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¿Ilegalizar a la ultraderecha? Sólo si hay garantías de éxito

Emili Vinagre / pk22 de diciembre de 2008

El reciente ataque contra el jefe de la policía de Passau ha reabierto el debate en Alemania sobre la conveniencia de prohibir el partido de extrema derecha NPD. El fracaso del proceso de 2003 frena a los políticos.

La violencia del entorno neonazi, en auge.Imagen: picture-alliance/dpa

Pese al unánime repudio que la violencia de la ultraderecha despierta en Alemania, sigue faltando consenso a la hora de decidir cómo luchar contra ella. Principalmente, entre la clase política. Como era de esperar, el reciente atentado a cargo de un supuesto neonazi contra el jefe de la policía de Passau (Baviera) ha vuelto a reavivar el debate sobre la conveniencia de ilegalizar el Partido Nacional Democrático Alemán (NPD). Sin embargo, son muchas las voces que se muestran reacias a iniciar un proceso de esta índole.

Sólo si hay garantías de éxito

Y no precisamente porque no rechacen los actos de la ultraderecha. Sencillamente, consideran que la democracia alemana no puede permitirse un nuevo fracaso en su afán por erradicar del mapa político al NPD. En el recuerdo aún permanece muy vivo el recuerdo del fallido intento de prohibición de 2003. Entonces, el Tribunal Constitucional decidió abortar el procedimiento que había iniciado el Gobierno germano y que había obtenido ya el apoyo de las dos cámaras legislativas.

El motivo, que un funcionario del NPD, cuyas declaraciones habían sido utilizadas para fundamentar el proceso, era en realidad un agente infiltrado de la Autoridad de Defensa de la Constitución. Y no era el único. Más tarde se supo que otros agentes infiltrados ocupaban cargos en la dirección del NPD.

El jefe de la policía de Passau, Alois Mannichl, última víctima de la ultraderecha.Imagen: picture-alliance/ dpa

Una presencia que sigue siendo vigente y que volvería a obstaculizar cualquier nuevo proceso de ilegalización. Es por ello que ya se han levantado algunas voces exigiendo la retirada de los agentes infiltrados en el partido ultraderechista. Es el caso de la representante del partido Die Linke -La Izquierda-, Petra Pau. "Mientras no sea eliminada su presencia, una prohibición del NPD ajustada al derecho constitucional está excluida", afirmó Pau.

Luchar con todos los medios

Especialmente prudente es el ministro del Interior germano, Wolfgang Schäuble. Tras el ataque en Passau, Schäuble apostó por "evaluar" la posibilidad de un nuevo proceso contra el NPD. Sin embargo, el titular del Interior comparte con la canciller, Angela Merkel, la necesidad de que esta vez no haya lugar al fracaso. "Si ponemos en marcha un proceso de prohibición, entonces no puede fracasar", dijo Schäuble.

Es por ello que apuesta por otras vías para intensificar la presión contra el mundo de la ultraderecha. Por ejemplo, valorar la posibilidad de endurecer los requisitos para autorizar manifestaciones de carácter neonazi. En esa misma línea, el ministro del Interior de Baviera, Joachim Herrmann, anunció más mano dura contra las páginas de Internet de la ultraderecha. Precisamente, el agredido jefe de la policía de Passau, Alois Mannichl, había sido injuriado en diversas ocasiones en páginas web del entorno neonazi.

Algunos estados federados se mueven

Manifestaciones contra la violencia ultraderechista.Imagen: AP

Pese a que no hay consenso entre la clase política, como se demostró hace pocos días con la falta de acuerdo entre los 16 presidentes de los estados federados alemanes para iniciar un nuevo proceso de prohibición del NPD, algunas regiones alemanas han decidido poner manos a la obra por su cuenta. Es el caso de Baviera y Renania-Palatinado, que han anunciado que estudian la posibilidad de iniciar un nuevo procedimiento contra el partido ultraderechista. La iniciativa cuenta también con el apoyo del estado federado de Turingia.

Mientras tanto, los alemanes se muestran favorables de forma mayoritaria a la ilegalización del NPD. Según una encuesta del Bild, el 65 por ciento apoyarían la prohibición, por un 29 por ciento que son contrarios. También en la calle se expresa el rechazo a los movimientos neonazis y al ataque de Passau. Diversas concentraciones -en Núremberg, Munich y en Fürstenzell, donde reside Mannichl- han mostrado la oposición ciudadana al ultraderechismo.

La ultraderecha, en auge pese al rechazo

Sin embargo, lo cierto es que en Alemania preocupa el aumento de los actos de raíz neonazi y la violencia relacionada con su entorno, especialmente entre la población más joven. Por ejemplo, en la región de Passau, de donde Mannichl es jefe de policía, los delitos con transfondo ultraderechista aumentaron casi un 50% durante el 2009. Un fenómeno que también tiene su reflejo en las urnas, como demostraron los resultados del NPD en las elecciones municipales en Sajonia, el pasado junio. Obtuvo un 5,1 por ciento de los votos, cuando cuatro años atrás apenas había conseguido un 1,3 por ciento.

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