Hiperinflación en Venezuela: el mundo de lo absurdo
José Ospina-Valencia
24 de julio de 2018
El Fondo Monetario Internacional pronostica que Venezuela cerrará 2018 con inflación de un millón por ciento. DW habló con el economista venezolano Pablo Rafael González sobre cómo se sufre, y cómo salir de la crisis.
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DW: La hiperinflación es la manifestación final de la quiebra de un Estado. Lo que en Venezuela se podía comprar con un bolívar el 1 de enero de 2018, el 31 de diciembre costaría un millón. ¿Cuáles son los datos de la devaluación este 24 de julio en Venezuela?
Pablo Rafael González: Desde enero de 2018, la devaluación de la moneda pasó de 100 mil bolívares por dólar, en el mercado paralelo, a 3 millones y medio de bolívares.
¿Cuál es la razón principal de la hiperinflación?
El control de cambio, impuesto por el gobierno venezolano, que obliga a que todos los precios se coticen en base a esa realidad monetaria, nos ha llevado a la debacle que estamos viviendo.
En junio de 2018 el Gobierno autorizó las operaciones a tres casas de cambio privadas que, desde entonces, compran pero no venden monedas convertibles, y donde un dólar se paga en 2 millones 500 mil bolívares, 17 veces más que el oficial Dicom y más cercano al precio en el mercado paralelo ilegal.
La hiperinflación venezolana se compara ya con la de Alemania en 1923, debida a los gastos de la Primera Guerra Mundial. ¿En qué se han gastado el patrimonio de los venezolanos los gobiernos chavistas?
El control de cambios sigue siendo la fuente del problema. Este genera inflación, y la moneda se devalúa cada vez más rápido, sin que se considere abolir el control de cambios, porque para el gobierno es algo "inamovible”.
¿Cómo se vive o se sufre la hiperinflación hoy en Venezuela?
El salario mínimo mensual en Venezuela es de 5 millones y medio de bolívares. Eso equivale a 1 dólar con 50 centavos. Un kilo de carne vale 10 millones de bolívares, o sea casi 3 dólares. El precio mínimo de un pan en Isla Margarita, por ejemplo, es de un millón cuatrocientos mil bolívares. Los precios en Venezuela superan la lógica de las estadísticas mundiales.
Desde cualquier punto de vista, más de la mitad de los trabajadores del país caribeño, que devengan el salario mínimo, son incapaces de cubrir sus necesidades más básicas.
Volviendo a las causas de la hiperinflación, que usted menciona. ¿Por qué cree que el Gobierno de Nicolás Maduro que tiene que regular el cambio?
El Gobierno dice que el control de divisas busca evitar la fuga de divisas, pero ha sido todo lo contrario. Las divisas se van y el pueblo se ha empobrecido.
Desde el comienzo de su gobierno, Hugo Chávez comenzó a expropiar a empresas extranjeras y nacionales para, como decía, ponerlas a producir para el pueblo. ¿Qué pasó con eso?
Las expropiaciones de empresas productoras es, precisamente, otra de las causas de la debacle actual. Hoy Venezuela no produce prácticamente nada, ni productos agrícolas ni de fábrica. Venezuela fue convertida en un mundo absurdo: expropiaron a la industria del cemento: no tenemos cemento; expropiaron a las productoras de café: no tenemos café; expropiaron a las azucareras: no tenemos azúcar.
¿Cómo está funcionando el suministro de alimentos a la gente con la gerencia alimentaria de los militares, entregada a estos por Nicolás Maduro?
Esa es otra de las aberraciones de la vida en Venezuela. La caja con alimentos básicos, llamada CLAP, solo la reciben quienes posean el Carnet de la Patria. CLAP es la sigla de Comités Locales de Abastecimiento y Producción.
¿Hasta cuándo van a aguantar esto los venezolanos?
No lo sé. La situación es muy grave.
Usted ha propuesto fórmulas. ¿Cómo se podría salir de semejante atolladero?
Yo he propuesto la creación de una nueva moneda que debería ser equivalente al dólar, como lo hicieron otrora Brasil y Argentina. Además de una moneda, respaldada por el oro y una parte de las reservas de petróleo, debe restablecerse la libertad de cambio y crear una nueva escala de precios y salarios internacionales. Pero sin un cambio político, es imposible salir de la crisis.
