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Religión

Víctimas denuncian red criminal ante enviado del Papa

22 de febrero de 2018

James Hamilton, víctima de los abusos de Fernando Karadima, habló con DW sobre las reuniones con los enviados papales en Chile y los alcances de la red de encubrimiento en la Iglesia católica.

Chile James Hamilton Missbrauchsopfer eines früheren katholischen Pfarrers
James Hamilton, víctima de los abusos de Karadima, habló con DW sobre la visita a Chile de los enviados papales y los alcances del encubrimiento de abusos sexuales.Imagen: picture-alliance/dpa/AP PhotoL. Hidalgo

"El caso Barros es la punta del iceberg de la red de abuso y pedofilia de la iglesia chilena”, señala en entrevista con Deutsche Welle el Dr. James Hamilton, una de las víctimas que en 2010 hizo públicos los abusos del sacerdote Fernando Karadima. El médico prestó testimonio a los enviados del Papa Franscisco que viajaron a Chile a escuchar las acusaciones contra el obispo de Osorno, Juan Barros, quien fue formado y ha sido un público defensor de Karadima, ex párroco condenado por abusos sexuales a una vida retirada del ejercicio ministerial.

El enviado papal, el arzobispo de Malta Charles Scicluna, tiene amplia experiencia en el tema y ha sido bien valorado por las víctimas. Al enviarlo a Chile, el Papa hizo un gesto decisivo, tras su acontecido paso por Chile en enero, en que el escándalo Barros opacó el mensaje pastoral de su visita. Barros figuró acompañando al pontífice y aseguró que contaba con su aprobación: "El siempre ha sido muy cariñoso y apoyador conmigo”, dijo el cuestionado obispo.

"No hay ninguna prueba (contra Barros). Todo son calumnias”, dijo Francisco al concluir su visita, lo que generó un amplio rechazo. Junto con pedir perdón por sus palabras, encargó a Scicluna reunir  testimonios.

El arzobispo de Malta, Charles Scicluna, fue enviado por el papa a conocer los testimonios en relación con el presunto encubrimiento y complicidad del obispo Juan Barros en casos de abusos sexuales en Chile.Imagen: Getty Images/AFP/A. Solaro

Además de Hamilton, también otras víctimas como el periodista Juan Carlos Cruz, con quien se reunió Scicluna en Estados Unidos, y José Andrés Murillo, han dado testimonio. La agenda de los enviados papales en Santiago, iniciada el martes, ha sido intensa y no se interrumpió siquiera por el inesperado problema médico del arzobispo Scicluna, quien debió ser operado de la vesícula en un hospital de Santiago. En su reemplazo, el sacerdote español Jordi Bartomeu, notario en esta misión, ha sostenido los encuentros. Scicluna se recupera satisfactoriamente y podría ser dado de alta este fin de semana.

Red de poder

 Los abusos de Fernando Karadima, ex párroco de una iglesia de un barrio acomodado de Santiago, se extendieron por décadas. Como director espiritual, tuvo una gran influencia en los jóvenes, que lo veneraban como a un santo. Como en una secta, Karadima logró dominar la voluntad de algunos seguidores, en un marco de manipulación, chantaje emocional, abuso de poder y abuso sexual.

También indujo vocaciones sacerdotales y logró ubicar a sus pupilos en puestos estratégicos en  obispados, el seminario y la Universidad Católica. Aunque tras la condena debió abandonar su feudo, en la sociedad chilena quedaron instalados sus discípulos, quienes han tenido carreras meteóricas. Al igual que el obispo de Osorno Juan Barros, Horacio Valenzuela, obispo de Talca desde 1996, y Tomislav Koljatic, obispo de Linares desde 2003, se formaron al alero de Karadima y salieron en su defensa cuando se conocieron las denuncias. Las víctimas aseguran que estos obispos fueron testigos de los abusos de Karadima y los habrían encubierto.

Antecedentes aportados por el libro "El señor de los infiernos”, de María Olivia Monckeberg, indican que ya en los años 80 un joven habría enviado una carta al arzobispado de Santiago denunciando a Karadima. Juan Barros, entonces secretario del arzobispo, habría eliminado la carta, evitando que se conocieran los hechos.

James Hamilton denuncia que la propia Iglesia no ha respetado en Chile su código de derecho canónico en estos casos, al no haber indagado las acusaciones recibidas el 2001 y 2002. "En cambio, el cardenal Errázuriz fue a decirle a Karadima que había algunas denuncias, pero que no se preocupara porque no iban a prosperar”, acusa Hamilton.

El médico James Hamilton, junto a Juan Carlos Cruz y José Andrés Murillo, fue una de las primeras víctimas en hacer públicos los abusos del sacerdote Fernando Karadima.Imagen: picture-alliance/dpa/Agencia Uno/L. Rubilar

En opinión del médico, en la Iglesia católica hay una red de perpetradores de abuso sexual y cómplices, que va más allá de Karadima: "La iglesia chilena, gracias a varios obispos, como Errázuriz y Ezzati, ha ocultado y protegido a criminales, dejando totalmente desamparadas a las víctimas”.

Hamilton afirma que estas redes se mantienen hasta hoy. Hace poco se conoció un nuevo escándalo, con los abusos de los hermanos maristas. "Esto habla de una red de delincuencia y tiene todos los elementos para acreditar un grupo de asociación ilícita, como puede ser un grupo terrorista”, dice el médico.

Impacto en la Iglesia católica

Aunque oficialmente Scicluna fue a Chile a recoger informaciones concernientes al obispo de Osorno, lo cierto es que esto podría tener mayores consecuencias. Trascendió que representantes de Talca y Linares también se entrevistarían con los enviados papales. A diferencia del masivo grupo Laicos de Osorno, que ha manifestado activamente su rechazo al obispo Barros desde su nombramiento en 2015, denunciantes de otras regiones mantienen el anonimato y habrían sufrido amenazas.

James Hamilton asegura que los discípulos de Karadima "copiaron y todavía son leales a esos patrones aprendidos. Muchas personas en las diócesis de Talca y Linares están sufriendo abusos de poder y actitudes arbitrarias”. Scicluna ha dado garantía de confidencialidad para animar a todos quienes deseen dar testimonio, y seguirá disponible para recibirlos en el futuro, ya sea en persona o por carta.

Tras las reuniones sostenidas, las víctimas han expresado su confianza en la labor del enviado papal. "Las reuniones fueron muy interesantes y productivas”, indica James Hamiliton. También  participaron en la ronda de conversaciones representantes de los Laicos de Osorno, que entregaron un documento de 1500 páginas con evidencias y testimonios, además del Consejo nacional para la Prevención de Abusos a menores y acompañamiento de víctimas, de la Conferencia Episcopal.

Muchas personas han asistido en forma anónima. "Sé de personas que no declararon en el juicio contra Karadima y que son clave. Hoy, después de todos estos años, se sintieron con el valor y las garantías suficientes para declarar. Se han aportado innumerables antecedentes nuevos no sólo contra Karadima y Barros, sino que también contra Errázuriz, Ezzati y varios obispos más, en particular los que han salido del grupo de Karadima”, concluye James Hamilton. El peso de los testimonios recogidos por el arzobispo Scicluna podría dar un nuevo rumbo a la iglesia chilena.