Millaray Pairemal, historiadora y lideresa mapuche, desconfía de los apoyos a las mujeres exportadoras. No porque esté en contra del feminismo, sino porque rompe el tejido social.
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"Muchas de las mapuches que se creen el cuento del emprendimiento para exportar acaban más solas, más endeudadas y más enfermas de lo que estaban”, cuenta en Bruselas la historiadora mapuche Millaray Pairemal.
Dirigente campesina e indígena de Anamuri, y la Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo, Pairemal trae hasta las instituciones europeas las preocupaciones de su pueblo, sobre todo de las mujeres mapuche. "Aunque sí, somos un pueblo, somos las mujeres las que defendemos el territorio, la huerta y las semillas”, sigue Pairemal.
En Bruselas los conocen
La causa mapuche no es ajena a las instituciones europeas. Desde la década de los 1970, la Eurocámara viene haciendo pronunciamientos puntuales debido a determinadas situaciones que afectaban a territorios o criminalizaban a líderes de ese pueblo, dividido entre Argentina y Chile.
En 2017, la Comisión Europea reconoció por escrito la importancia de la participación de los pueblos indígenas a nivel local y nacional en todos los países, sobre todo en los que tienen acuerdos con la UE.
En esta medida y también con el objetivo de alcanzar la igualdad entre hombres y mujeres hasta el 2030 –según la agenda a la Organización de las Naciones Unidas- en la modernización del Acuerdo Comercial entre Chile y la UE se establece la cooperación en un capítulo de género.
Esto permitirá, así la información oficial, darle visibilidad al desequilibrio de género actual, y también al que existe entre lo urbano y lo rural. Un incremento de formaciones especializadas y de líneas de crédito con enfoque de género se prevé en el marco del acuerdo entre el país austral y la UE.
¿Los entienden?
"No es que no seamos feministas. No es que no creamos en la igualdad”, dice Pairemal. "Pero nos consta: si varias optan por el camino de ´yo soy empresaria´, solo una lo logra”, aade desconfiada.
"Esa visión individualizada rompe nuestro tejido. Nosotras abogamos por el Kelluzomowen”, agrega. En mapadungún, la lengua de los mapuche, ´kellu ´es ´ayudar´ y ´mowen´, ´mujeres´. Sus formaciones comunitarias acerca de plantas medicinales y semillas tradicionales serían un ejemplo concreto de este tipo de organización.
Tejer redes entre el campo y la ciudad para suministrar alimentos sanos, con semillas tradicionales, es uno de sus objetivos. "Las semillas de laboratorio no tienen vida, nos están enfermando”, apunta.
"Es más, los subsidios individuales estatales han creado más bien separación. La gente va optando por el dinero rápido, por fragmentar y vender el territorio comunitario”, sigue Pairemal.
Sus investigaciones se enfocan a los siglos que vienen luchando los mapuche por que los reconozcan como "un pueblo distinto”. En su opinión, ésta es una deuda histórica que tendría el Estado chileno.
"No estamos reconocidos en la Constitución, como sí pasa en otros países de América Latina. Sólo así podremos luchar por una autonomía territorial”, cuenta Pairemal. "Esto a su vez nos permitiría cuidar de las fuentes de agua que nos están quitando. Me preguntan, con razón, ¿para qué queremos cuidar de las semillas si no tenemos agua para producir?”, agrega Pairemal.
La salida que propone su organización a esta situación empieza por reconocer como una nación a este pueblo aquejado por la violencia de género, el desempleo, la migración a las grandes ciudades, el alcoholismo y cada vez más captado por las iglesias evangélicas. Éste sería, según la historiadora, un primer paso para su integración. Un segundo paso: la escolarización en mapudungún.
Tiempo de alianzas
¿Qué eco tiene denuncias como la de Pairemal en las instituciones europeas? Poco, porque a pesar de que el respeto a pueblos y territorios indígenas –recogido por ejemplo en convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo- es un instrumento que se incluye en buena parte de los acuerdos que cierra la UE con terceros países, la implementación a nivel nacional es cosa de cada Estado.
