El escándalo que ha causado un ataque de mal gusto contra el magnate George Soros es solo uno de los aspectos problemáticos de la campaña electoral húngara y, en general, del clima político en ese país europeo.
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János Pócs, un diputado del partido oficialista Unión Cívica Húngara (FIDESZ), publicó en la red social Facebook una fotografía alusiva a la fiesta tradicional que viene precedida por la matanza ceremonial de un animal. En la imagen se aprecia a un grupo de personas alrededor de un cerdo muerto. Sobre su piel se lee, en húngaro: “Este era Soros!!!”
El comentario de Pócs al pie de la foto: “Ahora tienen un cerdo menos…”. El “chiste” del parlamentario dio pie a un escándalo de escala nacional, no solo entre los opositores del “hombre fuerte” del FIDESZ y primer ministro de Hungría, Viktor Orbán –quien impulsa desde hace años una campaña de desprestigio contra el magnate George Soros–, sino también entre los conservadores moderados.
Orbán, exbecario de Soros
Pócs se hizo el inocente, alegando no comprender la conmoción. Después de todo, el cerdo en la foto no era George Soros, señaló el legislador con tono sarcástico. Pero eso no evitó que 120 intelectuales húngaros de renombre clamaran por la dimisión del político. La red de organizaciones Open Society Foundations (OSF) –antes conocida como el Instituto Sociedad Abierta y creada por Soros para promover el liberalismo económico y político alrededor del mundo– señaló que la foto publicada por Pócs estaba “inscrita en una larga y oscura tradición de antisemitismo. Ella es un nuevo ejemplo del antisemitismo aceptado oficialmente en la Hungría de Viktor Orbán”. El jefe de la fracción parlamentaria del FIDESZ, Gergely Gulyás, desestimó esa acusación.
Y el propio Orbán –que recibió becas del Instituto Sociedad Abierta cuando era más joven– dio la impresión de compartir el sentido del humor de Pócs cuando comentó el suceso y dijo que “los asuntos relacionados con una fiesta tradicional” no son competencia del Ejecutivo.
En realidad, su Gobierno ya orquestó dos campañas contra Soros este año; en ambas, la representación del especulador financiero estadounidense de origen judío-húngaro trae a la memoria antiguos estereotipos antisemitas. En una de ellas –cuyo eslogan es “No dejemos que Soros sea el último en reír”–, el multimillonario es presentado como la eminencia gris y cabecilla de una conspiración antihúngara. En la otra se le endilga un plan para inundar a Europa con millones de refugiados.
Elecciones generales en abril
Desde finales de los años ochenta, Soros ha donado miles de millones de euros a través del Instituto Sociedad Abierta para financiar proyectos sociales y estatales en Europa Oriental –sólo en Hungría ha invertido 350 millones de euros–; pero la visión política del magnate corre en dirección diametralmente opuesta a la de Orbán, quien aspira a la reelección en abril de 2018.
No obstante, cabe destacar que el ataque de mal gusto contra Soros es solo uno de los aspectos problemáticos de la actual campaña electoral húngara y, en general, del clima sociopolítico en ese país. La insistencia en reinstaurar la pena capital, el antiziganismo y la homofobia también forman parte del discurso del primer ministro, del partido de Gobierno y de sus simpatizantes.
La pena de muerte es presentada como un recurso legítimo y eficaz para garantizar la seguridad; la comunidad gitana, como una población de vagos y criminales; y el jefe del partido Jobbik, Gábor Vona, como un húngaro sin hombría. Desde 2014, Vona ha procurado que el Jobbik deje de ser una formación de extrema derecha y se convierta en un partido popular nacional-conservador moderado.
Pero el FIDESZ aumentó su capital político recogiendo la agenda que el Jobbik abandonó y sustituyéndolo en el margen derecho del espectro partidista. El actual rol del Jobbik es ser el partido de oposición más fuerte. Consciente de que ahuyenta a electores radicales al moverse hacia el centro, Vona admite, en entrevista con DW, que la meta de Jobbik es ganar más seguidores de los que pierde.
Alemania: así luchan los partidos por los votos
En la recta final de la campaña electoral, los políticos intensifican su lucha por la mayoría en las urnas. DW le muestra cómo los candidatos tratan de ganar la confianza y los votos del electorado germano.
Imagen: DW/R. Oberhammer
Mientras más ecológico, mejor
Los Verdes son el partido ecologista de Alemania. En Osterode, una ciudad de 24.000 habitantes en el centro del país, la candidata a diputada de Los Verdes, Viola von Cramon, se desplaza al evento electoral de su partido en una bicicleta eléctrica.
Imagen: DW/R. Oberhammer
Un evento familiar
El pequeño evento electoral de Los Verdes en Osterode consiste en un torneo de bocha, en el que todos pueden participar. Además, se ofrecen vino, cerveza sin alcohol, jugo de manzana, queso y panes. Todos, desde luego, productos biológicos. Al margen del torneo, la candidata Viola von Cramon responde las preguntas de los ciudadanos interesados.
