Iglesia salvadoreña celebra noticia de tres nuevos beatos
23 de febrero de 2020
El Salvador es considerado por la feligresía católica como "cuna de mártires" luego de los asesinatos –durante la guerra civil- de San Romero y más de una veintena de sacerdotes y de religiosas.
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El arzobispo de San Salvador, José Luis Escobar, celebró este sábado (22.02.2020) el anuncio hecho por el Vaticano de la pronta beatificación del sacerdote jesuita Rutilio Grande y dos laicos asesinados brutalmente "por odio a la Fe" por ultraderechistas escuadrones de la muerte.
"El hecho que suban a los altares, su martirio, es motivo de gran alegría para todos, para el mundo y para nosotros también", exclamó Escobar al presidir -junto a obispos y sacerdotes, en la céntrica Catedral de San Salvador- una misa de acción de gracias por el anuncio papal. Con San Óscar Arnulfo Romero a la cabeza y una veintena de sacerdotes y de religiosas más -en su mayoría asesinados por denunciar la injusticia social y la represión en el marco de la guerra civil (1980-1992)- El Salvador es considerado por la feligresía católica como una "cuna de mártires".
La fecha de la beatificación de los tres nuevos "venerables” no ha sido revelada, según Escobar. No obstante, la declaración del "martirio" es decisiva para la beatificación, ya que no es necesario reconocer un milagro como en el resto de procesos.
Rutilio Grande, quien tenía 48 años, y los laicos Manuel Solórzano (72) y Nelson Rutilio Lemus (17) fueron asesinados por un escuadrón de la muerte que ametralló el vehículo en que viajaban el 12 de marzo de 1977, en las proximidades de El Paisnal, 38 km al norte de San Salvador. El crimen, que conmocionó a la iglesia, nunca se investigó y se ha mantenido en la impunidad durante 43 años.
Mensaje de Rutilio Grande sigue vigente
El canciller de la curia y vice postulador del proceso diocesano de Rutilio Grande, Rafael Urrutia, aseguró a DW que en El Salvador del siglo 21 todavía "hay circunstancias tan parecidas al siglo 20: pobreza, injusticia, calamidad y explotación, por lo que sigue válido el mensaje de Rutilio y Romero porque el evangelio sigue siendo válido".
Por su parte, Escobar –desde el púlpito- instó a la feligresía que pidiera a Dios ser capaz de darle cumplimiento a "aquello por lo que lucharon nuestros mártires" ya que declaró que "al paso de 43 años –por desdicha- seguimos viviendo en una sociedad de gran injusticia social, de gran impunidad, de maltrato y marginación social".
"Quiero pedir a Dios de que vengan aprobadas por la Asamblea Legislativa leyes que favorezcan al pueblo y que nuestros gobernantes bajen el volumen de la agresión mutua", dijo Escobar entre aplausos. "Es urgente que se apruebe una Ley de Reconciliación Nacional que verdaderamente brinde justicia a las víctimas del conflicto armado", añadió Escobar, pero aclaró que "tristemente no vemos ese esfuerzo en la Asamblea (Legislativa)". El arzobispo también pidió por unas pensiones justas y la aprobación de la Ley General de Agua que "garantice y defienda el derecho humano al agua".
Las críticas de la Compañía de Jesús
Por su parte, el historiador jesuita y miembro de la Comisión Mixta para presentar el proceso de beatificación de Rutilio Grande, Rodolfo Cardenal, explicó a DW que el próximo beato es "uno de los sacerdotes más relevantes de la década de 1960 y 1970 porque, en aquella época, intentó introducir las enseñanzas del Vaticano y trabajó arduamente por la liberación de los campesinos".
El también director del Centro Monseñor Romero de la UCA criticó los recientes enfrentamientos entre el Ejecutivo y Legislativo. "Sin duda, la Asamblea Legislativa es inepta, es holgazana y es ignorante porque la legislación no avanza, llevan unos retrasos notables y cuando hacen algo, ponen parches y los ponen mal”, afirmó Cardenal quien explicó que, para superarlo, Nayib Bukele "pensó que la mejor manera era tomarse militarmente la Asamblea (Legislativa), pero eso tampoco funciona porque los golpes militares producen división, persecución y más inestabilidad política".
ama (DW, afp, efe, La Prensa Gráfica, El Diario de Hoy)
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Óscar Romero, el santo de los pobres y las víctimas de la violencia en América Latina
El salvadoreño Óscar Romero, asesinado en 1980, fue canonizado en octubre de 2018 en El Vaticano. Romero es un ícono de la teología de la liberación, insultada como “comunista”, pero movida por el servicio a los pobres.
Imagen: picture-alliance/dpa/O. Rivera
Lo mataron, pero no pudieron callar sus denuncias
Romero, beatificado en 2015, denunciaba en sus homilías los ataques de los cuerpos de seguridad contra la población civil. Fue asesinado el 24 de marzo de 1980 por un escuadrón de la extrema derecha mientras oficiaba misa en el hospital Divina Providencia de San Salvador, en días previos al estallido de la guerra civil (1980-1992). Su muerte no acalló las denuncias, las hizo más fuertes.
