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Human Rights Watch denuncia graves torturas en Turquía

25 de octubre de 2016

HRW describe en un informe abusos que van mucho más allá de detenciones por parte del régimen del presidente Erdogan.

Gefängnis von Antalya Türkei
Imagen: picture-alliance/dpa/G.Breloer

El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, decretó el estado de excepción luego del fallido intento de golpe de Estado militar, el 15 de julio de 2016. Las nuevas reglas que rigen desde entonces propician las violaciones de derechos humanos, informa la organización Human Rights Watch (HRW) en un documento al respecto.

Representantes de HRW subrayan que el estado de excepción ha traído consigo consecuencias extremadamente negativas para los derechos de las personas en prisión. El informe describe 13 casos en los cuales reclusos sufrieron abusos como privación del sueño, golpes, avances sexuales o amenazas de violación.

Total impunidad

En uno de estos casos, la familia de un preso escuchó cómo un policía amenazaba a un detenido. "Por el estado de excepción, a nadie le importará si te mato”, dijo el oficial, según esta versión. "Diré tan solo que te disparé porque intentaste darte a la fuga”. El abogado de otro preso dijo a HRW que policías amenazaron a su cliente con violarlo y le dijeron que no sobreviviría más de 30 días.

Erdogan no demuestra piedad al perseguir a opositores. (Archivo)Imagen: Reuters/M. Sezer

El estado de excepción faculta a policías a detener a una persona hasta por 30 días sin orden judicial de por medio. Antes de la intentona golpista, el plazo era de cuatro días. En la cárcel, a los detenidos se les puede negar hasta por cinco días el contacto con un abogado. Estas normas pueden servir para amedrentar a los arrestados, dicen defensores de los derechos humanos. A los familiares se les esconde la situación de los detenidos, a fin de hacer aún más grande el miedo.

Nadie quiere hablar

Incluso quienes son inocentes pueden pasar hasta un mes en la cárcel sin que la policía les pueda comprobar algún delito. El odio que el régimen de Erdogan propaga contra quienes son sospechosos de ser disidentes hace que la estancia en prisión sea altamente peligrosa, dice Human Rights Watch.

"Al suspender algunas leyes que protegen contra la tortura, el gobierno turco prácticamente ha dado un cheque en blanco a los policías, que pueden torturar y abusar a su antojo”, afirma Hugh Williamson, director de HRW para Europa y Asia Central.

Incluso antes de la intentona fallida, Amnistía Internacional informó de abusos en cárceles turcas: detenidos sufrían golpes, torturas y violaciones. Andrew Gardner, uno de los autores del informe correspondiente, afirma que muchas víctimas tienen miedo de hablar acerca de los abusos que sufrieron. Además, hay muy pocos abogados que aceptan defender a víctimas de estos abusos.

"Desde hace más de diez años participo en la lucha por los derechos humanos en Turquía, y nunca antes había visto tanto miedo en mis colegas y en sus organizaciones”, dijo Gardner a DW en julio pasado. "La situación es muy grave”.

 

Autora: Carla Bleiker (EL/ERS)

 

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