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Impacto económico de riesgo ambiental: más conciencia en Latinoamérica.

25 de marzo de 2010

La degradación de ecosistemas y su biodiversidad puede reportar, en 10 años, pérdidas comparables a varias crisis financieras. Empresarios de países industrializados perciben menos el riesgo, dicen expertos a DW.

Camión cisterna de Shell atraviesa campo de colza en Colonia, empleada para producir aceite vegetal y biodiesel.Imagen: picture-alliance/ dpa

En comparación con sus homólogos de América Latina y otras regiones del mundo, los empresarios de países industrializados de Europa occidental y Norteamérica tienen una percepción considerablemente menor del riesgo que la desaparición de especies animales y vegetales representa para sus empresas, dio a conocer un estudio internacional de la Sociedad de Consultoría y Auditoría Empresarial PricewaterhoseCoopers (PwC), esta semana en Frankfurt del Meno.

El estudio - que encuestó a 1200 gerentes de las ramas del transporte y la logística, la energía, la industria química y farmacéutica, así como el comercio minorista de todo el mundo - halló que un 53 por ciento de los participantes en América Latina, un 45 por ciento en África, un 36 en el Medio Oriente y un 34 en la región Asia-Pacífico observan la reducción de la diversidad biológica como una amenaza para el desarrollo económico de sus empresas. Esta cuota sólo ascendió a un 18 por ciento entre los europeos occidentales y un 14 por ciento entre los norteamericanos.

La escasez de agua es más visible en África, lejos de Europa.Imagen: AP

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En Europa y Norteamérica, con resultados favorables de rendimiento económico y retorno de inversiones, “no nos percatamos de que muchas de nuestras importaciones producen consecuencias en los países de origen (en Suramérica o en Asia, por ejemplo)“, explicó a DW Barbara Wieler, consejera de Soluciones Empresariales Sostenibles en PwC Alemania.

ONU, Programa para la Alimentación: mujeres esperan por alimentos frente a sede en Kabul.Imagen: picture-alliance/ dpa

Las empresas que producen en los llamados países emergentes o en vías de desarrollo - principales proveedores de materias primas para la economía mundial - tienen una mayor percepción del riesgo porque lo tienen ante sí. “En Europa la naturaleza ya fue saqueada hace mucho y los norteamericanos tienen un país muy grande y una menor percepción del límite de los recursos”, opinó Carsten Neßhöver, geoecólogo del Centro Helmholtz para la Investigación Ambiental en Leipzig y uno de los coordinadores del estudio global The Economics of Ecosystems and Biodiversity (TEEB), encargado por el Programa Medioambiental de Naciones Unidas (UNEP).

Unas 30 especies desparecen diariamente en el planeta, estiman las Naciones Unidas. Y esto ocurre 100 veces más rápido que lo que sería explicable de acuerdo con los mecanismos naturales de la evolución. Pero los intereses económicos a corto plazo siguen teniendo aún prioridad sobre la protección de los recursos naturales a largo plazo.

Pérdidas por valor de varias crisis financieras

En unos 11 billones de dólares se estiman las pérdidas generadas por la reciente crisis económica y financiera internacional para la economía mundial. Según cifras del estudio sobre La Economía de los Ecosistemas y la Biodiversidad (TEEB), “la degradación global del ecosistema y sus servicios al ser humano genera, cada año, pérdidas macroeconómicas por valor de unos 3 a 5 billones”, dijo Neßhöver a DW.

2010 fue declarado por Naciones Unidas “Año Internacional de la Biodiversidad”. Se supone que la comunidad mundial integre esfuerzos para la implementación de políticas de desarrollo y modelos económicos sostenibles. Sin embargo, los Ministros de Medioambiente de la Unión Europea han extendido una vez más el plazo para frenar la desaparición de la flora y fauna en extinción en el continente.

