Hospitales de Bélgica lanzan SOS desbordados por COVID-19
23 de octubre de 2020
Crecimiento exponencial de contagios, y la carencia de personal que obliga a enfermeros a trabajar, a pesar de ser positivos COVID-19 aumentan la preocupación en el Hospital Universitario de Lieja, cercano a Alemania.
Estación de UCI del Hospital Universitario de Lieja, BélgicaImagen: Kenzo Tribouillard/AFP
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"El miércoles casi alcanzamos el número máximo de casos de la primera oleada", dice Christelle Meurice, especialista en enfermedades infecciosas, aunque en ese momento los belgas llevaban tres semanas de confinamiento.
Llamado de ayuda ante probable colapso de la atención
"Tememos que las últimas medidas sean insuficientes para aplanar la curva. Vemos venir un tsunami", advierte la especialista, que dirige una unidad de 26 camas que tiene 18 pacientes con el virus y lanza un llamado de ayuda urgente ante el probable colapso de la atención de emergencia.
Su principal temor es tener que pasar a instalar dos pacientes por habitación, una situación más difícil tanto para los pacientes como para el personal. Desde el lunes, los cafés y restaurantes han cerrado en todo el país y se ha impuesto un toque de queda desde la medianoche hasta las 5 de la mañana.
"Estas medidas son claramente insuficientes ante una situación sumamente preocupante", añade Meurice, que menciona "un fracaso colectivo". Con más de 250.000 casos de contaminación y 10.500 muertes, Bélgica es uno de los países europeos más afectados por el virus en relación a su población de 11,5 millones de habitantes.
En el Hospital Universitario de Lieja -que tiene seis unidades dedicadas a COVID-19 - las hospitalizaciones han aumentado de 91 a 155 en una semana. Antes de ingresar a la habitación de un paciente, una asistente de enfermería con doble mascarilla se coloca tres batas y dos pares de guantes, sin mencionar las gafas.
"Todos los gestos están calculados para mover al paciente, lavarlo, arrojar su sábana en una bolsa específica. Tenemos que pensar todo el tiempo, prestar atención a todo", explica Hendrika Abourou. Algunos miembros del personal no resistieron a la primera oleada. Algunos no volvieron a trabajar en el hospital, otros dejaron de ejercer y, como agravante, la formación en enfermería se ha ampliado de 3 a 4 años.
Personal sanitario tiene que trabajar, así sea positivo de COVID
El CHU, Hospital Universitario de Lieja, BélgicaImagen: Nicolas Lambert/BELGA/picture-alliance
"La escasez ya existía antes, pero es cada vez más evidente porque el personal también se ve afectado por el covid (...) y tendremos que aguantar durante largos meses", lamenta Meurice.
En el departamento de cuidados intensivos, Thomas dio positivo hace tres semanas. "No tengo muchas opciones. No tenía muchos síntomas. Le advertí a mi superior. Me dijo 'no podemos reemplazarte. Tendrás que venir'. Es una decisión difícil. Los pacientes no se toman un descanso. Yo también soy solidario con mi equipo. Tenemos miedo de contagiar a los enfermos. Tomamos aún más precauciones ", dice este enfermero de 33 años.
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Pacientes evacuados a ciudades alemanas
En su unidad de 23 personas, cuatro positivas siguen trabajando, según el enfermero. Pero ya nada sorprende al médico Benoît Misset, jefe de cuidados intensivos. "Si soy enfermero o médico y estoy enfermo, si no tengo dolores corporales, si no estoy en la cama, sólo tengo que ponerme la mascarilla. Hay que trabajar. Si tienes personas con entrenamiento (...) no me voy a fijar en detalles", confiesa el médico francés.
"Estamos abrumados, estamos desbordados, también estamos un poco amargados ya que estábamos esperando esto desde hace dos meses. Las decisiones no se tomaron a tiempo", protesta. "Nadie se tomó en serio la situación, ni los políticos ni la población", afirma sin poder ocultar su indignación. Partidario de un nuevo confinamiento, Bisset pide medidas más efectivas incluso si solo entran en vigor en uno o dos meses.
En días recientes, el Hospital Universitario de Lieja comenzó a trasladar pacientes a otras provincias belgas y a hasta a Alemania y avanza hacia la atención de pacientes exclusivamente con COVID, en detrimento de otras patologías.
"Ya estamos en proceso de cerrar la mitad del hospital para poder recuperar personal para cuidados intensivos", explica. "Ahora es una guerra de trincheras", con la diferencia que "no son bombas, es un virus" y "es él quien decide, no nosotros, ni los políticos, ni los científicos", lamenta.
jov (afp, deutschlandfunk)
El coronavirus satura un cementerio en México
México es uno de los países más afectados. La tasa de mortalidad en la ciudad de Neyahualcóyotl ha dejado al cementerio municipal al límite. El fotógrafo Jonathan Alpeyrie documentó la desesperación entre sus muros.