¿Pero de qué sirve esto si el endeudamiento externo de Venezuela es mayúsculo, aunque el Gobierno no publique estadísticas?
La alta deuda externa es otra de las razones de la debacle. Así que el país no se puede endeudar más, como lo propone un grupo de Harvard. Al contrario, yo he propuesto como meta ideal: pagar todas las deudas de Venezuela hasta el 2030.
Pablo Rafael González es economista, filósofo y politólogo venezolano. Trabajó en la oficina de Planeación de la Presidencia de Venezuela en la década de los 70. Fue asesor de la Cámara de Diputados y del Senado de la República, así como asistente del presidente del Congreso, Octavio Lepage (1989-1993).
Entrevista: José Ospina-Valencia (CP)
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Cúcuta: el desbordamiento del éxodo venezolano
Miles de venezolanos cruzan la frontera con Colombia. Muchos se instalan en Cúcuta, mientras que otros trabajan para ahorrar dinero y continuar su viaje hasta Ecuador, Perú o Chile.
Imagen: DW/A. Sáez
Un éxodo incalculable de venezolanos
Por el Puente Internacional Simón Bolívar que separa Cúcuta (Colombia) y San Antonio del Táchira (Venezuela) cruzan a diario numerosos venezolanos. Unos 5.000 se quedan en Colombia o siguen su viaje hacia otros países.
Imagen: DW/A. Sáez
Hacer la compra en la ciudad vecina
La mayoría de los miles de venezolanos que cruzan a Cúcuta suelen hacerlo semanalmente para realizar la compra de la cesta básica que no pueden obtener en su país y regresan el mismo día. Muchos viven en las ciudades venezolanas limítrofes, aunque cada vez vienen de más lejos y hasta hacen trayectos de un día.
Imagen: DW/A. Sáez
Cada vez más maletas
DW estuvo en mayo pasado en el mismo puente fronterizo y el flujo de personas con varias maletas era escaso y se limitaba a grupos de jóvenes, mientras que ahora es común observar un notable tránsito de maletas y familias con niños.
Imagen: DW/A. Sáez
La primera de muchas filas
El primer paso para un venezolano que desea quedarse en Colombia o seguir su viaje es pasar por el puesto migratorio para sellar el pasaporte, un trámite que hace pocos meses no se contemplaba. La primera fila en territorio colombiano se acumula en la misma frontera, donde centenares de venezolanos aguardan entre cuatro y seis horas su turno.
Imagen: DW/A. Sáez
Maletas al aire
El kilómetro que separa ambos accesos fronterizos (315 metros de puente más el ingreso) obliga a los venezolanos a cargar alzadas sus maletas para evitar deteriorar sus ruedas. Decenas de jóvenes aguardan tras los controles migratorios de ambos países para ofrecer carretillas o cargar los bultos a hombro por apenas 2.000 pesos (0,7 dólares).
Imagen: DW/A. Sáez
La venta ambulante copada por los venezolanos
Los venezolanos han copado la venta ambulante en los primeros metros de la frontera colombiana, en La Parada. La pérdida del valor del bolívar ha provocado que sea más rentable vender directamente en pesos. Los vendedores suelen ganar unos 25.000 pesos diarios (9 dólares). Eso ha disparado el microcontrabando de carne. Entre 150 y 200 kilos requisan a diario las autoridades aduaneras.
Imagen: DW/A. Sáez
Dos comedores sociales en toda la ciudad
La mayoría de los recién llegados pasan varios días en Cúcuta para lograr el dinero suficiente para continuar su viaje. Muchos llegan en condiciones de malnutrición, como cuenta Fabiola Ruíz, voluntaria de uno de los dos comedores sociales que han abierto las parroquias locales.
Imagen: DW/A. Sáez
Desnutrición
David Andrade, de 49 años, perdió 50 kilos en el último año debido a los problemas para conseguir alimentos en Venezuela. Vino desde Valencia hace un mes para poder seguir su viaje a Ecuador, pero antes espera recuperar algo de peso y ahorrar el dinero necesario.
