Tras la sentencia del Supremo, el Gobierno en funciones avanzó que la exhumación de Franco (fallecido en 1975) se realizará cuanto antes a fin de que no interfiera en las elecciones legislativas del 10 de noviembre.
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La Iglesia Católica española dijo este jueves (26.09.2019) que no se opondrá a la exhumación de los restos del dictador Francisco Franco y pidió no hacer un uso político del asunto.
El secretario general de la Conferencia Episcopal Española, Luis Argüello, señaló hoy en rueda de prensa que respetan la decisión de la justicia, después de que el Tribunal Supremo decidió el pasado martes dar el visto bueno al proyecto del Gobierno para la exhumación. Argüello señaló que la Iglesia no quiere que este asunto se utilice "en las campañas electorales, ni que sirva para abrir heridas entre españoles".
El portavoz de los obispos españoles confió en que el prior de la abadía del monumento del Valle de los Caídos, que hasta ahora se ha opuesto a la exhumación del dictador, cambie de posición y tenga en cuenta la opinión de su superior jerárquico y de la Santa Sede, que se han mostrado favorables a respetar la decisión de las autoridades españolas. (EFE)
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Guerra Civil Española: ¿una guerra de mujeres?
A 80 años del fin de la Guerra Civil y el inicio de la dictadura franquista, las mujeres republicanas españolas, sobre todo las milicianas, son recordadas como íconos de mujeres modernas que rompieron tabúes. ¿Lo fueron?
Imagen: picture-alliance/CPA Media
Voluntarias
En los días que siguieron al golpe militar del 18 de julio de 1936, muchas mujeres republicanas se alistaron como milicianas y tomaron las armas, en respuesta inmediata a la rebelión de las tropas fascistas del General Francisco Franco contra la Segunda República Española. Se las recuerda como símbolo de la movilización femenina en la contienda que terminó hace ocho décadas, el 1 de abril de 1939.
Imagen: picture-alliance/CPA Media
“Hombres de verdad”
El general Queipo de Llano vociferó en la radio: “Nuestros valientes legionarios y regulares han demostrado a los rojos cobardes lo que significa ser hombres de verdad. Y de paso también a sus mujeres. Esto está totalmente justificado porque estas comunistas y anarquistas predican el amor libre. Ahora por lo menos sabrán lo que son hombres y no milicianos maricones.”
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Ciudadanas
Las mujeres tenían mucho que agradecer a la joven república española instaurada en 1931: derechos civiles y educación, divorcio y aborto legalizados. Habían conseguido el derecho al voto (foto), desde 1933. Ya desde 1931, contaban con diputadas como Margarita Nelken o Victoria Kent, quien fue directora general de prisiones (1934-1936) y las reformó con medidas muy innovadoras para la época.
La figura heroica de la miliciana simbolizó recurrentemente la movilización del pueblo español contra el fascismo.
Imagen: picture-alliance/CPA Media
"Rosario, dinamitera"
Ahí estaba Rosario Sánchez Mora, inmortalizada por el poeta Miguel Hernández, tras perder su mano derecha en combate: “Rosario, dinamitera,/ sobre tu mano bonita / celaba la dinamita / sus atributos de fiera (...) / Rosario, dinamitera, / puedes ser varón y eres / la nata de las mujeres / la espuma de la trinchera.” O Encarnación Hernández y Casilda Hernáez, más tarde, en la Batalla del Ebro.
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No obstante, afirman historiadoras como Ana Martínez Rus y Mary Nash, el número de milicianas fue escaso, No pocas desempeñaron funciones auxiliares en el frente de combate, y su imagen se usó fundamentalmente como acicate para movilizar a los hombres.
Imagen: picture-alliance/Everett Collection
Enfermeras, cocineras, costureras, prostitutas
Ya a fines de 1936, entre los combatientes republicanos se había impuesto la idea de que la guerra era cosa de hombres. Para las mujeres, quedaba sobre todo la retaguardia, en funciones de enfermeras, cocineras, costureras, y hasta prostitutas, documenta Martínez Rus en su libro “Milicianas. Mujeres republicanas combatientes”.
Hombres al frente
Así que las imágenes masculinas del frente de combate, y femeninas de la retaguardia, se impusieron no solo en la propaganda católico-nacionalista de la derecha, sino también en la de la izquierda.
Dolores, "La Pasionaria"
La propia e icónica Isidora Dolores Ibárruri Gómez, mundialmente conocida como "La Pasionaria", que había entrado como diputada comunista al Parlamento en 1933, e incendió la moral republicana con su grito de "No pasarán" en 1936, asumiría desde 1937 un lema republicano bastante machista: "Es mejor ser la viuda de un héroe que la mujer de un cobarde".
Imagen: picture-alliance/CPA Media Co. Ltd
Brigadista internacional
Mika Feldman de Etchebéhère (foto), francesa nacida en Argentina, fue, junto a Ana Carrillo o Encarnación Fernández Luna, de las pocas mujeres que llegó a ser oficialmente capitana. Según Martínez Rus, la única oficial superior femenina que llegó a ejercer de adjunta del Estado Mayor.
Imagen: public domain
"Milicianas, no criadas"
En sus memorias "Mi guerra de España", Etchebéhère relata su experiencia sobre el papel de la mujer en esa contienda. Como en su unidad hombres y mujeres asumían las tareas domésticas por igual, cuenta, uno de los más veteranos protestó, porque en otros batallones eran las mujeres las encargadas de estos quehaceres. Su respuesta: "Las muchachas que están con nosotros son milicianas, no criadas."
Imagen: picture-alliance/Everett Collection
En la retaguardia
Otras brigadistas internacionales como la suiza Anni Thoma-Brunner, que viajó junto a su esposo para incorporarse al frente de combate, como Etchebéhère, tuvieron que conformarse con participar como asistentes sanitarias o apoyar en la retaguardia, documenta la historiadora austríaca Renée Lugschitz, en su libro “Combatientes en España: mujeres extranjeras en la Guerra Civil Española 1936-1939”.
Imagen: picture-alliance/akg-images
"Trece rosas"
No obstante, las mujeres republicanas pelearon y sufrieron en carne propia esta contienda, incluso después del 1 de abril de 1939. Así, trece jóvenes, muchas integrantes de las Juventudes Socialistas Unificadas (JSU) y más tarde conocidas como "Las trece rosas", fueron fusiladas por el régimen franquista en Madrid, el 5 de agosto de 1939, cuatro meses tras finalizar la Guerra Civil Española.