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La UE y la paz colombiana

Mirra Banchón (EL)9 de noviembre de 2015

¿Qué va a pasar con las armas? ¿La verdad es suficiente reparación? Miembros de la Comisión de Paz en el Congreso colombiano hablan en Bruselas de los desafíos del posconflicto y del apoyo europeo que desearían.

Imagen: picture-alliance/dpa/Chr. Escobar Mora

“No queremos que vernos en el posconflicto con la violencia de la Guatemala actual. Queremos un sistema de justicia mejor que el de Sudáfrica donde hubo mucha verdad pero poca justicia. Y una especie de Plan Marshall de la Alemania de la posguerra nos podría ayudar a para superar muchos problemas con las víctimas”, dijo a DW el congresista colombiano Alirio Uribe Muñoz.

Invitado a Bruselas por la Fundación alemana Friedrich Ebert Stiftung -junto con los también parlamentarios Horacio Serpa y Ángela María Robledo- Uribe Muñoz identificó en Bruselas grandes retos del posconflicto y su intersección con una eventual cooperación europea.

En marzo de 2016 podría firmarse el acuerdo con las FARC; un cese el fuego bilateral parece tocarse con las manos, también es mayor la posiblidad de que el ELN pueda tener su propia mesa de negociaciones y sumarse al acuerdo de paz. El tiempo apremia y las preguntas concretas crecen.

Alirio Uribe, parlamentario colombianoImagen: DW/M. Banchon

¿Qué pasa con las armas?

“Las FARC están en un proceso de negociación, no de rendición. Por eso hablan de dejación, no de entrega de armas. Cuando pasen a formar parte de la vida democrática no habrá armas de por medio”, explica el senador Horacio Serpa. El ex ministro del Interior, ex embajador ante la OEA y ex candidato presidencial no ve fundadas las críticas de los detractores del proceso, que ven en el uso del término “dejación” y no “entrega” malos augurios.

Cuando llegue el momento, “la indispensable entrega de armas no es necesariamente al ejército ni al gobierno colombiano. Puede entregarlas a los países amigos, a otros sectores de la comunidad internacional”, apunta Serpa. Después de la exitosa negociación con el grupo guerrillero M-19, en 1990, éste entregó sus armas a la Internacional Socialista.

“La dejación de armas va a significar su no utilización”, asegura a DW por su parte Ángela María Robledo, copresidenta de la Comisión de Paz de la Cámara colombiana.

No obstante, “tiene que haber una verificación absoluta. Hay que recordar que las armas legales en Colombia también han sido utilizadas en complicidad con grupos paramilitares. Aquí la exigencia es un monopolio de las armas para el Ejército, que tiene que ser depurado y formado en derechos humanos”, afirma Robledo señalando este punto como una tarea de observación en la que la UE podría apoyar con su experiencia

Impunidad, justicia, verdad

“Los que hemos sido defensores de derechos humanos sabemos que al callar los fusiles, puede recrudecerse la violencia cuando víctimas y victimarios deben convivir”, sigue Robledo.

“Nos hemos fijado mucho en los acuerdos con la ex Yugoslavia, sobre todo en el tema de violencia sexual para evitar la impunidad, que en este momento en Colombia alcanza el 99%”, puntualiza.

Para esta psicóloga colombiana, un ejemplo es el proceso de memoria histórica que se llevó a cabo en Irlanda del Norte. “Atado al ejercicio de memoria histórica debe ir el vértice de la verdad, dada voluntariamente con la disposición de pedir perdón”, añade.

Angela María Robledo aboga por el respeto a los derechos humanosImagen: DW/M. Banchon

Por su parte Alirio Uribe, con dos décadas de experiencia jurídica en derechos humanos, habla de amnistías amplias y de la creación de un tribunal con jueces internacionales. “A mayor verdad, menor punibilidad” podría ser el lema de la éticamente compleja justicia transicional que tendrá que abordar –sin necesariamente castigar con cárcel- miles de situaciones de violencia que han costado 200.000 muertos y siete millones de desplazados.

¿Va a colaborar la UE?

En la importancia de desarrollar un plan estratégico con la UE que acorde con los acuerdos de paz asegure su cumplimiento, insisten los representantes colombianos. “En todos estos años de guerra, la UE, con su cooperación, ha hecho una gran inversión en Colombia. Ahora, que vienen tiempos buenos y se trata de construir la paz, tiene que estar presente. Sus acuerdos comerciales y de cooperación pueden estar condicionados a garantías de no repetición”, apunta Alirio Uribe, haciendo alusión al fin de la cooperación bilateral entre la UE y Colombia en 2017.

“La atalaya en paz desde la que los europeos ven un mundo en guerra y aportan a la solución en algunos de ellos, les da una autoridad y una experiencia que nos puede ser muy valiosa”, concluye Serpa.

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