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Hollande da lugar a una campaña digna

Max Hofmann
2 de diciembre de 2016

François Hollande no se presentará a las presidenciales francesas. Con eso le hace un gran favor a su país y a Europa, dice Max Hofmann.

François  Hollande.
François Hollande.Imagen: picture-alliance/dpa/E. Laurent

En principio, todo está como siempre. François Hollande intenta convencer a sus conciudadanos de que su mandato no fue tan malo. "Los resultados llegarán”, dice, refiriéndose, en particular, al desempleo y, en general, a la paralizada economía francesa. Pero la conclusión es diferente de lo que muchos hubieran esperado. Hollande, el presidente más impopular en Francia desde que se realizan encuestas, no competirá de nuevo. Es evidente que el presidente francés ha tenido en cuenta la realidad política después de cinco años. 

François Hollande arrastró con su política titubeante y lejana a la realidad al socialismo francés a un abismo del que ahora intenta salir. Por eso la izquierda necesita a alguien a la cabeza que pueda mantenerlos unidos. Los conservadores encontraron a ese político, François Fillon, quien tiene posibilidades reales de llegar a una probable segunda vuelta. La presión sobre los socialistas es alta para presentar lo antes posible al contrincante de Fillon.

Amparo frente al mundo laboral

Muchos de los temas que preocupan, no solo a los franceses, sino a toda Europa, son, en realidad, los clásicos temas de la izquierda. Para los herederos del socialismo, la protección del obrero, del empleado, está por sobre todo: delante de la globalización, del capitalismo salvaje, de la digitalización y la automatización. La mayoría de los potenciales electores antes votaban automáticamente a los socialistas. Ahora, muchos migran al Frente Nacional, que promete proteger los derechos laborales. Si el candidato de izquierda quiere una oportunidad frente a François Fillon, entonces debe apropiarse nuevamente de ese tema.

Max Hoffmann, desde el estudio de DW en Bruselas.

El éxito de la izquierda en Francia depende, al igual que en todas partes, no sólo del tema, sino también de las personas involucradas. François Hollande, como candidato, hubiera sido una farsa. Sus índices de aprobación son actualmente del 4 por ciento. Lo que es aún peor, el rechazo a su persona es enorme. El presidente francés parece totalmente desconectado de lo que dice la abrumadora mayoría de su país. Al principio de su discurso, transmitido por televisión el jueves (01.12.2016), confirmó este extremo al hablar de los, a su juicio, exitosos cinco años de su mandato. Luego, la conclusión: Hollande no va a las presidenciales.

Campaña en dignidad

Cuando dijo esta frase, el presidente francés se escuchaba auténtico y emocionado, lo que fue algo bastante raro en los últimos cinco años. Un trago amargo, sin duda: Hollande parecía alguien que ha reflexionado por primera vez profundamente sobre el asunto y está listo para enfrentar las consecuencias. A pesar de haber estado, aparentemente, alejado y aislado del pueblo francés en esos cinco años, en realidad no lo estaba tanto. Al menos eso demuestra su discurso del jueves por la tarde.

Ahora deja, atinadamente, el camino libre a alguien que pueda iniciar un intento creíble de unir a la izquierda. Quizás su primer ministro, Manuel Valls; quizás otro candidato que salga en las próximas semanas a la luz. Sea quien fuere el candidato de los socialistas, se las verá difícil contra Fillon. Pero el jueves François Hollande le dio la oportunidad a su partido de dirigir una campaña con dignidad e incluso puede impedir que Marine Le Pen llegue a la segunda vuelta de las elecciones presidenciales. De ese modo, les hizo un gran favor a Francia y a Europa.

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