Imagen: DW/R. Oberhammer
Un juego solitario
No obstante, en esta ocasión, no llegan muchos interesados, por lo que los miembros de Los Verdes juegan entre ellos. En lugar de sumar votos, no les queda de otra que sumar puntos. Hace años el partido ecologista hizo construir en Osterode la cancha de bocha, que es usada regularmente.
Imagen: DW/R. Oberhammer
"Fiesta roja" en un barrio problemático
En el barrio coloniense de Chorweiler un 75 por ciento de los habitantes tiene raíces extranjeras. Allí el partido La Izquierda organizó un evento electoral con mesa de futbolito, parrilla, bebidas, globos y juguetes para los niños. Los ayudantes de campaña reparten regalos e informan a la gente. Y eso a pesar de que la mayoría ni siquiera posee un pasaporte alemán, por lo que no puede votar.
Imagen: DW/P. Böll
Comunicarse en el mismo idioma
La candidata del partido La Izquierda para el distrito de Chorweiler se llama Güldane Tokyürek. Sus raíces turcas le abren puertas. Muchas personas le cuentan sus problemas y deseos. La política no quiere que los habitantes de este barrio problemático se sientan olvidados, sino que se den cuentan de que también ellos forman parte de la sociedad alemana.
Imagen: DW/P. Böll
Discutiendo propuestas
Las propuestas del partido de izquierda cuelgan en una pizarra, y la gente puede aprobarlas o rechazarlas. Un visitante critica la propuesta de aumentar el salario mínimo a 12 euros la hora. Esta cantidad no le parce suficiente. Otros discuten sobre las promesas electorales. En este barrio muchos sienten simpatía por La Izquierda, pero no concuerdan con todo lo que propone el partido.
Imagen: DW/P. Böll
Al estilo de la Oktoberfest
En la pequeña localidad de Ludwigschorgast, en Baviera, el político Wolfgang Bosbach, de la Unión Social Cristiana (CSU), refuerza la campaña electoral de su colega Emmi Zeulner. El centro del club de fútbol local ha sido decorado con manteles de color azul y blanco, así como con banderas y pancartas de la CSU. Muchos habitantes de los pueblos aledaños han venido a escuchar hablar a Bosbach.
Imagen: DW/P. Böll
Bienvenida la controversia
Al contrario de lo que uno podría suponer, en este evento bávaro no solo se bebe cerveza. El público discute con interés con los políticos cristianodemócratas. Sobre todo se habla de la “cultura alemana”, de patriotismo “verdadero” y “falso”, así como de poner límites a la inmigración. Con su carisma, Emmi Zeulner logra calmar los ánimos.
Imagen: DW/P. Böll
Observadores silenciosos
Este hombre observa el espectáculo con escepticismo. Los partidos cristianodemócratas CDU y CSU han perdido muchos votantes, que se unieron a las filas del partido populista de derecha Alternativa para Alemania (AfD). Y es que, para muchos, la Unión Social Cristiana de Baviera ya no es suficientemente conservadora.
Imagen: DW/P. Böll
Seguidores socialdemócratas
Cerca de cien miembros jóvenes del partido socialdemócrata SPD han viajado a la ciudad de Lübeck para apoyar a su candidato a canciller en la recta final de la campaña electoral. Con pancartas, burbujas de jabón, coreografías y coros reciben al candidato Martin Schulz.
Imagen: DW/R. Oberhammer
Un candidato agradecido
Rodeado de agentes de seguridad, Martin Schulz no deja pasar la oportunidad para saludar a los jóvenes socialdemócratas. Se toma selfies con ellos y dirige palabras alentadoras al grupo. Después el rival político de Angela Merkel contestará en vivo las preguntas del público en un programa de televisión.
Imagen: DW/R. Oberhammer
Un minuto para la prensa
En el estudio de grabación, el público ya espera al candidato a canciller del SPD. Cuando entra, los fotógrafos tienen unos pocos momentos para fotografiarlo. Después los periodistas se tienen que retirar antes de que comience el programa “Arena electoral”, de la cadena ARD. Es la última gran aparición de Martin Schulz en la televisión antes de las elecciones.
Imagen: DW/R. Oberhammer
Campaña electoral y pipa árabe
En el marco de un evento electoral a nivel nacional, los miembros del partido satírico Die Partei se han reunido en la ciudad de Fráncfort, en el este de Alemania. Para ello, rentaron un local para fumar pipa árabe, cerca de la estación central de trenes.
Imagen: DW/R. Oberhammer
De salario a "cerebro" mínimo para todos
Kilian Galle tiene 21 años y es amante del humor y la sátira. Sin embargo, no quiere tener que decidirse por uno de los partidos establecidos. “Somos el centro radical”, explica. A través del humor, Die Partei busca sensibilizar a la gente políticamente.