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Homosexualidad en Jamaica: la lucha de Simone Harris

Kevin Tschierse
23 de agosto de 2022

En muchos países del Caribe, la homosexualidad está penada y las personas queer son discriminadas. Por eso, la artista jamaiquina Simone Harris trabaja por la igualdad y la visibilidad con su performance.

Simone Harris interpreta a la hija del rey Lady Blake Ophelia Stratum.
Simone Harris interpreta a la hija del rey Lady Blake Ophelia Stratum.Imagen: Kevin Tschierse/DW

Simone Harris llegó a Berlín desde Jamaica para actuar en la serie de eventos con temática LGBTIQ+ "Desire Lines". Su performance aborda un tema preocupante: la homosexualidad en el Caribe. En once países de esa región existen leyes que penalizan la homosexualidad. Jamaica, su país de origen, es uno de ellos. En su mayoría, dichas leyes son herencia de la época colonial.

Sus raíces, su inspiración

Harris vive en Kingston, la capital de Jamaica, donde trabaja como gestora de proyectos para el gobierno. Ella se siente orgullosa de su identidad como artista y activista queer. "Soy cimarrona de séptima generación y descendiente de la luchadora por la libertad Nanny de los Cimarrones, la  única heroína nacional femenina de Jamaica. Los cimarrones fueron los primeros rebeldes, los primeros luchadores por la libertad", explica a DW.

Eso, agrega, la llena de orgullo y tiene una gran influencia en su trabajo. "Los cimarrones eran africanos esclavizados que también se mezclaban con los indígenas de las islas. Por ello, nuestro lema nacional es ‘De muchos, un solo pueblo'”, afirma la artista. Estas raíces de diversidad serían la inspiración para crear su arte.

Ser homosexual en Jamaica

Las personas queer en Jamaica son, en su mayoría, marginadas, explica Harris. Solo se puede ser homosexual o jamaiquino. Los jamaiquinos homosexuales son percibidos como "otros". "Existir como 'otro' a los ojos de la sociedad también significa que no has contribuido al desarrollo del país. Se te ignora. Simplemente no existes", comenta Harris.

En su performance en la capital alemana interpreta a la hija de una reina llamada Lady Blake Ophelia Stratum, cuyo reino es destruido por los "recién llegados". Esta sería una clara referencia al poder destructor de la cultura del colonialismo. En un intento por salvar las tradiciones y los recuerdos del reino, Lady Blake es enviada por la realeza a un viaje metafísico, a través del espacio y el tiempo, lejos del enemigo. Lady Blake aterriza en la Jamaica poscolonial de hoy. En lugar de ser tratada como realeza allí, ahora es una "otra" más y emprende una misión para encontrar a sus antepasados. En esta obra, no solo aborda la exclusión de las personas LGBTIQ+ en Jamaica, sino que también tematiza la influencia del colonialismo en la situación de las personas queer en la actualidad.

Simone Harris es también activista en Jamaica.Imagen: Kevin Tschierse/DW

El colonialismo y la Iglesia, parte de la hostilidad

Aunque muchos países del Caribe son ahora independientes, el colonialismo neerlandés, inglés, francés y español de los siglos pasados sigue influyendo en las culturas caribeñas hasta el día de hoy. Hasta 1962, Jamaica fue parte del dominio colonial británico.

"Todavía tenemos leyes del siglo XIX. La ley sobre fornicación tiene casi 200 años", afirma Harris. El poscolonialismo tiene todavía un fuerte impacto en la sociedad actual, algo que plantea interrogantes sobre quién tiene realmente el poder, dice. "¿Somos realmente independientes como nación? ¿Qué quiere decir ser independiente? Bob Marley cantaba sobre la 'esclavitud mental'. Nos hemos liberado de las potencias coloniales, pero aún nos queda un largo camino por recorrer", insiste Harris.

El hecho de que las leyes sigan sin modificarse hoy en día también se debe, según la artista, a que la sociedad es altamente religiosa. "La Iglesia es extremadamente poderosa en Jamaica. La mayoría de los jamaiquinos crecieron en ella", subraya. Eso estaría enraizada en la sociedad jamaiquina y tendría una inmensa influencia política: "Los responsables políticos no pueden ignorarlo. Porque tienen que cumplir con sus electores, quienes están adoctrinados por la Iglesia. Por eso, muchos diputados sienten que no pueden dar un paso hacia el progreso porque podrían perder su escaño en el Parlamento", lamenta Harris.

(ct/cp)

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