Huelgas contra programa de austeridad paralizan Grecia
6 de mayo de 2016
Los sindicatos griegos convocaron huelgas en protesta por el nuevo programa de austeridad del Gobierno. Este prevé más recortes a las pensiones y aumentos de los impuestos.
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La mayoría de los ferries en el mar Egeo permanecieron este viernes (06.05.2016) en los puertos. La huelga de los marineros se prolongará hasta la mañana del próximo martes, anunciaron los sindicatos. Por su parte, los trabajadores ferroviarios iniciaron una huelga de tres días.
El sindicato de empleados públicos ADEY y la Confederación General de Trabajadores de Grecia, el mayor sindicato del sector privado, convocaron una huelga de 48 horas para el viernes y el sábado. En Atenas y otras ciudades griegas no circularon hoy autobuses ni tranvías. También las escuelas públicas permanecieron cerradas este viernes.
Los basureros y los periodistas iniciaron huelgas de tres y dos días, respectivamente. La radio y la televisión solo transmiten música y películas. Una sola emisora de radio privada emite un programa noticioso de emergencia que solo informa sobre las huelgas y las proyectadas reformas.
Aeropuertos y supermercados siguen abiertos
El tráfico aéreo, en cambio, se desarrolla con normalidad. También siguen abiertos los supermercados y comercios.
El nuevo programa de austeridad del Gobierno griego prevé más recortes a las pensiones con el objetivo de ahorrar 1.800 millones de euros. El Parlamento en Atenas se reunirá en la noche del domingo para aprobar, además de los recortes a las pensiones, aumentos de los impuestos por otros 1.800 millones de euros.
Los acreedores de Grecia exigen la implementación de las medidas de austeridad como condición para conceder nuevas ayudas al país heleno, amenazado por una quiebra del Estado.
VT (dpa, dlf)
Inusual campo de refugiados en Grecia
En la península griega del Peloponeso existe un inusual albergue para refugiados. Myrto Papadopoulos fue hasta allí para conocerlo de primera mano.
Imagen: DW/M. Papadopoulos
Conexión con el exterior
Un adolescente navega al atardecer por Internet. Los celulares inteligentes suponen en la mayoría de los casos la única conexión de los refugiados con el mundo exterior.
Imagen: DW/M. Papadopoulos
Equipamiento básico
Estos bungalows alojan a ocho personas en dos dormitorios. En cada casa hay un cuarto de aseo y una cocina pequeña equipada con una cocinilla de camping y un fregadero, pero no hay agua caliente ni frigorífico.
Imagen: DW/M. Papadopoulos
Descansando
Ranee Mousa, de 27 años, posa con su bebé de 8 meses, nacido en Siria poco antes de que Renee y su esposo huyeran hacia Grecia.
Imagen: DW/M. Papadopoulos
Momento de paz y tranquilidad
Mujeres del campo llevan de paseo a un grupo de niños por las afueras del pueblo de refugiados. Antes de que comience la temporada turística en junio, los alrededores de Myrsini son relativamente tranquilos y poco frecuentados.
Imagen: DW/M. Papadopoulos
Reflexionar sobre el futuro
Un grupo de hombres charla durante la puesta de sol en la playa a las afueras del campo de refugiados. En el campo viven menos de 60 hombres acompañados por sus mujeres e hijos.
Imagen: DW/M. Papadopoulos
Un hogar lejos de casa
Mujeres y niños sentados bajo la luz del atardecer frente a los bungalows turísticos. En total, hay 340 habitantes en el pueblo, 209 de ellos tienen menos de 18 años y 69 son mujeres.
Imagen: DW/M. Papadopoulos
Vida de familia
Una mujer siria posa frente a su alojamiento con su bebé de 6 meses en brazos. Algunas mujeres del campo que ya tienen niños pequeños están de nuevo embarazadas.
Imagen: DW/M. Papadopoulos
Una bendición para la economía local
Tarek Alfelou acude junto a sus hijos Wedad, de 11 años, y Ziad, de 7, al pequeño supermercado de Myrsini, situado a una media hora a pie del campo. La ciudad ha experimentado un pequeño auge económico gracias a las compras de los refugiados.
Imagen: DW/M. Papadopoulos
Un rostro conocido
El alcalde de la ciudad de Andravida, Nabil-losif Morant, procede de Siria. Asegura no ser el único alcalde de origen no griego en Grecia y que la idea del campo fue suya. El consejo municipal la aprobó de forma prácticamente unánime.
Imagen: DW/M. Papadopoulos
Cultivo de fresa
Un trabajador de Bangladés en su granja de fresas, situada cerca del campo de refugiados. Muchos trabajadores de las granjas de la región son migrantes del sur de Asia sin papeles válidos. Durante la temporada de recogida de la fresa, reciben entre 22 y 25 euros por ocho horas de trabajo.
Imagen: DW/M. Papadopoulos
Ayuda local
Giorgos Aggelopoulos es un habitante de Myrsini que colabora como voluntario en el campo de refugiados y ha trabado amistad con algunas de las familias. Asegura que la oposición de la gente contra el pueblo de refugiados ha amainado considerablemente después de que los habitantes vieron que se trataba, sobre todo, de familias con niños.