yo no poseo tanta fortaleza como para poder retribuir todas las atenciones que se me brindan. Eso me preocupa.

En calidad de Premio Nobel de la Literatura usted es ahora considerada como una autoridad moral. ¿Le molesta eso?

Bien. Primero no soy ninguna autoridad y tampoco quiero serlo, como tampoco soy ninguna institución. Yo soy sencillamente una persona privada que como tal escribe libros. Yo he escrito libros basada en las experiencias que he vivido, no puede ser que por el hecho de haber ganado un premio me vaya a convertir en otra persona. Eso no lo puedo lograr ni lo quiero hacer. Yo seguiré siendo lo que soy.

"Vi tanta infelicidad. Vi destruir a tantas personas. Vi cómo una dictadura desprecia a los ciudadanos".Imagen: AP

La literatura ha sido el antídoto que le ha ayudado a superar el maltrato sufrido. ¿Qué le dice usted a las víctimas de una dictadura que tienen que soportarla sin poseer el talento del lenguaje que usted tiene?

La literatura no es nada especial. Y tampoco es un antídoto especial. Y si lo ha sido, sólo ha surtido efecto en relación conmigo misma. La literatura me ha fortalecido en mi interior. Una apoyo empero que nada podía cambiar hacia fuera. Yo tenía una postura específica en la dictadura.

Yo quise conservar mi integridad lo que más pudiera. No quería dejarme involucrar en cosas que yo desprecio. Yo sabía lo que ese régimen era capaz de hacer con los humanos, no sólo conmigo. Pero no se trata sólo de mí; un régimen dictatorial afecta a todo el entorno. Vi tanta infelicidad. Vi destruir a tantas personas. Vi cómo una dictadura desprecia a los ciudadanos. Y esos ceros a la izquierda, esos inflados ceros a la izquierda, los funcionarios; cuán pobres eran de espíritu.

Lo que una dictadura hace de las personas es un tema interminable, me temo…

Probablemente. Porque las víctimas de una dictadura lo siguen siendo aún después de que ésta sea abolida. Las heridas quedan. Y los daños son transmitidos a los familiares de las víctimas, tal vez hasta en la segunda y tercera generación.

Los temas son las historias familiares. La Historia esta llena de biografías personales y éstas seguirán siendo un tema, también en la literatura.

Usted ha atraído tanta atención y ha ganado a tantos lectores gracias al Premio Nobel. ¿Cree que por ello cambie su forma de escribir o su postura frente a la profesión del escritor?

No. Cuando escribo no pienso en quienes leen mis libros. Ni siquiera pienso en mí. Yo tengo incluso que mantenerme fuera. Todo tiene que girar en torno del trabajo. Ese impulso es lo que lleva a que no sea uno el que domine la percepción sino el trabajo.

Autor: Wolfgang Herles (ZDF)

Editora: Claudia Herrera Pahl

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