Cartel durante el Congreso sobre Biodiversidad en Bonn, 2008Imagen: AP

El objetivo, fijado desde el 2001 para el 2010, se aplazó este mes en Bruselas para el 2020. Entonces, las consecuencias económicas de la explotación descontrolada de los ecosistemas y su diversidad biológica podrían compararse a los de varias crisis financieras de similar envergadura a la reciente, calculan los expertos.

¿Europa debe dar el ejemplo?

Con el compromiso de destinar 500 millones de euros para preservar especies animales, Alemania pretende dar un buen ejemplo. La secretaria de Estado para la Protección del Medio Ambiente, Katherine Reiche, ha llamado al resto del bloque europeo a cumplir sus obligaciones de cara a la 10ª Conferencia de las Partes de la Convención sobre Diversidad Biológica de Naciones Unidas, que se celebrará en octubre en la ciudad japonesa de Nagoya (COP10). Pero la sombra del fracaso de la COP15 en diciembre pasado en Copenhague, que no consiguió firmar un acuerdo vinculante para frenar el cambio climático, no parece proyectar buenos augurios.

La regulación legal y las medidas de incentivo para implementar modelos económicos sostenibles son muy claros en Europa. Los eventos informativos y de debate sobre estas temáticas son frecuentes. Pero las políticas no bastan a la larga si no logran cambiar la cultura, advierte la consejera de PwC, Barbara Wieler.

Cifras para cambiar la mentalidad

Junto a la regulación y las medidas de financiamiento, lo más importante es que contemplemos en nuestro esquema de pensamiento “que el paneta que tenemos hoy es el mismo que tendremos en los próximos 50 y 100 años, que somos responsables hoy de que las futuras generaciones reciban un mundo habitable, que puedan disfrutar de seguridad alimentaria, que estén protegidos de inundaciones, que evitemos la desertificación”, señaló Wieler a Deutsche Welle.

Empresa farmacéutica Bayer Schering, sede de BerlinImagen: picture-alliance/ ZB

Hacer entender esto al mundo empresarial es una tarea harto difícil. La industria farmacéutica, por ejemplo, ha reconocido que el 50 por ciento de sus principios activos provienen de plantas curativas que pueden desaparecer en los próximos 10 a 30 años, por causa de la reducción de la biodiversidad. Unos 20 mil millones de euros del negocio famacéutico se perderían con ello a nivel internacional, aseguró Wieler.

Con tales evaluaciones de su impacto económico, las empresas encuentran puntos de contacto con el problema. De ahí que sea vital observar aspectos adicionales en los estándares de evaluación de las empresas en los mercados financieros.

Ya existe un índice Down Jones de sostenibilidad, la industria ha implementado sistemas de certificación para la explotación de recursos forestales, marítimos, entre otros. Y en el ámbito político, en el contexto del cambio climático, hay una discusión vigente sobre el pago por servicios del ecosistema. Pero los mecanismos disponibles aún no son suficientes, insistieron los expertos.

¿Qué hacer?

Los aspectos ecológicos y económicos tienen que observarse conjuntamente. “Los políticos, empresarios, mercados financieros y organizaciones de cooperación para el desarrollo son responsables por ello”, concluyó la consejera de PwC.

Protesta en Cumbre del Clima en Copenhague (COP15).Imagen: picture-alliance/ dpa

Por lo pronto, el estudio de la UNEP, The Economics of Ecosystems and Biodiversity (TEEB) , tributa a las instancias políticas locales y nacionales, con recomendaciones concretas sobre cómo usar determinados instrumentos económicos para proteger la biodiversidad.

Además el TEEB produce informes diferenciados para el sector empresarial global y local, sobre los riesgos económicos del fenómeno para los diversos sectores y empresas, así como las posibilidades de asegurar sus beneficios a largo plazo a través de una administración sostenible de los recursos. Las nuevas cifras que deben ayudar a convencer a la industria, verán la luz en un informe de julio de este año en Londres.

Autor: Rosa Muñoz Lima

Editor: Enrique López Magallón

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