Honduras: CIDH analiza estado del respeto a derechos humanos
30 de julio de 2018
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos comenzará este lunes de forma oficial su visita al país para analizar la situación de las garantías fundamentales tras las elecciones del 26 de noviembre de 2017.
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La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) que llegó a Honduras el viernes (27.07.2018) comenzará este lunes (30.07.2018) de forma oficial su visita al país para analizar la situación de las garantías fundamentales tras las elecciones del 26 de noviembre de 2017.
El jefe de delegación es Joel Hernández, mientras que la comisionada Esmeralda Troiti, fungirá como presidenta de la CIDH en Honduras, durante la visita programada del 30 de julio al 3 de agosto. Los relatores especiales desde su llegada el viernes a Honduras se reunieron, entre otros, con el ex presidente de Honduras Manuel Zelaya, quien les entregó una carta solicitando que intercedan para que en Honduras se respete el estado de derecho.
La Comisión, que es un órgano autónomo de la Organización de Estados Americanos (OEA), expresó en enero su preocupación por las amenazas y el hostigamiento sufrido por defensores de los derechos humanos, periodistas y medios de comunicación tras las controvertidas elecciones presidenciales de noviembre en Honduras.
Elecciones polémicas
Las elecciones generales de noviembre, en las que fue reelegido Juan Orlando Hernández, son rechazadas por la Alianza de Oposición contra la Dictadura, cuyo excandidato presidencial, Salvador Nasralla, aduce que el ganador fue él, pero que el ente electoral le hizo fraude. Esa situación provocó una serie de protestas que dejaron al menos 24 muertos, centenares de heridos y daños a la propiedad privada.
Sobre las elecciones, una misión de observación electoral de la Organización de Estados Americanos (OEA) determinó que no se podía reconocer a ningún vencedor por las irregularidades del proceso.
Después de las elecciones se produjeron manifestaciones, algunas violentas que dejaron varios fallecidos y lesionados.
En marzo, la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos en Honduras (OACNUDH) publicó un informe sobre las protestas en el que contabilizó la muerte de un policía y de 22 civiles, de los que al menos 16 fallecieron por disparos de las fuerzas de seguridad.
DG (efe, dpa)
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Refugiados hondureños arriesgan sus vidas para llegar a EE.UU.
Los refugiados de Centroamérica intentan llamar la atención sobre los abusos y ataques que sufren cuando intentan llegar a Estados Unidos. Sanne Derks los documentó en un albergue en Apizaco, México.
Imagen: Getty Images/D. McNew
En movimiento
La mayoría de los inmigrantes centroamericanos viajan en el techo de los trenes de mercancías. Los oficiales de migración controlan con más frecuencia los buses. Cruzar la frontera americana es un reto. En caso de que no puedan permitirse un "coyote", un traficante de personas, muchos transportan drogas para pagarse el trayecto hasta la frontera, controlada por los carteles del narcotráfico.
Imagen: DW/S. Derks
Jugándose la vida
Un tren en marcha puede ser peligroso. Alex García, granjero de profesión, perdió una pierna al tratar de bajarse de un tren en movimiento. Se está recuperando en un centro de acogida de refugiados y no sabe qué será de su vida después de haberse curado.
Imagen: DW/S. Derks
No llamar mucho la atención
Según Miguel Ángel (en la imagen), el peor riesgo en el camino es ser secuestrado por una banda de crimen organizado como, por ejemplo, los Zetas. La mayoría de los inmigrantes no tienen celulares o un portátil en caso de que sean atrapadados o extorsionados.
Imagen: DW/S. Derks
Un alivio tras el arriesgado viaje
Los inmigrantes tratan de encontrar cobijo a lo largo de la ruta en uno de los 52 albergues o centros de acogida en México. En Apizaco, pueden descansar 24 horas a excepción de cuando han resultado heridos o han sufrido accidentes. Los cuatro hombres de la imagen tienen permiso para quedarse por más tiempo, porque recibieron disparos o fueron heridos durante el viaje.
Imagen: DW/S. Derks
Esperando horas y horas
A veces, los inmigrantes tienen que esperar días para tomar el próximo tren. Delmín Flores (centro) y sus primos, Alejandro Deras y Luis Deras, están sentados al sol durante horas en frente del albergue. Se vieron obligados a abandonar la región cafetera en Honduras tras el desplome de los precios del café. De noche, corren el riesgo de ser atacados o asesinados por los traficantes de órganos.
Imagen: DW/S. Derks
Trepando para encontrar la seguridad
Muy pocos niños o mujeres realizan el viaje en tren. El riesgo de caer en mano de traficantes o ser violados es muy alto. Esta mujer y su hijo realizan el viaje acompañados de su marido, quien ha intentado cruzar la frontera más de 17 veces.
Imagen: DW/S. Derks
Heridas de balas
Herdín Varga cuenta cómo fue disparado por un guardia sobre el tren. Las balas lo hirieron en el brazo y en la garganta. Si la bala hubiera entrado un centímentro más a la derecha, hoy estaría muerto. Recibió el permiso de recuperarse en el albergue y seguir el viaje temporalmente por México en autobús
Imagen: DW/S. Derks
Rezando y pidiendo seguridad
El albergue fue fundado y financiado por el cura católico Ramiro Sánchez en 2010. Luego se convirtió en una organización civil, independiente del gobierno. Antes de que se sirva la comida, los refugiados rezan juntos. Muchos son creyentes y piensan que Dios los protegerá durante su viaje.
Imagen: DW/S. Derks
Fuera del albergue
Si han dejado el albergue, los inmigrantes no pueden volver a pasar la noche en él. Esta regla se aplicó para proteger la seguridad de los empleados, quienes temen que los inmigrantes puedan haber estado en contacto con los traficantes de órganos.
"El albergue es para la ayuda humanitaria, no para que la gente haga negocios", dijo Sergio Luna, empleado del albergue, a DW.
Imagen: DW/S. Derks
Todo en vano
Este grupo de inimigrantes abordó el único tren que pasó ese día, pero paró inmediatamente después de haber dejado la estación de trenes. Se vieron obligados a recorrer el camino de vuelta hacia el albergue y esperar a tener más suerte la próxima vez.