Imagen: DW/A. Sáez
Obstáculos para dar comida gratis
El comedor de Diócesis de Cúcuta atiende a unas 500 personas diarias. Hace un año daban comida a más de 1.500 pero los vecinos se quejaron y tuvieron que limitarse a los más vulnerables. El alcalde de la ciudad, César Rojas, dijo que planteó la posibilidad de abrir un comedor municipal pero varios organismos internacionales le advirtieron que tal iniciativa requería de una preparación extensa.
Imagen: DW/A. Sáez
Más mujeres solas con niños
Leyvis Dorante, de 28 años, pasó de 65 a 40 kilos en los últimos meses por los problemas alimenticios. Acaba de llegar a Cúcuta sola con sus dos hijos, Junior de 12 y Zairi de 4, para buscar un trabajo en Colombia. Cada vez se observan más mujeres solas con niños que en muchos casos emprenden el viaje para reencontrarse con el marido que abandonó Venezuela meses antes para instalarse en otro país.
Imagen: DW/A. Sáez
Un trámite, una fila interminable
Las colas de venezolanos han copado el paisaje urbano de Cúcuta. Una de las más comunes se encuentra frente a la Registraduría, donde centenares de venezolanos aguardan hasta cinco días y pernoctan en la entrada para solicitar la doble nacionalidad colombiana. La ciudad se ve desbordada por esta llegada masiva y apenas se producen mejoras en la atención de la crisis.
Imagen: DW/A. Sáez
Las calles de Cúcuta, un albergue a cielo abierto
Tras el desalojo a finales de enero del llamado ‘hotel Caracas’, unas canchas donde pernoctaban unos 500 venezolanos, la mayoría buscó hostales baratos o casas particulares donde hospedarse, pero muchos otros malviven por las calles.
Imagen: DW/A. Sáez
Se dispara la prostitución
La necesidad ha llevado a decenas de jóvenes venezolanas –muchas son menores de edad– a vender sus cuerpos. Ofrecen sus servicios por 25.000 pesos (9 dólares), un precio cada vez más bajo. Algunas recaudan lo necesario para continuar su viaje, mientras que otras vienen por temporadas para ahorrar lo suficiente para regresar a Venezuela y mantener a sus familias.
Imagen: DW/A. Sáez
Entran materiales de construcción y sale comida
Durante la noche se cierra el paso peatonal por el Puente Simón Bolívar y se inicia el transporte de carga. Según datos de las autoridades aduaneras colombianas (Dian), en el mes de enero ingresaron 239 camiones con carga desde Venezuela, una media de unos ocho diarios. Casi todos transportan materiales de construcción. Los camiones colombianos que cruzan a Venezuela suelen llevar alimentos.
Imagen: DW/A. Sáez
Pernoctar en la misma frontera
Centenares de venezolanos duermen en la misma frontera colombiana de La Parada, una imagen inusual hace unas semanas. Algunos son vendedores que prefieren evitarse el trajín de ida y venida a Venezuela, mientras que otros lo hacen por falta de dinero para pagarse un alojamiento en el centro de Cúcuta, donde la policía los desalojará de parques y aceras.
Imagen: DW/A. Sáez
Aumenta el peligro en la frontera
En lo que va de año han sido asesinados, al menos, 20 venezolanos en varios puntos fronterizos. En varias ocasiones fueron hallados con signos de tortura. Las autoridades manejan la hipótesis que se deba a ajustes de cuentas entre las bandas que proliferan en esos lindes o bien acciones de grupos sucesores del paramilitarismo que controlan las trochas fronterizas ilegales.
Imagen: DW/A. Sáez
Una terminal dormitorio
Durante toda la jornada, centenares de venezolanos se aglomeran en la terminal de autobuses de la ciudad. La mayoría tiene que esperar al menos un día hasta lograr su pasaje y deben pernoctar en la terminal, uno de los lugares más seguros ya que están custodiados por agentes policiales.
Imagen: DW/A. Sáez
Bogotá o Rumichaca, los destinos predilectos
La mayoría de los venezolanos que aguardan en la terminal se dirigirán hacia Bogotá, la ciudad con mayor migración venezolana, o hacia Rumichaca, el paso fronterizo con Ecuador, que en los últimos meses comienza a presentar las mismas aglomeraciones que Cúcuta. Los principales destinos del éxodo venezolano terrestre: Colombia, Ecuador, Perú y Chile, en este orden marcado por la distancia.