"Por eso mismo, venimos a abogar por que interpelen a los gobiernos de América Latina”, sigue la líder mapuche. "Y si no logramos grandes cosas, por lo menos lo visibilizamos. Hacer conciencia es humanamente cansador. A pesar de eso, en este tiempo en que hay que salvar el planeta, toda alianza es necesaria”, concluye.
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Defensa del territorio
El fotoperiodista mexicano Heriberto Paredes Coronel lleva diez años documentando la resistencia de la comunidad indígena nahua de Santa María Ostula, que libra una lucha constante por la defensa de sus territorios.
Imagen: DW/E. Usi
¿Por qué vivimos en el paraíso?
El fotoperiodista mexicano Heriberto Paredes retrató a la comunidad nahua de Santa María Ostula, en Michoacán. Se encuentra en la zona costera del Pacífico mexicano, y es posiblemente una de las regiones más ricas en recursos naturales de la entidad. La comunidad lleva décadas en pie de lucha por la defensa de sus territorios, de unas 1.250 hectáreas,
Imagen: Heriberto Paredes Coronel
Defensa del territorio
Apolinar Santos sostiene la fotografía de su hijo asesinado, Teódulo Santos, uno de los mayores impulsores de la lucha por la recuperación de tierras. El maestro de primaria fue secuestrado y asesinado en 2012. Fue una época de terror y muerte para la comunidad, muchos de sus pobladores decidieron huir, pero se reorganizaron y volvieron en 2014.
Imagen: Heriberto Paredes Coronel
Violencia en México
México es considerado uno de los países más violentos del mundo y símbolo de ello es esta cacha de pistola, en donde se ve el emblema nacional, él águila y la serpiente. Los pobladores de Santa María Ostula han vivido años de violencia acosados por fuertes intereses que buscan despojarlos de sus tierras, entre ellos, proyectos extractivos, crimen organizado y políticos corruptos.
Imagen: Heriberto Paredes Coronel
Guardia comunal
Santa María Ostula conformó su guardia comunal en 2009, sustentándose en el acuerdo 169 de la OIT, que otorga a las comunidades indígenas el derecho a establecer sus propios mecanismos de seguridad. La guardia comunal fue fracturada por el poderoso cártel de los Caballeros Templarios, pero se reorganizó con la ayuda de grupos de autodefensa de comunidades vecinas y recuperó el control en 2014.
Imagen: Heriberto Paredes Coronel
Unidos somos más fuertes
En 2015, un gran movimiento de autodefensas, policías y guardias comunales logró en meses lo que nunca había podido la policía municipal en décadas: erradicar la violencia y dotar a la población de una certidumbre de seguridad. Para los pobladores la defensa del territorio supone preservar su identidad y su medio de subsistencia, que es la agricultura.
Imagen: Heriberto Paredes Coronel
Bloqueo de vías
Una de las estrategias de la comunidad para defender su territorio es el bloqueo de la carretera federal 200 que serpentea por la costa del Pacífico mexicano y cruza la comunidad. Se trata del paso de millones de camiones de carga entre el puerto de Manzanillo, Colima, y el más importante del país, el puerto de Lázaro Cárdenas, en Michoacán.
Imagen: Heriberto Paredes Coronel
Las mujeres de Ostula
A principios de 2015 hubo un proceso de reparto agrario, un largo anhelo de la comunidad tras la lucha por la recuperación de la tierra. Las mujeres lideraron el proceso que culminó con la asignación de tierras a 52 familias. Cada una recibió 2 hectáreas. Las primeras 25 representantes fueron mujeres que prometieron cultivar la tierra y no enajenarla, rentarla o venderla.
Imagen: Heriberto Paredes Coronel
Socorro, siempre con una sonrisa
Socorro es ejemplo de las mujeres que han permanecido firmes en la lucha. Ha asumido importantes cargos en la organización de la comunidad. "El día que le tomé esta fotografía me dijo: 'Compañero, cómo ve, a ver si nos ayuda a traer materiales para empezar a discutir la autonomía en la comunidad, para que no se pierda la idea'", recuerda el fotógrafo Heriberto Paredes.