Imagen: Polaris Images/Jonathan Alpeyrie
No hay sitio para tantos muertos
En el cementerio municipal de la ciudad de Nezahualcóyotl, que se encuentra justo al este de Ciudad de México, las tumbas se apilan una encima de la otra para garantizar que haya espacio para el descanso eterno. Pero la pandemia de coronavirus lo está llevando al límite. Los trabajadores se ven obligados a retirar los ataúdes, incluidos los de los bebés, para dejar espacio a los recién llegados.
Imagen: Polaris Images/Jonathan Alpeyrie
Ataúdes por el suelo
El ataúd de un bebé que había ocupado un nicho durante un tiempo fue retirado y dejado en el piso. Si las familias no se ocupan de la tumba, los restos se retiran para que un nuevo ataúd pueda reemplazarlo. El cementerio intenta comunicarse con la familia para ver qué quieren hacer después, pero si no reciben respuesta, los restos se incineran y las cenizas se vuelven a enterrar en fosas comunes.
Imagen: Polaris Images/Jonathan Alpeyrie
Golpeado fuerte por el coronavirus
México ha sido muy golpeado por el COVID-19. Hasta el 25 de julio, era el cuarto país más afectado, con 42.645 muertes y 378.285 infecciones totales. Nezahualcóyotl ha sufrido especialmente. Un barrio pobre antes de convertirse en ciudad, es el municipio más densamente poblado de México, con más de 15.000 personas por kilómetro cuadrado. El virus ha podido propagarse fácilmente aquí.
Imagen: Polaris Images/Jonathan Alpeyrie
Un punto caliente alrededor de la Ciudad de México
Muchos residentes viven de sus pequeños negocios, cuenta el fotógrafo Jonathan Alpeyrie, lo que les imposibilita dejar de trabajar durante largo tiempo. Durante la crisis muchos intentaron continuar con su vida diaria para llegar a fin de mes. Esto ha cobrado un precio enorme: el virus se ha difundido y ha convertido a Nezahualcóyotl en una de las zonas más afectadas en torno a Ciudad de México.
Imagen: Polaris Images/Jonathan Alpeyrie
Bloqueo 'levantado demasiado rápido'
Los mensajes de salud pública abundan en la zona, como en este cartel: "que esta no sea tu última salida". Pero abundan también críticas a la respuesta del gobierno. Muchos argumentan que implementó su bloqueo demasiado tarde y levantó las restricciones demasiado pronto. El alcalde de Nezahualcóyotl, Juan Hugo de la Rosa, dijo al NYT que coincidía con que las medidas se habían relajado muy pronto.
Imagen: Polaris Images/Jonathan Alpeyrie
Los trabajadores del crematorio sienten la presión
La gente ha muerto a un ritmo tal que no ha sido posible encontrar tumbas para todos. Muchos de los muertos son incinerados. Los trabajadores del crematorio en Nezahualcóyotl dijeron a la agencia de noticias AFP que están incinerando ocho o más cuerpos al día. Entrar en contacto con tantas familias en duelo es difícil, dicen, y también están preocupados por contraer el virus ellos mismos.
Imagen: Polaris Images/Jonathan Alpeyrie
Elegir casa en lugar de hospital
Muchas familias están cuidando a miembros con COVID-19. La magnitud de la crisis ha reducido la confianza de la gente en los servicios de salud. Según Alpeyrie, las ambulancias y los hospitales son vistos como lugares donde el virus se propaga más rápido. Tras un diagnóstico positivo de COVID-19 en el hogar, muchas familias se niegan a dejar que sus seres queridos sean llevados al hospital.
Imagen: Polaris Images/Jonathan Alpeyrie
Atropellado
Fue lo que pasó con este joven, explica Alpeyrie. Fue víctima de un atropello por parte de un conductor que se dio a la fuga. Recibió tratamiento en el lugar por parte de los paramédicos. Mientras lo evaluaban, determinaron que era probable que hubiera contraído COVID-19. Llamaron su familia, que llegó a la escena del accidente para evitar que se lo llevara la ambulancia.
Imagen: Polaris Images/Jonathan Alpeyrie
Cuidado por la familia
Su familia se negó a dejar que los paramédicos lo metieran en una ambulancia y lo llevaran las urgencias del hospital, dice Alpeyrie. En cambio, decidieron llevarlo a su casa en un automóvil y cuidarlo ellos mismos, pensando que es mejor para él estar allí que en el hospital de Nezahualcóyotl.