Holanda: ¿Por qué los populistas ganarán, así pierdan?
Helena Kaschel
14 de marzo de 2017
Es poco probable que el partido de extrema derecha de Wilders vaya a gobernar en Holanda, pero sus ideas se van a imponer.
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Este 15 de marzo los ciudadanos de los Países Bajos eligen un nuevo parlamento. Actualmente, el Partido por la Libertad (PVV), liderado por el populista Geert Wilders le pisa los talones al partido liberal (VVD), del primer ministro Mark Rutte. Wilders ha hablado de una supuesta "primavera patriótica” en alusión a la victoria de Trump - a quien busca emular - al "brexit” y al creciente rechazo a la inmigración promovido üor la extrema derecha europea.
"Da miedo", dice Marleen Breuker, de 62-años de edad. Ella trabaja en un plantel educativo y está de visita en La Haya. "Espero que los resultados de las encuestas estén equivocados", y añade que ella siempre vota por Los Verdes.
El Trump holandés
Geert Wilders es llamado el "Trump holandés”, porque busca parecerse, hasta en el peinado, a Donald Trump. Wilders también ha hecho campaña principalmente por Twitter difundiendo desde su casa su interpretación de los temas controversiales.
Sarah Lange, profesora de la Universidad de Ámsterdam, especializada en populismo en Europa, cree empero que "Wilders no obtendrá necesariamente una ventaja por su apoyo y parecido a Trump”. Sin embargo, "la gran atención de los medíos le da a Wilders la oportunidad de transmitir a los votantes sus ideas, una y otra vez”.
Chris Aalberts, de la Universidad Erasmus de Rotterdam, se ha especializado en populismo. Aalberts no cree, por su lado, que Wilders copie a otros, puesto que el programa de su partido populista PVV llena solo una página. "Él lo único que hace es repetir la misma cosa".
Raymon, de 27 años de edad, quien no quiere revelar su apellido, trabaja con personas con demencia. Lo que sí revela es que votó por Wilders en 2012, pero "ahora que Wilders respalda la política de Trump y propone una salida de la Unión Europea ya no es mi partido”, concluye. Además, dado que ningún otro partido quiere formar una coalición de gobierno con Wilders, ¿de qué sirve entonces votar por su partido?, se pregunta Raymon y concluye, "Wilders se ha vuelto peligroso, se ha vuelto extremista”.
Populistas imponen los temas
De acuerdo a los analistas Lange y Aalberts, los partidos más moderados han adoptado algunos puntos controvertidos del partido populista PVV como inmigración, islamismo y Unión Europea.
También el primer ministro liberal, Mark Rutte, ha retomado controversiales temas de los populistas. Recientemente publicó una carta abierta en los principales periódicos dirigida a los inmigrantes en Holanda, en la que advertía que "el que no esté dispuesto a comportarse ‘normalmente' debería abandonar el país”. Así que ahora no importa cuántos escaños logre o no el partido de Wilders, los populistas ya han ganado terreno en Holanda.
Helena Kaschel (jov)
¿Un país europeo modelo?
En los Países Bajos hay elecciones. Justamente en el país que es valorado por su postura liberal y donde la economía está en pleno auge, el partido populista podría convertirse en el partido más fuerte.
Imagen: NBTC Holland Marketing
¿Un país europeo modelo?
Holanda, miembro fundador de la Comunidad Económica Europea -hoy convertida en la UE-, es un país próspero: tiene un estable crecimiento económico y un presupuesto equilibrado. Tiene también una baja tasa de desempleo y es conocido por su buen clima social. Pero justamente aquí, los populistas tienen buenas posibiliaddes de ganar las elecciones. ¿Por qué?
Imagen: NBTC Holland Marketing
El gran simplista
En un mundo globalizado, los problemas económicos y políticos son complejos. Mucha gente se siente desbordada. Es la oportunidad para los populistas. En los Países Bajos, Geert Wilders, con su “Partido por la Libertad” (PVV), podría convencer los votantes con sus respuestas simplistas a cuestiones difíciles.
Imagen: SHK
Promesas rotas
El jefe de gobierno, Mark Rutte, llegó al poder con la promesa de velar por la recuperación económica y un aumento del bienestar. Y lo ha llevado acabo: los datos económicos son positivos. Pero el problema es que muchos neerlandeses de la clase media y baja no lo perciben. Hoy en día, su situación no es mejor que hace cinco años.
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Pérdida de confianza
Por ejemplo, Rutte prometiió que no gastaría más dinero para aliviar las deudas de otros paises. Pero poco después de asumir el mando, el gobierno aprobó el paquete de ayuda para Grecia. Y la pérdida de confianza comenzó a manifestarse. Sucesivamente el gobierno aumentó la edad de jubilación y redujo las prestaciones sociales.
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¿Quién se beneficia del “boom”? ¡Nosotros, no! (4)
Al poco tiempo, los holandeses se dieron cuenta de que eran ellos mismos los que pagaban por la recuperación económica. Tuvieron que aceptar reducciones del subsidio de desempleo y ahorrar en el sector de la previsión de salud. Aunque la cifra de desempleo bajó, muchos neerlandeses ya no ganan suficiente para mantener su nivel de vida.
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"El bote está lleno"
En estas circunstancias, surgen tendencias nacionalistas recurren – también en Holanda, aunque es conocido por ser uno de los países más liberales. También los neerlandeses reaccionan contra la acogida de refugiados. Estos aspectos le facilitan el trabajo al populista Geert Wilders.
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Miedo a los extranjeros
Geert Wilders fija la atención en los extranjeros, sobre todo en los musulmanes. Casi no hay ocasión en que no advierta de una “islamización” del país. Al igual que Donald Trump responsabiliza de los males de Estados Unidos a los mexicanos, Geert Wilders culpa de todo a los marroquíes.
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"¡No aquí!"
Hay mucha gente que ya no quiere ver mezquitas en Europa. Otra reacción que Wilders utiliza a su favor. Reclama una prohibición de las mezquitas en todo el país. Él polemiza contra la "ideología islámica", critica el euro y pone a la EU en duda. Además promete a los votantes una mejora en el cuidado de los ancianos y un aumento de las pensiones.
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"¡Tenemos que protegernos!"
Por lo visto, Wilders puede ganar puntos a causa del descontento y la inseguridad. Pero, hasta ahora los partidos extremistas rara vez han podido traducir sus buenos resultados de las encuestas en votos en Holanda.