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261109 Oficina para la Censura

26 de noviembre de 2009

En 1954 las preocupaciones de la Oficina Federal para Publicaciones Peligrosas para la Juventud giraban en torno a lo inmoral de unas rodillas descubiertas. Hoy la pornografía infantil y la violencia le dan qué hacer.

Tarzan fue censurado en 1954 por "incitar al salvajismo"Imagen: 1936 MGM


La Oficina Federal para Publicaciones Peligrosas para la Juventud fue inaugurada en 1954. Desde ese año se encarga de determinar qué es provechoso según la edad de los jóvenes y qué no. Si antes los párrafos “no decorosos” les daban qué hacer, hoy son las escenas violentas las que la ocupan. Pero también se tiene especial cuidado con las publicaciones de posturas extremas, sobre todo las de que vienen de la extrema derecha. Esto, en la era del internet, es una lucha titánica.

Cuidando del pudor femenino

Corría el año 1955. La oficina tenía apenas un año, cuando, en un debate, un ciudadano tomó la palabra para hacer manifiesta su preocupación por la moral de ciertas personas. “No deberíamos permitir que en esas obras se trate de mala manera a nuestras madres, a nuestras hermanas y a nuestras mujeres”, se quejaba.

En ese tiempo, la sensibilidad era mayor: una camisa remangada podía parecer indecorosa; lo mismo una pantorrilla asomándose bajo una falda. Las tiras cómicas con su lenguaje simple también eran algo poco recomendable.

Una exposición acerca del culto a Tarzán en París. Junio 2009.Imagen: musée du quai Branly

Tarzán, una incitación al salvajismo

Las primeras restricciones las hubo en 1954 y era Tarzán. “Se trata de escritos que enervan a los jóvenes y los vuelven rudos”, decía Wilfried Schneider, portavoz de la institución. Los mismos cuadernillos fueron señalados a finales de la década de 1960 por sus escenas violentas.

Rudolf Stefen, quien asumió la dirección de la institución en 1969, cuenta: “En octubre de 1969, los periodistas me aconsejaban hacer mi maleta, pues decían que la oficina sería cerrada. La pornografía iba a ser permitida. Y mi respuesta era siempre: yo voy a sobrevivirlos a todos ustedes, pues aquí no se trata de pornografía sino de escenificaciones de violencia, de ponerles límites”.

¿Censura o cuidado de la juventud?

Bien, ¿pero cúando operaba la Oficina, hasta dónde iban sus atribuciones? Según Rudolf Stefen, la mayoría opinaba que actuaba demasiado tarde: cuando las publicaciones ya estaban en el mercado. “Gracias a Dios era así”, cuenta Stefen pues de lo contrario “hubiésemos estando ejerciendo la censura”.

Los desnudos

La Oficina evolucionó con los tiempos. En los años de la “revolución sexual”, sus posturas se relajaron bastante. Bastante de lo que era impensable tiempo atrás, de pronto comenzó a parecer normal. Y comenzó a pasar por alto algunas cosas, como por ejemplo que la imagen de una niña desnuda puede evocar bastantes más cosas que inocencia infantil. “Que eso también puede representar un peligro para los jóvenes se les ocurrió bastante más tarde, a finales de la década de los 1990”, explica Rudolf Schneider, portavoz de la Oficina.

Pornografía con los niños es desde hace ya algún tiempo una de las mayores preocupaciones de la Oficina. Las imagenes de violencia de los años 80 han recrudecido; a ello ha aportado lo suyo el internet.

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Cuando los límites están claros

¿Qué es tolerable? ¿En dónde están las fronteras de lo lúdico? Éstas siguen siendo cuestiones de difícil respuesta. Sin embargo, así Wilfried Schneider, a veces está claro como el agua: “Cuando ya no es gracioso, por ejemplo escenificaciones de matanzas, de accidentes, de cadáveres, galerías de muertos. “Eso no tiene nada que ver con lo lúdico”, dice Schneider. Y las publicaciones de la extrema derecha tampoco son tolerables y dan mucho qué hacer a la Oficina. Por eso, en esta oficina federal no se trata ahora de cuidar de la moral pequeño burguesa y por eso ahora es tan necesaria como hace 55 años.

Autora: Kersten Knipp/Mirra Banchón
Editor: José Ospina

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