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Hollande no tiene elección

Henrik Böhme (LGC)1 de abril de 2014

Tras la derrota de los socialistas en las elecciones locales la presión sobre el presidente François Hollande. Sin embargo, es poco probable que cambie su política de reformas. Más bien al contrario.

Frankreich Präsident Francois Hollande Fernsehansprache
Imagen: Reuters

La posición de François Hollande no es nada envidiable. Solo un día después de los devastadores resultados del Partido Socialista, le llegan más malas noticias. Esta vez desde la oficina de estadística francesa Insee. La deuda pública subió durante el año pasado a un nuevo máximo histórico: el 93,5% del Producto Interior Bruto. Además, el déficit presupuestario fue mayor de lo esperado: un 4,3%.

Las cifras indican que las reformas no van suficientemente lejos. Y las elecciones muestran que los gobernantes socialistas tienen menos apoyo entre la población. Para el economista jefe del Banco Ing-Diba, Carsten Brzeski, hay que considerar ambas señales juntas. "La gente está descontenta porque el crecimiento es muy débil y el desempleo, alto", dice . "Pero creo que la población ya no sabe qué esperar de él. El problema es que apenas ha habido reformas estructurales".

Hollande renueva gabinete

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Adiós a las viejas recetas

Las reformas son necesarias para reducir la deuda y para reactivar el mercado laboral, según Brzeski . "Los franceses están como los alemanes a principios de la década pasada". Entonces el canciller socialdemócrata Gerhard Schröder puso en marcha una serie de reformas conocida como la "Agenda 2010", que incluía una flexibilización de la protección del empleo y recortes en los subsidios de desempleo, en el seguro de salud y en las pensiones.

De ninguna manera los franceses pasarán por eso, cree Brzeski. “Francia tiene que salir de la vieja idea de que la ayuda tiene que venir de fuera”. Antiguamente, el país habría reactivado su economía a través de una devaluación de su moneda, el franco, o mediante programas de gasto público financiados con deuda. Ambas soluciones no son ya posibles. "Los franceses se enfrentan, por tanto, a la difícil tarea de tener que afrontar ahora las reformas a sí mismos". Después de todo, el Gobierno francés ya había comenzado hace unos meses a trabajar en la flexibilización del mercado de trabajo y la reducción de las cargas impositivas a las empresas, dice Claire Demesmay del Consejo Alemán de Relaciones Exteriores, en Berlín. "Los sindicatos han colaborado al no haber respondido con grandes huelgas”, argumenta Demesmay . "Eso no equivale a una 'Agenda 2010 ', pero es un primer paso".

Las duras reformas le costaron al canciller Schröder el gobierno.Imagen: picture-alliance/dpa

"Pacto de responsabilidad"

Es un paso que muchos franceses temen. El "Pacto de responsabilidad ", como se conoce el paquete de reformas en Francia, tiene el mismo objetivo que las medidas adoptadas previamente en Alemania: la reducción del coste de los beneficios sociales y los derechos laborales. El ala izquierda del Partido Socialista preferiría cerrar ese tema ya; pero, después de la derrota electoral, el presidente Hollande no lo va a permitir. "Eso sería ilusorio, aunque solo sea porque los mercados financieros y los socios europeos van a mirar con lupa lo que haga el Gobierno francés", afirma Demesmay .

Las competencias políticas de un presidente francés son, de hecho, mayores que las de un canciller alemán, pero sus oponentes son también más poderosos . "Los sindicatos en Francia son menos inclusivos, operan en una cultura de la confrontación", según Demesmay . "Hasta ahora, Hollande había optado por avanzar a pequeños pasos, para proteger tanto a sus compañeros de partido como a la población. No sé si va a poder seguir con esta política durante mucho tiempo después de esta derrota electoral".

¿Sin vuelta atrás?

Hollande debería explicar mejor que hasta ahora qué es lo que está en juego y cómo va a resolver los problemas, cree Demesmay. Una opinión similar expresó el lunes, tras las elecciones, el depuesto primer ministro Jean-Marc Ayrault. El gobierno "no ha expresado con suficiente claridad lo delicado de la situación del país”, dijo Ayrault. El rumbo de las reformas no va a cambiar sustancialmente, aunque se podrán introducir matices para no perjudicar aún más a los más desfavorecidos. El nuevo primer ministro y exministro del Interior, Manuel Valls, pertenece al ala más conservadora del Partido Socialista.

Una remodelación del gobierno no va a suponer un cambio en el rumbo de las reformas políticas, cree Carsten Brzeski, del Banco Ing-Diba . "Para Hollande, no hay más remedio que seguir adelante con ellas. Solo le cabe confiar en que los primeros signos de recuperación en Francia lleguen a tiempo para las próximas elecciones presidenciales”.

En el caso de la reforma del canciller Schröder, en Alemania, la recuperación llegó demasiado tarde. Después de que su gobierno aplicara las reformas de la Agenda 2010, él y sus socialdemócratas perdieron popularidad y el apoyo del electorado. En las siguientes elecciones, las de 2005, Schröder finalmente tuvo que reconocer la derrota ante Angela Merkel.

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