Imagen: Heriberto Paredes Coronel
Yolanda, hermana de Teódulo
Yolanda y su familia resistieron el asesinato de su hermano Teódulo y las amenazas de los Caballeros Templarios. Les arrebataron las cabañas turísticas y un restaurante que era su fuente de ingresos. Pero ella sigue en la comunidad. Se levanta temprano y ahora atiende un restaurante recuperado. Cuando es temporada, pesca gardumos, pequeños peces que salen del mar en la boca del río Ostula.
Imagen: Heriberto Paredes Coronel
Fiesta de quince años
Sara es hija de Teódulo, el maestro que enarboló la lucha por la recuperación del territorio y fue asesinado por los Caballeros Templarios. En esta imagen, cuando cumplió quince años, sus amigas le ayudaron en la celebración de la fiesta. Ahora Sara ya tiene 18 y quiere estudiar, pero no quiere irse de su comunidad.
Imagen: Heriberto Paredes Coronel
Cosmovisión
La asignación de cargos religiosos al interior de la comunidad es una tradición que se guarda con celo. Las celebraciones religiosas son una mezcla de tradiciones de más de 500 años de antigüedad y conforman cantos y bailes en los que participan distintas comunidades de la región.
Imagen: Heriberto Paredes Coronel
El xayacate, el guerrero
El xayacate es el guerrero que lucha por que la comunidad se mantenga unida y fuerte para enfrentar cualquier desafío. La comunidad que habita el amplio territorio de Ostula ha ido construyendo una cosmogonía que difiere de la visión entre bien y mal de Occidente. Los xayacates, o indios rebeldes no aceptan la dicotomía entre lo bueno y lo malo y luchan contra esa simplista visión.
Imagen: Heriberto Paredes Coronel
Papel de los xayacates
Los xayacates juegan un papel importante en el concepto de Justicia de la comunidad que no está basado únicamente en el bien y el mal. Esto hace posible una reconciliación en la comunidad entre aquellos que fueron víctimas de los Caballeros Templarios y aquellos que colaboraron con el sanguinario cártel. En la imagen, niños vestidos de xayacates, lanzando limones.
Imagen: Heriberto Paredes Coronel
Sueño del paraíso
El fotógrafo alude con esta imagen a un sueño que tuvo Yolanda, una pobladora de Santa María Ostula. "Bajé siguiendo el río Ostula, cientos de palmeras me precedieron y antes de llegar al mar en donde el agua dulce se confundía con la salada, vi pelícanos y garzas que cruzaban el aire". Heriberto Paredes invitó a visitar la región que ahora goza de paz y tranquilidad.
Imagen: Heriberto Paredes Coronel
Tierra fértil
Luis es un joven campesino que tiene la inquietud de estudiar. Los jóvenes son necesarios en la comunidad, cuya economía está basada en la agricultura. Produce toneladas de papaya, tamarindo, jamaica, ajonjolí, melón, tomates, maíz, cocos. Incluso en los años de violencia, las familias siguieron cultivando sus parcelas. Se sienten bendecidos por tener el río Ostula y tierras fértiles.
Imagen: Heriberto Paredes Coronel
El legado de Zapata
El México indígena ha vivido los últimos 100 años con el legado de Emiliano Zapata: "Es mejor morir de pie que vivir de rodillas". La comunidad de Ostula vive en un territorio inmenso con sierra y costa, y lo ha defendido exitosamente de poderosas organizaciones criminales, de intereses políticos, y sin abandonar sus propias tradiciones. Un ejemplo a seguir para otras comunidades indígenas.
Imagen: Heriberto Paredes Coronel
Ostula es un lugar muy tranquilo
El fotoperiodista Heriberto Paredes afirma que pese a todo lo que se dice de Michoacán, Ostula es un lugar muy tranquilo gracias al control de la comunidad sobre su territorio. En la comunidad nahua se habla náhuatl, una de las lenguas indígenas más habladas en México. En Santa María Ostula las escuelas son bilingues, lo que está ayudando a que se recupere la lengua.