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Hooligans avergüenzan a Alemania

Emilia Rojas28 de marzo de 2005

"Esos vándalos son una vergüenza, pero no representan a Alemania", declaró en Berlín el ministro del Interior, tras los serios disturbios protagonizados por violentos seudo-hinchas germanos en Eslovenia.

40 alemanes fueron arrestados tras violentos disturbios en Eslovenia.Imagen: AP

"Vergüenza" es la palabra que más se repite este lunes, dos días después del partido amistoso que jugó la selección alemana contra la de Eslovenia, en la ciudad de Celje. No es el resultado -un afortunado 1 a 0 para los visitantes - sino el vandalismo de un grupo de hooligans germanos lo que tiene a mal traer a los responsables del fútbol alemán. 20 minutos tardaron las fuerzas de seguridad en controlar la situación en el estadio de la ciudad eslovena, donde se arrancaron butacas de cuajo y se lanzaron bengalas a la cancha.

Más que daños materiales

Los disturbios habían comenzado ya antes del partido y continuaron tras su término, dejando destrozos en un hotel y numerosos escaparates hechos añicos. El daño fue evaluado en unos 12.500 euros. Pero muchísimo mayor es su dimensión en cuanto a los perjuicios causados a la imagen de Alemania, faltando poco más de un año para que tenga lugar aquí el Mundial de Fútbol. Mientras el jefe del equipo organizador, Franz Beckenbauer, y todas las autoridades relacionadas de una u otra forma con el torneo se esmeran en proclamar que el 2006 el mundo entero será recibido con los brazos abiertos por los anfitriones, acciones como la de este violento grupo sabotea todos los esfuerzos desplegados en materia de relaciones públicas.

El ministro alemán del Interior, Otto Schilly, aseguró que "la policía velará el 2006 porque estos matones no arruinen la fiesta futbolística más hermosa del mundo". Subrayó igualmente que estos vándalos no representan a Alemania, cuya hinchada es pacífica y apasionada amante del deporte del balompié.

Vándalos identificados

Ciertamente, los instigadores de disturbios son siempre una minoría. Pero lo ocurrido en Celje demuestra su potencial de violencia, que no se desplegaba en tales dimensiones desde hace cinco años, cuando hooligans alemanes e ingleses se enfrentaron en la ciudad belga de Charleroi, durante el Campeonato Europeo de Fútbol. El más grave antecedente data, sin embargo, del Mundial de 1998, en Francia, cuando violentos germanos dejaron gravemente herido a un gendarme, siendo finalmente condenados a penas de entre 3,5 y 10 años de cárcel.

Los protagonistas de los incidentes del sábado no eran novatos en la materia. De hecho, las autoridades alemanas habían advertido a sus colegas eslovenos de su llegada pero, por lo visto, los anfitriones subestimaron el problema. También lo hicieron, en todo caso, los alemanes que, pese a tener identificados a la mayoría de los vándalos, no están a todas luces en condiciones de mantenerlos a raya. Y eso es mala propaganda para un país que se propone organizar un lucido campeonato mundial.