Imagen: Adveniat
Naciones Unidas: "Día Internacional del Derecho a la Verdad"
En El Salvador, Óscar Arnulfo Romero es venerado como héroe nacional y paladín de la paz y la Justicia. En 2011, el entonces presidente estadounidense Barack Obama se arrodilló ante la tumba del "obispo de los pobres". La ONU declaró el 24 de marzo, fecha del asesinato de Romero, como "Día Internacional del Derecho a la Verdad".
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El Vaticano dejó de verlo como a un “comunista”
Tras el acercamiento entre Cuba y Estados Unidos, a fines de 2014, Francisco emitió una señal de reconciliación: monseñor Romero dejó de ser considerado un “revolucionario” o “comunista” y pasó a ser visto como un adalid de los derechos humanos. “También alguien que defiende a los pobres con su vida es un santo”, comentó en esa ocasión el teólogo de la liberación Leonardo Boff a DW.
Imagen: Museo de la Palabra y la Imagen, El Salvador
El mensaje de Romero sigue calando
Con Óscar Romero “pasa una cosa curiosa, y es que cuanto más tiempo transcurre, más gente se entusiasma con él, más gente lo sigue, lo ama, se emociona con su historia, con su figura”, decía el obispo auxiliar de San Salvador, Gregorio Rosa. En toda Centroamérica Romero ya es visto como “un santo de las Américas”.
Imagen: picture-alliance/dpa/O. Rivera
Un mensaje irrefutable: “La Iglesia tiene que vivir para los pobres”
También en Alemania dejó sus huellas, inspirando la creación de organizaciones como la Iniciativa Cristiana Romero (ICR). “Es un ejemplo de solidaridad con los pobres. Ser solidario con los pobres significa darles una voz y apoyar las demandas de los países del sur”, explica a DW Anne Nibbenhagen, de la asociación civil alemana Iniciativa Cristiana Romero.
Imagen: Adveniat
Peregrinos, prelados y juventud
Miles de salvadoreños viajaron al Vaticano para presenciar el acto de canonización de monseñor Óscar Arnulfo Romero. El beato Romero fue canonizado junto a Pablo VI durante un Sínodo de Obispos.
Imagen: Adveniat
Reconciliando a la sociedad
Óscar Romero ha sido una figura reconciliadora de la sociedad salvadoreña. Por un lado, Anne Nibbenhagen, de la Iniciativa Cristiana Romero (ICR), celebra la decisión del Vaticano de canonizar al arzobispo. Por otro, teme que al presentar a Romero como el santo "unificador", se acabe la cuestión de la culpabilidad, en lugar de seguir investigando a los responsables de la violencia y sus causas.
Imagen: Adveniat
Una historia de impunidad
Una Comisión de la Verdad de las Naciones Unidas ha señalado como autor intelectual del asesinato al fundador del partido de derecha Alianza Republicana Nacionalista (ARENA), Roberto D'Aubuisson. No obstante, la Ley de Amnistía, aprobada en 1993, ha impedido que sea juzgado por el crimen. Romero representa a las más de 70.000 víctimas de la guerra civil salvadoreña.
Imagen: Adveniat
Difamaciones en El Salvador, ataques desde El Vaticano
“Él no quería ser político, no le interesaban las ideologías. Solo quería acabar con la violencia y abogar por la justicia. Un mensaje muy actual”, dice el biógrafo Giuseppe Morozzo Della Rocca. “Romero fue difamado como "suversivo" por la oligarquía salvadoreña que informaba a Roma. El prefecto de la Congregación de la época, el cardenal Sebastiano Baggio, lo atacó hasta su asesinato en 1980.
Imagen: picture-alliance
Morir, para convertirse en semilla
Óscar Romero fue asesinado a tiros en el altar, por orden de poderosos políticos. Un crimen que antecedió a la guerra civil entre fuerzas de seguridad, escuadrones de la muerte de ultraderecha y grupos guerrilleros de izquierda. Romero sabía del peligro. Justo antes de su muerte había dicho en su sermón: “El que no asume los peligros de la vida, como la historia nos exige, perderá la vida”.
Imagen: Adveniat
Saludo del Papa, impulsor de la canonización
"A los jóvenes reunidos en días felices por la canonización de monseñor Romero, un saludo grande y mi bendición. Y por favor no se olviden de rezar por mí", pide Francisco. La petición del Papa permite intuir las grandes dificultades para lograr la canonización de un religioso como Romero, cuya misión por los pobres generó un fuerte rechazo en las más altas esferas de la jerarquía católica.
Imagen: pictrue-alliance/dpa/AP/M. Kulbis
Origen modesto
Óscar Arnulfo Romero y Galdámez había nacido en Ciudad Barrios (El Salvador) el 15 de agosto de 1917 y fue asesinado el 24 de marzo de 1980 en San Salvador. Su padre se llamaba Santos y su madre Guadalupe. Una familia modesta. Su padre era telegrafista; su madre ama de casa. Romero vivió la II Guerra Mundial. Fue ordenado sacerdote el 4 de abril de 1942. En la imagen, su tumba en San Salvador.