Las huelgas de advertencia en el tránsito ferroviario alemán no son más que el principio, anunció Alexander Kirchner, jefe del sindicato Transnet. En la estación central de trenes de Colonia dijo que había que “mostrar a los empleadores que esto va en serio”. En Francia protestan ya desde hace varias semanas decenas de miles contra la reforma de la ley de jubilaciones. Ambas huelgas no son comparables, ya que la de los ferroviarios alemanes apunta a un conflicto salarial. No obstante, en ambos casos la creciente inconformidad frente a la situación económica respectiva, lleva a la gente a proclamarse públicamente.

Paros de advertencia en todo el país

Unos 1.600 empleados ferroviarios participaron en la medida de protesta de esta mañana. Aunque el paro duró oficialmente sólo hasta el mediodía, se estimaba que el tránsito ferroviario se vería afectado hasta entrada la noche. A los paros con una duración de dos a tres horas iniciados en Baviera y Renania del Norte Westfalia, se sumaron rápidamente huelguistas de Hesse, Renania Palatinado, Turingia, Baden-Wurtemberg, Baja Sajonia, Sajonia-Anhalt y Brandeburgo.

Los sindicatos dijeron renunciar a nuevos paros en los próximos días, también en consideración con los viajeros. El viernes se reúnen los dirigentes de los sindicatos Transnet y GDBA con la directiva de Deutsche Bahn, en la séptima ronda de negociaciones sobre un contrato tarifario único. Ambos sindicatos luchan desde hace meses para que se establezcan estándares mínimos en los salarios y las condiciones laborales de todas las empresas ferroviarias en Alemania.

Deutsche Bahn dispuesta a negociar

Las seis grandes compañías privadas, Abellio, Arriva, Benex, Hessische Landesbahn, Keolis y Veolia Verkehr, cubren el 20 por ciento del tránsito ferroviario alemán. Estas empresas pagan sueldos hasta el 20 por ciento menores que Deutsche Bahn. Argumentan que de otra manera no pueden competir en el mercado y por lo tanto se han negado hasta ahora a un contrato tarifario común.

Por parte de Deutsche Bahn hay disposición a un acuerdo común, siempre y cuando no se fije un nivel tarifario mucho menor que el del consorcio ferroviario más importante del país. Ulrich Weber, jefe de personal de Deutsche Bahn, cree que es posible llegar a una solución en la mesa de negociaciones. Pero criticó que se boicoteara Deutsche Bahn para ejercer así presión sobre sus filiales.

¿Gana Sarkozy la pulseada?

En Francia,por otra parte, este lunes (25.10.) volvieron a sus puestos los trabajadores de un cuarto de las refinerías de petróleo francesas. Las protestas terminaron entonces en tres de las 12 refinerías del país y el combustible está saliendo de los depósitos en cuatro de ellas. La ministra de Economía, Christine Lagarde, estimó el costo de las movilizaciones entre 200 y 400 millones de euros por día.

Según el presidente Nicolas Sarkozy la reforma a la ley de pensiones es necesaria para contener un creciente déficit y mostrar a los mercados que el país puede tomar medidas concretas de austeridad. La controvertida ley fue aprobada por el Senado el viernes (22.10.) y debe ser ratificada esta semana.

A pesar de que dos tercios de los franceses se oponen a la reforma propuesta, Sarkozy podría ganar la pulseada a los sindicatos, que han movilizado a la población desde el verano en múltiples marchas. Se empieza a notar lentamente un cierto escepticismo entre los trabajadores. "Nos enfrentamos contra alguien que nos desprecia. ¿Realmente quieren seguir hasta que nos quebremos?", preguntó un trabajador en la refinería Ineos-Lavera, cerca del puerto de Marsella, en el sur. "No creo que valga la pena", agregó.

Popularidad de Merkel y Sarkozy en declive

En Marsella, sin embargo, persistían las movilizaciones de trabajadores portuarios y recolectores de basura, que han dejado como consecuencia montañas de basura en las calles y más de 50 tanqueros de petróleo estancados en el Mediterráneo. Los sindicatos convocaron a dos días más de protestas nacionales el 28 de octubre y el 6 de noviembre.

A 18 meses de las próximas elecciones presidenciales, el índice de popularidad del presidente francés, Nicolas Sarkozy, está en su peor nivel. También la canciller alemana, Angela Merkel, ha descendido drásticamente en las encuestas de opinión. Según sondeos recientes, el gobierno de coalición encabezado por Merkel, es apoyado actualmente sólo por el 33 por ciento de la población. Estas cifras corroboran las protestas ciudadanas en ambos países. A Merkel y su homólogo francés los espera sin duda un crudo invierno.

Autora: Valeria Risi

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