HRW: tropas afganas apoyadas por la CIA matan con impunidad
31 de octubre de 2019
"Al redoblar las operaciones contra los talibanes, la CIA ha permitido a fuerzas afganas abusivas cometer atrocidades, incluidas ejecuciones extrajudiciales y desapariciones", señaló en un comunicado Patricia Gossman.
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Fuerzas afganas apoyadas por la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de EE. UU. han cometido durante los últimos años atrocidades que, en algunos casos, supondrían crímenes de guerra, según un informe de Human Rights Watch (HRW).
La ONG con sede en Nueva York ha documentado 14 casos registrados entre finales de 2017 y mediados de este año en los que esas fuerzas paramilitares han matado a civiles, hecho desaparecer a detenidos o atacado centros médicos por supuestamente tratar a insurgentes.
Las milicias secretas, cuyo apoyo de la CIA continúa una tradición derivada de la guerra soviético-afgana de la década de 1980, han cazado durante mucho tiempo a los talibanes. Las milicias son consideradas una herramienta importante a medida que se intensifica la guerra contra los insurgentes.
EE.UU.: lucha contra los talibanes
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La CIA cuestionó el informe de HRW, diciendo que muchas de las acusaciones contra las fuerzas especiales afganas eran "probablemente falsas o exageradas".
Operación antiterrorista
En varios casos, las redadas, generalmente en áreas controladas por los talibanes, fueron acompañadas por ataques aéreos que "indiscriminadamente o desproporcionadamente" mataron a civiles, dijo HRW, y a veces, las tropas detuvieron a hombres y no le dijeron a las familias dónde los retenían.
Desde 2001, la CIA mantiene en Afganistán una operación antiterrorista que se desarrolla en paralelo a las operaciones del Ejército estadounidense y en la que se ha reclutado, equipado y desplegado a equipos paramilitares para perseguir a miembros de Al Qaeda, los talibanes y, desde 2014, del Estado Islámico.
HRW recuerda que los talibanes también cometen frecuentemente violaciones de los derechos humanos y de esas reglas de la guerra, pero subraya que ello no justifica las acciones de los Gobiernos afgano o estadounidense.
FEW (EFE, AFP)
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La interminable lucha por el poder en Afganistán
A 17 años de la invasión estadounidense, Afganistán sigue sumido en la violencia desatada por los talibanes. Una serie de mortales atentados en el último año sugiere que los radicales son más fuertes que antes.
Imagen: picture alliance/Photoshot
Una seguridad frágil
Los reiterados ataques que han tenido lugar en 2018 y 2019 han causado la muerte y dejado con heridas a cientos de inocentes, y muestran cuán frágil es la situación del país y el débil poder del gobierno. Los incidentes han provocado desesperación en los ciudadanos, cansados de la guerra, y han puesto en evidencia las limitaciones del Estado para garantizar la estabilidad.
Imagen: Reuters/M. Ismail
Una larga serie de ataques
Los episodios de violencia han puesto nuevameente a Afganistán en el centro de la mirada internacional. Tanto los talibanes como el Estado Islámico se han atribuido distintos ataques, mientras crece la presión para que el gobierno afgano mejore la seguridad y recupere los territorios que están bajo el dominio de distintos grupos insurgentes, incluidos los ya citados talibanes y Estado Islámico.
Imagen: picture-alliance/AP Photo/M. Hossaini
Ofensiva de primavera
En 2018, los talibanes anunciaron el comienzo de su ofensiva anual de primavera, desestimando una oferta de paz realizada por el presidente Ashraf Ghani. Los milicianos, que luchan para reinstaurar su visión radical de la ley islámica, aseguraron que su campaña fue en respuesta a la estrategia adoptada por EE.UU. en 2017, más agresiva con el fin de forzar a los insurgentes a sentarse a negociar.
Imagen: Reuters
La política para Afganistán de Trump
El presidente de EE.UU., Donald Trump, presentó una nueva estrategia para Afganistán en 2017, prometiendo desplegar más tropas para entrenar a las fuerzas afganas. También aseguró que su país seguiría apoyando a los afganos en su guerra contra los talibanes y que, para ello, la presencia estadounidense se extendería todo lo que fuera necesario. En 2019, sin embargo, cambió de parecer.
Imagen: Getty Images/AFP/B. Smialowski
Proceso de paz
Pese a que el presidente Ghani realizó una oferta en febrero de 2018 para que hubiera conversaciones de paz "sin condiciones previas", los talibanes no mostraron interés alguno hasta 2019, desestimando las propuestas como parte de una "conspiración". En 2019 aceptaron negociar, pero directamente con Estados Unidos, pasando por encima de Kabul.
Imagen: Getty Images/AFP/N. Shirzad
Apoyo paquistaní
Pakistán ha sido presionado por Kabul y Washington para que deje de ofrecer refugio a los militantes acusados de realizar ataques en Afganistán, un cargo que Islamabad niega, insistiendo en que su influencia sobre los insurgentes es sobreestimada. Kabul e Islamabad intercambian acusaciones de proteger a milicianos del otro país. El lenguaje áspero ha caracterizado la relación entre ambos vecinos.
Imagen: DW/H. Hamraz
El papel de los señores de la guerra
Además de los talibanes, los señores de la guerra afganos ejercen una enorme influencia en el país. El año pasado, el líder de Hizb-i-Islami, Gulbuddin Hekmatyar, volvió a Kabul -tras un exilio de 20 años- para jugar un rol activo en la política. En septiembre de 2016, el gobierno firmó un acuerdo con él con la esperanza de que otros señores de la guerra y grupos radicales siguieran el ejemplo.
Imagen: Reuters/O.Sobhani
Un gobierno ineficiente
En medio de una interminable batalla por el poder, los niveles de respaldo al presidente Ghani no hacen más que bajar. La corrupción desenfrenada y el largo tira y afloja dentro del gobierno de unidad nacional respaldado por Estados Unidos han tenido un impacto negativo en los esfuerzos gubernamentales para acabar con el terrorismo.