Hungría sacó de prisión a 2.021 traficantes de migrantes
10 de enero de 2024
El Gobierno de Hungría ordenó en 2023 la puesta en libertad de 2.021 extranjeros condenados por tráfico de migrantes, debido a saturación de las prisiones.
El Gobierno del ultranacionalista Viktor Orbán decidió el pasado abril que los traficantes de personas que no hubieran cometido otros delitos podrían librarse de la cárcel si abandonaban Hungría en tres días. El Ejecutivo justificó la medida por la saturación de las prisiones y el coste de mantener a esos delincuentes en la cárcel.
La Comisión Europea (CE) abrió tres meses después un procedimiento de infracción contra Hungría por esta medida, al entender que no incluía ningún mecanismo para verificar si los condenados seguían cumpliendo sus condenas en sus países de origen.
Austria y Eslovaquia registran ingreso de centenares de "migrantes irregulares" desde Hungría
Austria, fronteriza con Hungría, protestó al considerar que esa puesta en libertad suponía una amenaza de seguridad. La gran mayoría de los refugiados e inmigrantes que entran de forma ilegal en Hungría siguen luego hacia Austria su huida de la miseria y la guerra en sus países de origen en Asia o África.
El Gobierno húngaro mantiene una muy restrictiva política contra los inmigrantes, con vallas en las fronteras y leyes muy severas que hacen casi imposible la petición de asilo. Además, practica devoluciones en caliente hacia Serbia, un país no comunitario.
Pese a estas medidas, tanto Austria como la también vecina Eslovaquia han informado sobre la entrada en su territorio de centenares de inmigrantes irregulares desde Hungría, primer país miembro de la zona de Schengen en la llamada ruta de los Balcanes por donde los refugiados llegan a la Unión Europea.
jov (efe, euronews)
Atrapados en la "jungla" de los Balcanes
Cientos de refugiados acampan a cielo abierto entre Serbia y Croacia. Mantienen la esperanza de llegar a Europa occidental y escapar de la vida en la "jungla". Dimitris Tosidis informa desde Sid.
Imagen: Dimitris Tosidis
La vida en la "jungla"
Más de 150 personas se esconden en la "jungla", una frondosa zona junto a una vía ferroviaria que une a la fronteriza ciudad serbia de Sid con Croacia. La mayoría de sus habitantes llevan en la mochila varios intentos de llegar a Europa central: con ayuda de traficantes, solos o en grupo, como polizones en camiones o trenes de carga.
Imagen: Dimitris Tosidis
El rastro de las lágrimas
A primera vista parece fácil seguir los raíles del tren. Pero el camino les ha costado la vida a muchos, cuentan los habitantes del campamento. Dos personas se quedaron dormidas en las vías y fueron arrolladas por el tren.
Imagen: Dimitris Tosidis
Las penurias del día a día
El afgano Ibrahim aprovecha el frío riachuelo que discurre bajo un puente para su higiene personal. Como él, todos los refugiados de la "jungla" viven en condiciones insostenibles: no hay servicios ni instalaciones para lavarse. En realidad, en Sid no hay nada para los migrantes.
Imagen: Dimitris Tosidis
Desayuno sobre ruedas
No todos los habitantes de la ciudad tratan igual a los refugiados. "No Name Kitchen" (cocina sin nombre), así se llama la iniciativa llevada a cabo por voluntarios que reparten el desayuno en el campamento. De parte de las autoridades serbias, en cambio, no llega ayuda de ningún tipo para la "jungla".
Imagen: Dimitris Tosidis
Un bocado caliente, por fin
Una comida caliente como la que cocinan estos dos refugiados en una fábrica abandonada es una rareza en la "jungla". El hambre, la escasez y la violencia diaria caracterizan la vida de los habitantes de este campamento en un remoto rincón de Serbia.
Imagen: Dimitris Tosidis
Una excepción entre muchos
También Dragan (en el centro de la imagen), que viene de Macedonia, se esconde en los bosques cercanos a Sid. Como el resto de los refugiados de aquí, también intenta abrirse camino hacia Europa central. Entre los cientos de Siria y Afganistán, Dragan es una especie de curiosidad, junto con otro refugiado chino.
Imagen: Dimitris Tosidis
La larga espera
Algunos solicitantes de asilo afganos matan el tiempo en el tejado de una fábrica abandonada. La espera al siguiente intento de llegar a alguna parte de Europa central es a menudo tormentosa.
Imagen: Dimitris Tosidis
Polizón
Un refugiado, un tren de carga, una posibilidad. En apenas un instante este hombre se esconderá en un vagón con la esperanza de alcanzar Croacia y desde allí poder seguir su camino hacia otro país europeo.
Imagen: Dimitris Tosidis
Siguiente parada: ¿Europa occidental?
Aquellos que pueden permitirse pagarle a un traficante intentan atravesar Croacia en taxi rumbo al oeste de Europa. El precio ronda los 1.200 euros.
Imagen: Dimitris Tosidis
La esperanza es lo único que muere
Jadali tiene 22 años y es afgano. Acaba de volver a Sid. Durante su último "intento de fuga" del campamento fue capturado en Croacia y pasó dos días en prisión. Las autoridades croatas, según cuenta, lo trataron muy mal. Autor: Dimitris Tosidis (EAL/VT)